Thread by @Al59redux

Aunque fastidie que lo señalemos, el cambio social en el que estamos tiene claros armónicos religiosos. Sigue patrones eclesiásticos.

Esto no lo digo como enmienda a la totalidad del mismo. También el surrealismo, por ejemplo, presentó rasgos así, con su Papa (Negro), Breton, y su furia contra los réprobos del movimiento.

Tenemos, en primer lugar, una ortodoxia y unos dogmas. Es lo que se suele nombrar como corrección política. Estos dogmas 'no son negociables'. Quien los cuestiona públicamente, sabe lo que le espera.

...Que no es otra cosa que la excomunión (ahora, cancelación). El expulsado no es un disidente, sino un monstruo, y es tratado como tal: tras disentir (blasfemar), no cabe con él piedad ninguna.

Salvo que se reconozca pecador y abjure de su herejía (en formas que recuerdan tb a la autocrítica estalinista). En ese caso, tras una penitencia podrá reintegrarse a la comunidad, aunque quedará siempre bajo sospecha.

La disensión equivale genéricamente a la blasfemia, pero está tb el fenómeno de los nombres innombrables: la N-word, heredera del nombre de Dios, que nunca debía usarse 'en vano'.

Es esencial a estos movimientos un clima de fervor, que se hace furor cuando pasan a ser excomulgados figuras antes prominentes dentro de la comunidad. Estas caídas dan idea de lo profundo de la catarsis, que no perdona a nadie ni tiene en cuenta servicios pasados.

Quizá esta neoreligiosidad y este clima penitencial explique esa complicidad, que en la superficie roza lo incomprensible, entre los Woke y los musulmanes (que, dado su desprecio por los dogmas de aquellos, parecerían su enemigo natural).

Ayuda pensar en lo que sucede como un movimiento de purga, en el que la agresividad no se dirige contra el Otro, el vecino externo (el Islam), sino contra los malos entre nosotros.

Otro factor típicamente religioso es el apego a la literalidad y el rechazo hacia cualquier fórmula que se entienda que puede servir para evitar la sumisión explícita y sin matices al Credo. Malos tiempos para el matiz y el contexto.

Pues lo que se detecta entre los cancelables no es un 'error', sino indicios de posesión satánica: un like a una publicación heterodoxa, un chiste desafortunado, cualquier cosa que pueda ser indicio, aun si remoto, de desvío de la luz.

Cabría objetar (creo que Simone Weil apunta esto) que esta dimensión social de la religión es en cierto modo contraria y opuesta a la religión misma en lo que esta tenga de vislumbre o revelación de la Verdad. Es la gestión (errada, trivializadora, traidora) de esa Verdad.

Y también está la explicación clásica, desde una ortodoxia digamos 'honda', que da Guénon de por qué lo profano copia lo religioso en su actuar: el Diablo es el mono de Dios, se goza en la Contrainiciación, en la parodia de lo sacro.

Puede que los dos enfoques se alumbren: que esa dimensión social de la religión, si tiene Weil razón en que es enemiga de lo que de verdad haya en esta, sea por definición (y definición) satánica, diabólica.

Especialmente cuando deriva hacia la localización de un agente 'diabólico' al que hay que agredir, aislar y dar muerte para purificar de este modo a la comunidad de los justos. (Esto lo digo porque sé que me lee @JohannesHorrach, y le oigo pensarlo...)

Pues es ese patrón el que produce los mayores crímenes de la Humanidad: combatiendo un enemigo que se proyecta fuera, en vez de detectarse dentro, uno perpetra las mayores iniquidades creyéndose bajo el manto de la virtud.

Todo esto que digo son obviedades, está en la formación intelectual de muchos de nosotros. Pero ahora este saber se va volviendo entre brumoso y sospechoso. Nos incomoda incluso a los que aún lo recordamos.

Y la mayor parte del tiempo se discurre como si durante el siglo XX no se hubiera investigado tanto y tan bien sobre estos asuntos, y cupiera volver a la fe del carbonero, a la confianza absoluta en las buenas causas.

Y a la confianza en que si la causa es buena, con el tiempo irá corrigiendo sus posibles excesos. (Un escenario más probable, pero menos halagüeño: cuanto más indiscutible se vuelva una causa, más impunes quedarán sus posibles atrocidades.)

Hablamos, en ifn, de dinámica de grupos. Pero desde una perspectiva sensible a la naturaleza reiterativa, arquetípica, de algunos de sus patrones.

Por definición (y etimología): Satán significa en origen 'el adversario, el acusador'. En el libro de Job, es un fiscal que acusa al hombre ante Dios, subrayando todos sus defectos (el mismo rol del 'abogado del Diablo' en los procesos de canonizacion).

Lo cual viene a subrayar también lo satánico de la fijación con localizar al pecador, exponerlo y castigarlo.

(Digamos, parodiando al de Romanones, que si Dios hace la Ley, el Diablo se ocupa de los reglamentos. Cada ítem de la gracia adquiere gravedad en sus manos.)