Este momento en el país es crítico. De él dependerá - junto con otros procesos que se avecinan, como las elecciones nacionales - algunos de los principales elementos de la configuración del Estado (no me refiero al Gobierno, sino en sentido amplio) costarricense.
Intención en negar crítica no hay, ésta siempre prevalecerá. Pero, estamos en un momento histórico que requiere lo que se llama un "juego de mínimos". Ningún grupo, ninguno, absolutamente ninguno está dispuesto a ceder. Todos quieren la representación máxima y dominar la agenda.
Cada quién sostendrá sus argumentos con lo que le parecerá lógico y obviamente detrás de todos hay razones y de peso. Pero debemos entender que el proceso ni debe reducirse a lo fiscalista o económico, es también y fundamentalmente un proceso político.
Debe tenerse en claro que una mesa de diálogo nacional 1) no se trata de un sistema representativo (sino imaginémonos el proceso de convocatoria y de asignación de espacios que debería de darse) con una tabla de criterios que debería quedar a prueba de balas...
Mientras tanto, no nos reunimos nunca. 2) En medio de una crisis, más que cuestionar la representación por sectores, deben señalarles las ideas. ESE es el punto principal. Lo relevante es la agenda y acuerdos resultantes, no quiénes estuvieron. Importa el milagro, no el santo.
Precisamente atravesamos un momento histórico donde ningún "santo", absolutamente ninguno, cuenta con la legitimidad o capacidad de representación y consenso absoluto. Por ello la negociación es sobre ideas, no espacios. Es la agenda resultante la que importa, las propuestas.
Yo estoy preocupado y mucho, por ejemplo, por la no participación de sectores como el ambiental y el tecnológico (los cuales considero deberían ser los pilares del nuevo modelo de desarrollo que se está gestando, además de la salud y la educación, para el nuevo pacto social).
Pero qué le vamos a hacer, no hay conciencia en el país que el rebote que debemos dar luego de la pandemia - como sí lo han hecho ya varios países de Europa - es un rebote ambiental. De lo contrario seguiremos en ruta de colisión a enfrentar el cambio climático...
Porque en el corto y mediano plazo no nos matará la pandemia, ni la crisis fiscal o económica, sino la crisis planetaria. Esa discusión nos está quedando grande como país. No veo una sola representación de la clase política proponiendo nada al respecto.
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El costo de no sentarnos a dialogar para una propuesta fiscal, es más caro para el país que aceptar cualquier plan con el que no estemos de acuerdo.
No importa la conformación de la mesa de diálogo, si no hay disposición de negociar y de reconocer en otros al menos su existencia. Así la mesa hubiera tenido 20, 40 ó 1000 espacios, hay quienes hubieran querido tener 15, 25 y hasta 900 campos.
El problema NO es el número, ni la conformación de la mesa. El problema no es si es ovalada o cuadrada, es que somos incapaces de sentarnos a dialogar y a reconocer que NO tenemos las soluciones que creemos son las que todos DEBERÍAN de aceptar.
Es importante considerar algunos elementos políticos y de comunicación respecto del Decreto Nº 41996-MP-MIDEPLAN, que crea la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD). imprentanacional.go.cr/pub/2020/02/17… (Hilo)
Se trata en lo fundamental de una secuencia de errores, tras errores, tras errores. Es muy grave lo sucedido, pero no sólo por la UPAD misma, sino por la crisis auto infringida del Gobierno.
Primer error: conceptual. La Presidencia de la República es una instancia política, la del más alto nivel de nuestro país. No le asisten órganos técnicos en su seno. Para ello está todo el andamiaje institucional.