En estos tiempos de cierres perimetrales y viajes reducidos, tomamos rumbo a Venecia. La Venecia de hace 300 años, para recordar a un artista muy poco conocido y que merece nuestra atención.
De la Venecia del S. XVIII siempre se recalca la imagen de ciudad decadente, que vivió mejores tiempos artísticamente, sobre todo si echamos la vista atrás y recordamos la gloriosa época de los Giorgione, Tiziano, Tintoretto y Veronese.
Y la literatura y el cine no han hecho sino alimentar está idea romántica-decadente de la Venecia del S. XVIII.
Casanova, Federico Fellini (1976), creo que uno de los directores favoritos de @anapinan.
Pero el S. XVIII veneciano está lleno de artistas con mayúsculas.
Como los vedutistas, con Canaletto a la cabeza, que me consta le gusta mucho a @elbarroquista.
O Rosalba Carriera, una de las mejores pastelistas de todos los tiempos.
Y sin olvidar al grandísimo Tiépolo, que me consta es pasión de @abrahamrammar y @Boro_RR.
Todos ellos dieron nueva luz a una ciudad que efectivamente veía apagarse su antigua llama.
Entre todos estos artistas del S. XVIII hay un nombre que ha quedado ensombrecido por todos estos titanes: Giovanni Battista Pittoni.
Pittoni es ese tipo de artistas que han quedado al margen de la historia "oficial" del Arte.
Cuenta con poquísimas exposiciones monográficas y con bibliografía escasa, generalmente antigua y difícil de encontrar.
Aquí su Obra Completa de Franca Zava Boccazzi de 1979.
De familia de artistas, fue un asombroso dibujante, del que conservamos una enorme producción.
Sus primeros años están muy influenciados por el rococó francés, destacando la sutil carga erótica de este Baco y Ariadna (1720) del @Muzeum_Narodowe.
O la pareja del @MuseeLouvre Baco y Ariadna, y Venus y Marte (expuestos).
Todos los museos "importantes" europeos y americanos tienen uno o varios Pittoni, pero es un artista al que pocas veces se le hace el caso que se merece.
El @museodelprado cuenta con La Virgen con el Niño y Santos (no expuesto). Boceto de una obra de altar perdida.
Aun sin salir de Italia durante toda su vida adulta, recibió encargos dentro de la propia Italia.
Como esta Adoración de los Reyes Magos, en la Colegiata de los Santos Nazario y Celso, en Brescia.
Como también encargos de las principales cortes europeas de la época, acabando sus cuadros en lugares tan alejados de Venecia como Polonia, donde está su Virgen con el Niño. @Muzeum_Narodowe
De ahí otra de sus obras en España, Alejandro Magno victorioso en Babilonia, un encargo de Felipe V para el palacio de la Granja de San Ildefonso. @PatrimNacional.
En el @MuseuNac_Cat está depositado (y expuesto) procedente de la colección Thyssen El decanso de la huida de Egipto.
También en el @MuseoThyssen se encuentra (expuesto) El sacrificio de Políxena, obra atribuida al taller de Pittoni.
Como vemos, es junto a Tiépolo el gran pintor de la mitología grecolatina y pintura religiosa del S. XVIII veneciano. Y fue con él uno de los fundadores de la Academia de Venecia, llegando a presidirla.
En las Galerías de la Academia de Venecia se conserva esta Anunciación.
Sus composiciones son sorprendentes e inusuales a veces, como está Natividad con la Trinidad de la @NationalGallery (expuesto).
Como Tiépolo, tiene una paleta luminosa, en que todos los colores son pura luz. Como esta Sagrada Familia subastada en Christie's en 2012. Creo que le gustará a @hemmeh_h.
Tampoco descuidó el grabado, con una serie dedicada a las ruinas de Roma
Finalmente, @UNICEFenEspanol ha dedicado a Pittoni la edición de este de sus tarjetas de Navidad para colaborar con causas solidarias. Sin duda el mejor homenaje que se le puede hacer.
Ahora, muchos pensaréis que la Ronda de Noche es todo menos barroca: no parece haber ni diagonales, ni curvas, ni trampantojos, ni drapeados imposibles. Parece más bien una foto congelada en el tiempo.
Si el exterior de la catedral de Albi puede parecer muy sobrio, anodino o "marciano", como alguien dijo por aquí, el interior no puede ser más impresionante.
Lo primero que nos llama la atención es el magnífico órgano del S. XVIII. Bajo él, el mayor Juicio Final pintado en la Edad Media.
Desconocemos su autor o autores. Fue encargado por el obispo Louis I d'Amboise y pintado entre 1474 (su nombramiento como obispo) y 1480 (consagración de la catedral). Mide 18 x 13 metros. Las franjas rojas y amarillas en el inferior hacen referencia a sus armas heráldicas.