1/ Es difícil imaginar un lugar más aterrador que el paraíso que nos dibuja el islamojudeocristianismo. Me centro en el paraíso católico en el que fui educado. Tortura pura. 
2/ Dado que puedo ver a mis seres queridos desde el paraíso, suponiendo que me gane el premio gordo, es evidente que no puedo interceder por ellos en todos sus malos ratos. Eso me condena a verlos sufrir con total impotencia por los siglos de los siglos.
3/ Verás a tus hijos ser traicionados, enfermar, envejecer, fracasar... y no podrás hacer nada de lo que harías estando a su lado, al menos darles un abrazo. Nada. La eternidad con el hígado entre las muelas por la gente a la que amas.
4/ Acaso tu bondadoso dios decide ahorrarte el sufrimiento. Puede provocarte amnesia, con lo que tu vida queda borrada, o llenarte de gracia tanto que no te importe que atropellen a tu nieta la más cariñosa o que el dolor se multiplique en el mundo. Serás una piedra emocional.
5/ Esto sin contar la colosal amenaza de una eternidad sin hacer nada, sin esperanzas, sin sueños, sin labores satisfactorias y logros singulares, así sea aprender a tocar el oboe. Nada. Lo tienes todo como premio a tu vida, ya no tienes derecho a soñar con más.
6/ Una vida sin futuro, sin memoria, sin emociones, sin capacidad de reacción... es como una prisión eterna, la idea misma de la jaula de oro. Peor que la vida eterna como maldición del judío errante o del Lazarus Long de Heinlein. Mirar hacia el mañana y ver un agujero negro.
7/ Entiendo el paraíso como promesa de comida, leche, miel, folleteo y jardines placenteros en tiempos horrendos donde la vida era pobre, desagradable, brutal y corta, como dijo Hobbes. Pero hoy es un catálogo que invita al horror al vacío.
8/ La vida es maravillosa porque es efímera, que no hay segunda oportunidad. Lo que no ames y goces vivo no lo amarás ni gozarás muerto, y eso te lo garantizan las religiones mayoritarias. La salvación está en entender que no hay salvación, que la vida importa más que la muerte.
9/ La vida se aprecia más si la sabes limitada. Sí se teme a la muerte (aunque la mayoría de los creyentes no tienen demasiada prisa en recibir su premio, prefieren esperar) pero eso no significa entregarse a la fantasía, sino asumir la realidad.
10/ Si nos aceptamos, sabemos que incluso el alimento y la bebida más deliciosas se vuelven aburridas si se consumen a diario, que somos animal de saber qué hay más allá de lo que conocemos y al conocerlo todo estaríamos perdidos. Todo paraíso sería, finalmente, infernal.
11/11 Por eso los no creyentes no fantaseamos con el paraíso ni en el momento de la muerte como dice la canción. Lo único que tenemos al final de la vida son nuestras memorias y lo único que dejamos son recuerdos. Si son buenos, persisten.
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