Esta semana se produjeron dos comunicados que parecieran moverle el piso a los actores políticos del país y que comparten varios rasgos en común. Me refiero a la comunicación de Borrell como Min. de Asuntos Exteriores de la UE y al comunicado de la Conferencia Episcopal (CEV).
Ambos señalan que las condiciones políticas e institucionales -en medio de la pandemia- conllevan a unos comicios que no son ni libres ni justos. Ambos hacen ver también que la Asamblea Nacional llega al final de su periodo constitucional y que por lo tanto toca su renovación.
Sin cambios en las condiciones electorales -legalización de los partidos, nombramiento CNE, presos políticos, régimen de inscripciones e integridad del sistema electoral- es imposible para la UE enviar una mision de observación para legitimar el proceso. La CEV coincide.
Borrell hace ver que han habido negociaciones con distintos actores, tanto del oficialismo como de la oposición, e incluso con grupos críticos dentro del G4, que buscan modificar esas condiciones para participar. El único actor que acepta participar sin modificaciones es la MdN.
El oficialismo estaría dispuesto a otorgar algunas concesiones -no todas- que serían aceptadas por algunos opositores, y que según Borrell, van en la dirección correcta pero que no son suficientes. El CEV avala la necesidad de seguir luchando por esas condiciones para participar.
La CEV insiste en que si bien corresponden las legislativas -y por ello hay que evaluar con objetividad la participación- tampoco dejan de insistir en que es inexorablemente necesario repetir las elecciones presid. del 2018 que fueron declaradas fraudulentas.
Ningún actor -ni Borrell ni la CEV- confirman ni nombran la tesis de la “continuidad adm” del gob. interino después del 5E 2021 -tampoco la niegan- lo cual hace pensar que el G4 corre un riesgo, tanto internacional como doméstico, de insistir con esa tesis. No parecen convencidos
La CEV señala que la abstención -que conlleva a no reconocer las legislativas y a la cont. adm. o algún otro modelo de gob. de emergencia nac.- podría consolidar el inmobilismo de la sociedad en medio de la pandemia. Borrell se inhibe de calificar la estrategia. Solo toma nota.
Borrell solicita que el oficialismo postergue las parlamentarias, negocie condiciones y que resuelva el problema institucional. El G4 reitera cerrado el capítulo Noruega semanas antes. Maduro se percibe asimismo fortalecido. Y no hay incentivos para retomar el proceso.
El CEV señala que la abstención no es una estrategia y que el liderazgo se desconectó de la sociedad y después de las parlamentarias podría haber un inmobilismo aún mayor centrado en la supervivencia individual. La CEV reclama una alternativa concreta que sea realista.
Borrell por su parte pareciera quedar cada vez más frustrado frente a la incapacidad de los venezolanos de resolver el conflicto político e indica que va a informar sobre el tema a los ministros de la UE y a los Estados del Grupo Internacional de Contacto al que se une Argentina.
La deriva del país -una tragedia que crece exponencialmente - pareciera estar decantándose más hacia una consolidación autoritaria que a una transición, hacia una permanencia indefinida de sanciones secundarias y hacia una opo. con un gobierno interino más debilitado.
La pandemia, el colapso final de la producción petrolera, el empobrecimiento y una desigualdad de los más altos de la región nos deja huérfanos en busca de una resolución que la élite política no produce. No es sólo incertidumbre; también es agonía. Borrell y la CEV lo alertan.
