Pese a la derrota del PSG en la final, no cabe duda que el futbol francés está en la cima del mundo. Campeones en 2018 y proveedores de 23 jugadores de los semifinalistas de Champions, incluido el autor del gol del título Kingsley Coman. ¿Cuál es el secreto de su éxito? Va hilo 
No muchos se acuerdan hoy, pero hasta 1982, e incluso hasta 1998, Francia era una potencia menor en el mundo del futbol. Les Blues no habían asistido a los Mundiales de 70, 74, 90 y 94, y sólo el Olympique de Marsella había ganado la Champions, con escándalo de sobornos incluido.
De hecho, el fut ni siquiera era el deporte principal en el país. En el suroeste dominaba el rugby, y en general muchos franceses no lo veían con buenos ojos. Los intelectuales lo consideraban una pérdida de tiempo, y las clases medias deploraban su ambiente ultracompetitivo.
El título en Francia 98, y la composición multiétnica del equipo comenzó a cambiar esa perspectiva, pero las semillas ya se habían sembrado desde diez años antes, con la creación de la academia de Clairefontaine, cuya idea era atraer y formar a los mejores talentos del país.
La idea de formación del centro fue concebida por el futuro DT del Liverpool, Gérard Houllier, y se trataba de reclutar a los mejores talentos de 13 años y formarlos hasta cumplir los 16, donde podrían firmar ya por clubes profesionales. El primer caso de éxito fue Thierry Henry
De hecho, Tití fue el único graduado de Clairefontaine en Francia 98, pero el título sembró las semillas para que el país entero entendiera la importancia de la captación y formación sistemática. Todos los clubes abrieron academias y la Federación tiene 13 centros regionales.
Así, Francia se fue haciendo poco a poco potencia mundial, aunque no sin sobresaltos. A principios de la década pasada, tras el ridículo en Sudáfrica 2010, Houllier entendió que en el país estaban apostando a un perfil demasiado físico. De hecho, por eso Griezmann acabó en España
Así, se desarrolló una nueva metodología, para que los jóvenes jugadores fueran libres de demostrar sus talentos de distintas maneras y que su educación trascendiera el terreno de juego. Y se enfatizó con los clubes la importancia del desarrollo, no de los resultados inmediatos.
Por supuesto, esto no se pudo hacer sin la colaboración estrecha entre la FFF y los clubes. Francia tiene un sistema deportivo bien estructurado, casi jerárquico, en el que la FFF estructura los planes y los clubes suelen hacer caso. El sistema de academias es el mejor ejemplo.
Es muy difícil pensar otro país en el que una Federación nacional pueda estructurar un sistema de 14 centros de enseñanza y que los clubes deban esperar a que los jóvenes se gradúen, pero así pasa en Francia. Y ese fue el caso de Mbappé, que tardó en decidirse por Mónaco.
Ojo que los clubes también tienen sus academias, sólo que el sistema de formación de la Federación tiene un enorme prestigio, por sus graduados y por su insistencia en repensarse constantemente para mantenerse en la vanguardia. Los jóvenes sueñan con entrenar en sus instalaciones
Además, Francia tiene otras ventajas. Una muy importante es su constitución étnica, con jugadores de distintos orígenes. La selección ha sido una verdadera mezcla. Desde los Pirès (portugués), Dhorasoo (indio), Zidane (argelino), Henry (caribeño) y Mbappé (argelino-camerunés)
Y a esas ventajas genéticas les suman las que tienen muchos otros europeos occidentales, un PIB per cápita alto, una mejor alimentación, un sistema educativo fuerte e instalaciones de primer mundo. Incluso en los estratos más necesitados, la situación no es como en otras partes.
Y, para rematar, hay otra ventaja. Los suburbios parisinos son probablemente la zona con mayor concentración de futuros futbolistas en el mundo. 8 campeones del Mundo en 2018 salieron de ahí, más seleccionados argelinos, senegaleses,marroquíes, cameruneses espn.co.uk/football/blog/…
Esto provoca que, desde niños, los futbolistas estén en contacto con otros jugadores igualmente talentosos y que tengan que aumentar su nivel para poder destacar. Cuando llegan a Clairefontaine u otras academias, su nivel ya es altísimo. Y ahí, tienen a DTs listos para pulirlos.
¡Ah! Porque en Francia también existe la Dirección Técnica Nacional, donde se dictan las pautas a todos los entrenadores de equipos profesionales en el país. Eso permite que se marquen pautas y se cambien de acuerdo con las distintas tendencias en el futbol.
En resumen, Francia lo tiene todo, las condiciones propicias para que el talento surja y se desarrolle, una cultura ganadora, y un país que aun con problemas, permite que no se pierdan por el camino. Preparémonos porque estos últimos años seguramente serán solo el principio.
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