#Querétaro tiene dos fuentes de diversidad cultural: 1) Una amplísima inversión extranjera en su industria: japoneses, españoles, franceses, italianos, coreanos, alemanes, gringos, canadienses. 2) Una robusta oferta educativa en nivel superior, técnico y medio superior.
Entre ambas, generan una población migrante educada y muy diversa, enfocada en la productividad, el rendimiento, el esfuerzo y la recompensa; la gran mayoría, por beneficio propio, aboga por la tolerancia y el acuerdo, así sea mínimo, para poder transitar.
Por ejemplo: cuando llegaron los japoneses (1993) trataron de poner sus plantas con mandos medios y superiores exclusivamente japoneses, y muchas cosas se atoraban. Debieron incluir nativos más o menos enfocados, capaces de aprender, para ser una suerte de interfaz.
Ese esfuerzo por encajar la planta japonesa en tierras mexicas, produjo docenas de mexicanos capaces de retomar conceptos de la cultura japonesa, que luego llevaron a sus casas, y esa onda expansiva suave fue dando frutos a lo largo de 30 años.
Los coreanos llegaron mucho después, y fueron más reticentes que los japoneses a incluir nativos en mandos intermedios; su forma de lidiar con ese choque, fue adoptar nombres nativos para sus interacciones con los locales.
Así, a ti como proveedor te daba cita "Pepe" el de compras, e imaginabas a tu compadre que así se llama, chaparrito y con bigote de aguamielero, pero al llegar te enterabas que "Pepe" era un culero de 2 metros con cara de villano de película de Vin Diesel, que masticaba el inglés
Ese reto repentino para ambos de ponerse de acuerdo a pesar de las.distancias culturales, provocó con los años un cambio cultural, con un discurso super aterrizado de que el esfuerzo paga, y paga bien.
#Queretaro cosecha el esfuerzo local, nativo y extranjero, no más, no menos.
Y eso generó un círculo virtuoso: #Queretaro ha alcanzado ciertos niveles de prosperidad, seguridad, legalidad, que atraen a individuos y organizaciones cuyo concierto de esfuerzos permiten alcanzar nuevos niveles, más altos, de prosperidad, seguridad y legalidad.
Un buen ejemplo es la Universidad de Arkansas, que de entre todas las ciudades del mundo, eligió a #Querétaro para poner un campus.
Eso envía señales sobre la viabilidad de la ciudad y la región, que son atendidas por individuos, empresas e instituciones.
Un círculo virtuoso.
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Ya nos estamos poniendo nerviosos con el desmantelamiento institucional de este pseudogobierno de mierda, mexicanos?
Usen eso que sienten para actuar, no para consumirse en el sudor y la temblorina.
Dónde puede actuar usted, mexicano de a pie?
En el ambiente local.
Cómo puede hacerlo?
Incidiendo en el discurso público con ideas y acciones.
Cuándo debería hacerlo?
YA.
Tanto aquellos que viven en Estados con elecciones locales el próximo año, como quienes sólo votarán por la renovación del congreso federal: esta destrucción se detiene desde la base, y esa siempre es local.
Algunos de esos empleos DESTRUIDOS HOY con ese decreto, migrarán a un modelo marginalmente más favorable para el trabajador, pero la inmensa mayoría simplemente NO REAPARECERÁN, van a desaparecer al ya no haber un esquema legal que los haga viables.
Quien crea que este decreto protege al trabajador, está lo que sigue de pendejo: borrar de un plumazo el soporte legal para TU EMPLEO, volviéndolo inviable, no es protegerte, es JODERTE sin el menor miramiento.
Importa el liderazgo en USA para el bienestar en México? Sí.
Pesan más las dinámicas mundiales que el personaje que presida USA? También.
Las dinámicas negativas de USA a MX desaparecen si gana X o gana Y? No. Si acaso, cambian de tono y canal.
Se puede opinar sobre el proceso electoral en USA sin tener derecho a votar allá? Desde luego. Y puede resultar en una opinión útil.
Todas las opiniones sobre el proceso electoral en USA son útiles? No. Ni de pedo. Pueden ser ridículas por grotescamente inútiles.
"Esdeque yo tengo derecho a aplaudir a Trump como yo quiera!"
Por supuesto. Tanto como yo lo tengo de irme a la chamba a gatas, disfrazado de Bad Bunny.
En ambos casos, más de un testigo se va a cagar de la risa, y eso no debería asombrarnos.
Lo conocí en 1990, cuando la ahora Avenida Paseo Constituyentes era una carretera libre de dos carriles y acotamiento de tepetate apisonado: un compadre de mi papá nos invitó a comer su plato estrella, el chamorro adobado.
Don Pablito era puro folclor, un buen anfitrión. Tanto, que mi papá se volvió cliente asiduo, y nosotros con él.
En aquella ocasión la hija de los compadres de mis papás, que como yo en su vida había debido atacar un chamorro completo, terminó manchándose con el platillo.
No fue gran cosa: una porción que trataba de desprender fue a dar, llena de abobo, sobre su vestido blanco, cerca de la entrepierna.
Yo estaba sentado a su lado y vi su cara toda consternada; no supe si por su vestido o por lo que creyó una torpeza imperdonable.
Que nadie piense que es una broma o fakenews: sí hay mexicanos que se sienten en la necesidad de mostrar su adhesión a Trump, y algunos de ellos lo hacen con el manual chairil en la mano; diferenciarlos de los chairos que apoyan a López es labor de romanos.
Y no es que no tengan derecho a ello: es sólo que ser chairo es sencillamente imbécil, sin que importe el caudillo por el cual se haga sonar la matraca.
La falta de orillas ayuda mucho, y al mismo tiempo jode mucho; no hay contención para cosa alguna, incluido el ridículo.