(Hilo)
Revelaba que la senadora no había puesto atención al discurso de López Gatell en la reunión y, más importante, exhibió que la panista omitía la explicación dada, reiteradamente desde hace meses, sobre las cifras y discrepancias.
Pero una senadora está aún más obligada que un reportero a no omitir ni desestimar la información pública, porque ella misma es funcionaria y sus decisiones afectan a todos.
Apenas horas antes, el PAN en el congreso de Guanajuato impuso ley medieval para que las mujeres no decidan sobre sus cuerpos, usando argumentos delirantes como que "quien aborta se vuelve adicta".
-Carlos Abascal negando derechos laborales a las mujeres en 2001 diciendo que "no se deben masculinizar".
-Fox llamando "lavadoras de dos patas" a las mujeres en 2005.
-El "Jefe Diego" llamando "viejerío" a las mujeres desde 1994.
-Calderón haciendo mofa de la profesora Delfina Gómez por su nombre.
Sobran ejemplos.
Salvo por ahí excepciones contadas, el PAN vive en ese oscurantista tenor.
No sólo basan su acusación en una mentira. Lo peor del caso es que endosan a López Gatell sus propios defectos, que han manifestado consistentemente en toda su vida política.
La senadora acusa falsamente de "misoginia". Con eso, no sólo miente sino que se burla de las muchas mujeres que en la vida real sí son víctimas a diario de ese mal.
Misoginia es que haya diez feminicidios diarios y mujeres sometidas a leyes medievales contra su libertad reproductiva.
Y lo trivializan empleando mal conceptos serios y delicados para victimizarse a lo tonto.
Y así de mal se ve toda la bola de comentócratas y politicastros que tuercen conceptos para denostar al gobierno.
Y ponen de relieve una característica universal de la reacción: son victimarios con discurso de víctimas.
La senadora panista es un ejemplo más de eso.
En esos desplantes, más que críticas a la estrategia de salud pública del gobierno, el PAN muestra berrinches de impotencia.
Ojalá entiendan, por el bien de todos, que ser carroñeros no es ser críticos.