Thread by @RafaelPoulain

Pongan atención que hoy las voy a contar la historia de Horacio Cocles, el héroe que se enfrentó él solo a un ejército.

Muchos conocen el famoso cuadro de Jaques-Louis David, “El Juramento de los Horacios”, que de acuerdo a una leyenda que recoge Tito Livio, nos habla del funesto destino de dos familias rivales, Los Horacios y Los Curiacios, acá les hablo un poco de eso:
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Bueno pues el protagonista de nuestra historia de hoy pertenecía a la familia de los Horacios, de hecho casi todos los varones de dicha familia se llamaban Publio, Marco, Cayo y Lucio, pero ninguno se llamó “Cocles” y eso es un detalle curioso, ya verán por qué...

Hagamos una pausa para hacer algo que les ayudará a entender un poco mejor la historia Romana y tiene que ver con el misterioso nombre de Cocles.

Para empezar les cuento que en Roma el nombre no era tan importante y no había muchos, lo que importaba era el “Nomen” de su “Gens”

Esta es una buena ocasión para explicar el tema de cómo se elegía el nombre en Roma y ya verán por qué aquello de “Cocles” es extraño

Así que atentos que es algo complejo. Y lo primero que tienen saber, es que el hombre lo elegía el Pater Familias, es decir, el padre de familia.

Que por cierto podía decidir si un niño entraba o no en su familia.

Si decidía que no, pues lo abandonaba por ahí o no lo reconocía dentro de su familia, pero si decidía que sí, entonces le daba un nombre.

Con las niñas era un poco más sencillo porque las mujeres tenían sólo dos nombres el “nomen” y el cognomen, el nomen es como el equivalente a nuestro apellido y el cognomen es una especie de apodo.

Ese apodo a veces no tenia nada que ver contigo, y les voy a explicar eso ...

El nomen (apellido) depende de tu Gens, algo así como tu familia, o mejor dicho muchas familias que descendían de un antepasado en común.

Como Julio César que era de la Gens Julia (ese no era su nombre pues)

Así que Julia era tu apellido y tu apodo podía ser hija de, o ...

Si eras la primera hija simplemente te llamaban “Julia Prima” o Algo relacionado a tu padre.

Pero los nombres de las mujeres casi que no importaban.

En el caso de los varones era mucho más complicado pero se los voy a resumir y una vez terminado podrán entender mejor la historia Romana y la de nuestro protagonista. Aunque para este punto ya saben que no se llama Horacio, se llama Cocles.

Hoy se llamaría Cocles Horacio pues.

Los hombres de entrada sí tenían praenomen (nombre), un nomen y el cognomen.

El praenomen era tu nombre de pila, el nomen el apellido y el cognomen es un apodo, por ejemplo “Cayo Julio César” que era casi calvo y por eso le decían “Cesar” (cabellera).

“El pelos” casi casi.

Pero podías ganarte otro ... “nombre” por llamarlo de alguna forma, y se llamaba Agnomen, te lo ganabas casi siempre en batalla, como Publio Cornelio Escipión Africanus.

El “Africanus” se lo ganó al derrotar a Aníbal Barca (que era africano).

Y así se componían los nombres 🤓

Esto es un pasito más adelante para entender el mundo romano antiguo, si tienen dudas luego seguimos pero lo de “Cocles” es raro porque según Plutarco significa cíclope, y como ningún antepasado de Cocles se llamó así, seguramente era un apodo para burlarse de que era un tuerto.

Si han visto los lives de los jueves en Instagram, quizá recuerden que les conté cómo se expulsó al ultimo rey de Roma (Tarquinio el soberbio) y se instauró una republica.

Luego les cuento bien la historia de ese último rey pero les adelanto que no se dejó vencer fácil.

Este personaje de sangre etrusca fue con Lars Porsena, rey Etrusco y le pidió ayuda.

Lars vio la oportunidad perfecta de acabar con Roma y se puso al mando de un gran ejército.

Los romanos mandaron a varios asesinos sabiendo que no podían ganar la guerra.

No piensen en las legiones romanas como en las películas, ese ejército vendría después con unas reformas que hizo un señor llamado Cayo Mario, por este entonces el ejército se parecía a la de la antigua Grecia y dependía no de su fuerza en conjunto sino del valor de cada uno.

Por ejemplo, sabemos que en el 509 a.C. El senado mandó a Cayo Muncio, un valiente joven que se infiltó en el campamento Etrusco y trató de asesinar al rey Lars. Pero fue capturado antes de lograr su cometido.

Para demostrar que no les tenía miedo puso su mano sobre el fuego

Y soportó así mientras pronunciaba un discurso sobre la voluntad y valor de cada Romano

Impresionó tanto a los etruscos que lo dejaron ir, pero jamás pudo usar de nuevo bien la mano. El ejército invasor avanzaba cada día sin encontrar resistencia hasta que llegaron al Jániculo.

El Jániculo es un monte, y junto al puente Sublicio eran la primera línea de defensa de Roma.

Como dato curioso ese fue el primer puente que se construyó en la ciudad, si los invasores lo cruzaban todo estaría perdido.

Y ahí estaba nuestro protagonista, Horacio Cocles, bajo el mando de dos cónsules que el senado había enviado para defender la ciudad; Marco Valerio Voluso y Tito Lucrecio Triciptino.

Ambos dieron un apasionado discurso a sus hombres y se enfrentaron a los etruscos en el Jániculo

Minutos después estaban tirados en el suelo, heridos y aterrados, sus hombres pensando que estaban muertos corrieron para cruzar el puente y refugiarse en la indefendible ciudad, pero Horacio Cocles al notar que uno de ellos seguía vivo se acercó y le dijo...

... que ordenara que se destruyera el puente antes de que los etruscos lo cruzaran, sólo así podía salvarse la ciudad.

La orden se dio pero era demasiado tarde, los etruscos ya estaban a la mitad del puente, y entonces Cocles dio la vuelta y se enfrentó él solo a los invasores.

Se dice que dos veteranos llamados Larcio y Herminio se unieron a su lucha pero los tres hombres resultaron heridos. Los viejos soldados se fueron pero él se negó y siguió peleando para tratar de ganar tiempo.

Sabía que sólo necesitaba resistir un poco más pero perdió su espada

Como pudo tomó una lanza y herido, probablemente tuerto y casi sin fuerzas, siguió peleando hasta que de pronto el puente cayó.

Lo último que dijo fue: “Padre Tíber, te ruego recibas en tu corriente propicia estas armas y a éste guerrero tuyo”

Roma estaba salvada.

El rey etrusco no se atrevió a más y se conformó con un tratado de paz donde obligó a los romanos a no fabricar más armas y entregarle un grupos mujeres, niños y niñas para que sirvieran de rehenes/ esclavos.

Pero una chica llamada Cloelia se escapó liberando a varios.

Al final la atraparon pero Lars Porsena sabía que los romanos eran cosa seria y admiró tanto a Cloelia que dejó que ella eligiera a la mitad de los rehenes y los liberara, ella dejó ir a todos los niños y niñas y las mujeres se sacrificaron.

¿Pero, qué fue de Horacio Cocles?

Algunos dicen que cayó tan fuerte que se rompió una pierna y jamás pudo caminar bien de nuevo, pero le dieron una gran extensión de tierra, una fortuna y le hicieron una estatua de bronce. Aunque según Polibio, sólo recibió la estatua como homenaje ya que murió en la caída.

Como sea su historia termina aquí, pero en Roma nunca se olvidó a este gran héroe, que se atrevió a lo que nadie más y aunque todos pensaron que estaba mal, al final todos terminaron tragándose sus palabras.

Por eso su historia nos enseña que...

Nunca te desanimes en una situación adversa, tu actitud frente a ella es lo único que puedes controlar.

Escucha tu corazón, avanza a tu ritmo y jamás olvides que no debes escuchar “Críticas constructivas” que vengan de gente que nunca ha construido nada.

Fin.