Todo comenzó con esta investigación publicada por el New York Times: nytimes.com/2019/07/23/hea…
La investigación mostró con detalle cómo se podía hacer seguimiento a menores de edad, a estrellas de Hollywood e incluso a personal del círculo íntimo presidencial, fácilmente, usando datos “anonimizados” y algo de fuente pública.
Lo que no podemos entender, ni debemos aceptar, es que la información de ubicación, que los móviles generan en conjunto con la infraestructura aunque no tengan GPS ni Bluetooth, sea entregada a terceros sin preguntarnos, o por último sin preguntarle a un juez.