Sobre el debate respecto a una nueva Constitución y una Asamblea Constituyente, una humilde opinión inicial.
Lo que a mi juicio deberíamos hacer es preguntarnos cuáles son los problemas que queremos solucionar, qué debemos hacer y en esa línea qué reformas constitucionales (1/9)
serían necesarias. En los últimos años hemos avanzando mediante comisiones que presentaron informes sobre el sistema previsional, la lucha por la integridad y el combate a la corrupción, la reforma del sistema de justicia, el desarrollo minero sostenible, y también sobre (2/9)
una reforma política, que incluía un proyecto de reforma constitucional para mejorar la gobernabilidad y el equilibrio de poderes, y proponía la eliminación de la vacancia por incapacidad moral. La implementación de todas esas recomendaciones está muy a medias, y (3/9)
debate sobre qué reformas implementar debería estar más maduro, como en Colombia en 1991, un poco en el Chile actual. Ojo que esa puerta también genera gobiernos autoritarios (Fujimori, Chávez), o simplemente terminan en una decepción. Atención a que muchos de nuestros (5/9)
problemas no están en las reglas, sino en la calidad de la representación, de allí la necesidad de la reforma política. En nuestro país, un debate constituyente, ¿nos ayudará a construir una mejor comunidad política, o generará más confrontación e inestabilidad? ¿Qué nos (6/9)
asegura que los constituyentes que elijamos no serán como los que elegimos en enero o como los miembros del TC que hoy criticamos? Ojo que en la actualidad tenemos a UPP pidiendo pena de muerte para los corruptos, una mayoría congresal con propuestas que destruyen el (7/9)
principio de solidaridad del sistema previsional, sectores conservadores pidiendo el respeto a los valores familiares católicos, y una izquierda levantando banderas laicas y progresistas y cambios al modelo económico. ¿Qué puede salir de todo ello? Finalmente, ver la (8/9)
reciente encuesta de Datum, la mayoría estaría de acuerdo con una nueva Constitución, pero lo que quiere es mayores penas a delincuentes y corruptos. Por supuesto, todo esto es solo para iniciar el debate (9/9).
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Va quedando claro el enredo en el que nos ha medido el Congreso el día domingo. ¿Cuál sería la salida? Primero, serenidad: con la cabeza caliente no se pueden tomar buenas decisiones. Se requiere abrir una etapa de conversación entre los poderes para encontrar soluciones (1/8)
consensuadas que eviten largos, complejos y desgastantes procesos que declararán inconstitucionales varias de las reformas aprobadas. Primero, habría que asegurar la segunda votación de la reforma constitucional que establece impedimentos para postular a cargos de elección (2/8)
popular o ejercer la función pública a quienes tienen sentencias en primera instancia por delitos dolosos. Esto durante la legislatura que acaba de empezar, para que pueda regir para la elección de 2021. Sería un punto a favor para todos. Segundo, la reforma de la inmunidad (3/8)
Mi modesta opinión sobre la cuestión de confianza. Es ciertamente un tema de debate y sin un camino claro. Por ello hay que dilucidarlo apelando al sentido general de la misma.
La situación "normal" es donde el ejecutivo tiene mayoría en el Congreso (propia o vía alianzas) 1/6
Un problema es un ejecutivo abusivo. El antídoto principal de la Constitución es la prohibición de la reelección presidencial. Están también las votaciones calificadas para decisiones importantes. Y votaciones al alcance de la minoría por ejemplo para una interpelación 2/6
En el otro extremo, el problema de un Congreso abusivo cuando el ejecutivo no tiene mayoría, gran problema del presidencialismo. Para eso está el pedido de confianza. No es trivial: el ejecutivo sacrifica dos Consejos de Ministros, extremo que permite disolución del Congreso 3/6