Y como cada año y como me jure a mi mismo hace años, vengo a recordar a mi abuelo, fusilado junto a su hermano Ramon el 25 de Agosto de 1936 después de 7 días de palizas y torturas a manos de las hordas marxistas y socialistas. 
Cuando le sacaron de la cama no sabía el motivo. El verano en la Sierra de Madrid para el que veraneaba allí era tranquilo y pacifico. Pero enseguida se lo explicaron; “por Catolico, por ser un capitalista explotador y enemigo del pueblo”.
Lo detuvieron junto a su hermano Ramon, de 23 años. A ambos se lo llevaron y jamás se les volvió a ver. A su madre, mi bisabuela Benita, le dijeron que estaba preso. Ella, día tras día, les llevo comida y pañuelos limpios. Los milicianos los recogían.
No satisfechos, raparon la cabeza a sus hijas, mis tías Lorenza y Paca, para escarnio público. Mataron el ganado a tiros y durante los años de la guerra padecieron auténtica miseria y hambre solo ayudados por buena gente del pueblo q se apiadaron de ellos.
Poco antes de que los marxistas huyeran de la zona a principios de 1939 mi bisabuela acudió a “la casa del pueblo” a rogar por la vida de sus hijos. Los milicianos sacaron una caja enorme de pañuelos. Pañuelos acumulados durante 3 años.
Mi tío Ramon no soportó las torturas y murió, posiblemente por un fallo cardíaco o lesiones antes de llegar al paredón. A mi abuelo le hicieron cargar con su cadaver hasta la pared del cementerio donde fueron fusilados junto a 13 personas más.
Hasta donde yo se por testigos presenciales no hubo gritos ni arengas de heroe. Solo llanto, miedo y ruegos por su vida. Su mujer, mi abuela, estaba embarazada de 8 meses de mi padre.
No hubo piedad.
Y yo jamás olvidaré tu muerte, Vicente.
#MemoriaHistorica
No hubo piedad.
Y yo jamás olvidaré tu muerte, Vicente.
#MemoriaHistorica
