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El odio a la meritoracia.
Muy parecida a la política kirchnerista del odio al cheto, pero con palabras más dulces para disimular ese rencor.
Habiendo tantos Borges disponibles para potabilizar el agua, optaron por la anti-meritocracia poniendo a una "militante del pueblo".
O quizás todo esto sea la verdadera meritocracia: hacerse rico a costas de un discurso clasista de odio entre masas empobrecidas.