A la hora de evaluar por qué una persona no realiza una determinada conducta solemos establecer 2 juicios evaluativos: o no puede hacerlo, o no quiere hacerlo.
#psicohilo
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Lejos de explicaciones internalistas-esencialistas, la psicología científica ha desarrollado procedimientos de entendimiento del comportamiento (las variables de las que es función), así cómo sobre modificar este y poner la conducta bajo el control de unas variables más adecuadas
Estos procedimientos implican la aplicación de los principios del aprendizaje al cambio de conductual siendo, además, una perspectiva y modo de abordaje de gran utilidad.
Desde la psicología científica, los ejemplos arriba expuestos (no se puede, o no quiere hacerse) se podrían traducir a dos concepciones cualitativamente diferentes:
(1) no se dispone de las conductas necesarias para realizar el comportamiento (o bien no están controladas por los estímulos adecuados) , o (2) no se dispone de las condiciones necesarias que motiven su conducta.
Aunque esta separación pueda ser, en cierto modo, artificiosa (podría discutirse si es posible desarrollar habilidades sin "motivar" la conducta, esto es, sin la presentación de reforzadores), en este hilo vamos a centrarnos en el 1º de los casos, dejando el 2º para otra ocasión.
La estrategia de intervención puede ser variada (modelado, moldeado, encadenamiento, ayudas al estímulo o procedimientos de generalización), y dependerá de la evaluación que llevemos a cabo del problema (lo que esperamos conseguir y por qué no se consigue, qué falta).
Pongamos el ejemplo de un niño aprendiendo a hablar. Cada vez que un niño emite un sonido (coche) que es una aproximación más cercana a la palabra asociada al estímulo presente, los padres refuerzan efusivamente a ese niño. Esto constituiría el procedimiento de moldeamiento.
El moldeamiento o reforzamiento diferencial consiste en el refuerzo de conductas progresivamente más cercanas a la conducta final esperada, mientras se extinguen las que no son cercanas a esta.
Posteriormente, si aparece una conducta más parecida que la anterior a la conducta esperable, se reforzará esta, y conductas aproximadas anteriores dejarán de reforzarse (por ejemplo, cuando el niño empieza a decir "oche" en lugar de sólo "co").
Otra posibilidad es que los padres repitan la palabra muchas veces delante de ese niño, enfatizando en los movimientos bucales necesarios para emitir la palabra. En este caso, hablaríamos del procedimiento del modelado, que consiste en la imitación de una conducta.
En el caso de que se requiera realizar una secuencia de conductas, el encadenamiento es la opción más deseable, en el que cada conducta reforzada actúa posteriormente como Ed para la realización del siguiente paso. Aprender a bailar puede ser un ejemplo de esto.
Puede ocurrir, en otras ocasiones, que ya se disponga de esa conducta esperable en su repertorio, pero no sepa cuándo utilizarla. En este caso, el problema estaría en que hay variables del medio que deberían controlar su conducta y no lo hacen, o lo hacen otras que no son útiles.
Imaginemos una persona que dispone de buenas habilidades conversacionales, pero las utiliza indebidamente (hace preguntas no oportunas para el grado de intimidad con quien conversa, o bien no responde cuando otras personas muestran señales de que desean una interacción verbal).
En estos casos, la aplicación de ayudas podría ser de utilidad. Una "ayuda" no es más que una forma de hacer los estímulos discriminativos que controlan una conducta más salientes, o asociarlos a claves que sí la controlen, de forma que es más probable que se dé la conducta.
(Esto referido, principalmente, a las ayudas referidas a los estímulos, pero también podrían aplicarse ayudas referidas a la emisión de respuestas, como la instrucción como ayuda verbal, las instigaciones físicas o el mismo modelado, ya comentado).
Así pues, en un ensayo simulado, reforzaríamos la conducta de comunicación adecuada de esa persona ante la aparición del Ed adecuado (hacer preguntas genéricas cuando la otra persona con la que estamos hablando es recien conocida).
La ayuda aplicada podría ser alguna señal que recuerde a la persona que está en una situación de interacción con una persona conocida, o bien que la misma persona se auto-aplique la instrucción verbal que se lo recuerde.
Suele ser necesario añadir desvanecimiento estimular. Es decir, una vez adquirido el control estimular (aprendizaje discriminativo) por la ayuda, esta se va desvaneciendo gradualmente, de forma que la conducta queda mantenida ante el estímulo que aparece en situaciones naturales.
Igualmente, es relevante la generalización de estas conductas a situaciones naturales, por lo que, tras el aprendizaje de las conductas y su adecuado control estimular, se hace necesaria la variación de otros estímulos del contexto, así como del mismo Ed que controla la conducta.
Para el caso de las situaciones sociales, las expresiones de otras personas que nos indican receptividad para el intercambio verbal son bastante variadas, en función de la persona y el contexto.
Por ello uno de los problemas más relevantes del entrenamiento en habilidades sociales es su escasa generalización. Pero, desde una perspectiva centrada en la aplicación de los principios del aprendizaje a la modificación de conducta, se pueden conseguir grandes resultados.
Y esto constituirían una serie de ejemplos sobre los diveros procedimientos de modificación de conducta que pueden aplicarse el trabajo del psicólogo/a, ya sea en niños, ancianos, o en adultos.
Las posibilidades que nos otorga el conocer estos procedimientos básicos son grandísimas. Incluso, una vez que son bien conocidos, podemos observar que muchas de las "técnicas" antes utilizadas bajo otro nombre (como "reestructuración cognitiva"), realmente responden a estos
mismos principios y procedimientos (moldeamiento, extinción, etc), que no sólo nos permiten explicarlos mejor, sino que nos dan más flexibilidad y potencia a la hora de aplicarlas, con el fin de ayudar a las personas a alcanzar el cambio de comportamiento deseado.
