En España también tuvimos nuestro Hogwarts, un lugar secreto donde estudiaban los magos oscuros. Hablamos de la CUEVA DE SALAMACA.
Hoy vamos a conocer su leyenda y verdad, así como a su más famoso estudiante: el “marqués” Enrique de Villena, apodado “El nigromante”.

👇 HILO 👹 Image
Salamanca fue uno de los centros de saber más importantes de la Península durante gran parte de la Edad Media. Así (y al igual que en ciudades de tradición similar como Córdoba, Sevilla y Toledo) surgieron historias sobre lugares fabulosos donde se enseñaban saberes "prohibidos"
Hablamos, en efecto, de colegios secretos para magos. Si es que ya estaba todo inventado mucho antes de que llegara JK... Image
En Salamanca estaba el más famoso de todos. Esta “Cueva de Salamanca” era un subterráneo al que se accedía por la iglesia de San Cebrián. Hoy solo se conserva la entrada y una torre, que luego se llamó “Torre del marqués de Villena” en honor al personaje del que vamos a hablar. Image
Hay muchas versiones de la leyenda, pero la mayoría nos habla de siete alumnos que estudiaban aquí durante siete años. Aprendían cábala, nigromancia y todo tipo de saberes arcanos. ¿El profesor? Nada menos que el mismo diablo, que a veces aparecía disfrazado de sacristán...
El propio Cervantes escribió en 1615 un entremés titulado “La Cueva de Salamanca”, que gira en torno a este lugar legendario donde se enseñaban artes prohibidas.

(Os dejo aquí la canción con la que finaliza la obra): open.spotify.com/track/4HrdUMM0…
Al estudiar esta leyenda nos encontramos, en definitiva, ante una especie de “reflejo negativo” de la universidad de la superficie, donde se enseñaban los saberes “buenos” y virtuosos: una cueva subterránea donde aprender las artes oscuras. Image
Estos estudios eran gratis. O, al menos, lo eran para seis de los siete alumnos mencionados. Y es que, al final del “curso”, uno de los pupilos del diablo debía pagar con su alma por todos sus compañeros y servir para siempre a su maestro en los infiernos.
Y es aquí cuando entra en escena nuestro marqués de Villena, a quien la leyenda describe como un hombre de noble linaje que, tras aprender artes oscuras en la Cueva de Salamanca, fue el elegido para pagar con su alma los siete años de aprendizaje.
Pero Villena era astuto y trazó un plan para eludir su fatal destino. Viéndose atrapado, se escondió en una enorme tinaja que había en la cueva y desperdigó por la estancia grimorios convenientemente abiertos por páginas en las que se explicaban encantamientos para desaparecer...
El diablo, al ver esto, dejó la cueva para buscar a Villena fuera de ella, momento que aprovechó el marqués para escabullirse. Sin embargo, en el último momento, el diablo se dio cuenta y trató de agarrar al noble; pero este estaba ya lejos, y solo consiguió arrancarle la sombra.
Dicen que Villena vivió el resto de sus días sin proyectar sombra alguna. E incluso hay quien afirma que aún la busca por las calles de Salamanca, pues sin ella no puede descansar en paz. Pero, ¿realmente existió este mago? ¿Quién era en realidad? ¿Llegó a estudiar en tal lugar?
Enrique de Aragón, pues ese era el nombre con el que nació en 1384, era nieto bastardo del rey Enrique II de Castilla y, en realidad, nunca fue marqués. Aunque debería haberlo sido.

Pero dejemos clara una cosa sobre Enrique de Aragón/Villena: no tuvo mucha suerte en la vida.
Cuando apenas tenía un año, su padre, Pedro de Aragón, muere en la sangrienta batalla de Aljubarrota. Un año después muere el rey Juan I de Castilla y Enrique III sube al trono. A este nuevo monarca no le caía muy bien la familia de Enrique... Image
... y no tarda en despojar del título de condestable de Castilla a Alfonso, abuelo de Enrique.

Por si esto fuera poco, la madre de Enrique, Juana (hija bastarda de Enrique II de Castilla), pide al nuevo rey la revocación de su matrimonio al haber muerto tan pronto su marido.
Esto le devolvería a la mujer la dote de 60.000 maravedíes que su familia había aportado al matrimonio y, una vez el rey anula su matrimonio, se marcha con las hermanas de Enrique y deja al pequeño al cuidado de su abuelo Alfonso.
Finalmente, en 1394, el rey despoja a este viejo señor del último título noble que le quedaba en Castilla: el marquesado de Villena. Con esto, y en apenas unos años, la fortuna de los ahora ex marqueses había desaparecido casi en su totalidad...
(Según algunos cronistas, esto podría deberse al origen aragonés de Alfonso, detalle que el rey no consideraba óptimo para regir el marquesado de Villena, un territorio estratégico en la frontera castellano-aragonesa).
Enrique, que recordemos era nieto de un rey y debería haber crecido en un entorno opulento, tuvo que conformarse con una vida sin demasiados lujos.
Su abuelo Alfonso, célebre guerrero, trató de que su nieto siguiera el camino de las armas, seguramente con la esperanza de que pudiera recuperar cierta fortuna y honor para la familia cuando creciera ⚔️
Pero muy pronto el joven dejó claro que sus intereses estaban lejos de los que Don Alfonso trataba de inculcarle. Desde muy joven Enrique mostró apego por las ciencias, las matemáticas, la filosofía, la literatura…
Estos intereses "poco comunes" en la época no era algo negativo de por sí: Enrique podría haberse convertido en un hombre de armas y letras, como su casi contemporáneo Jorge Manrique, que además de poeta era guerrero. Image
Pero, como hemos dicho, las armas le repelían. Por esto y por otras cosas es fácil imaginar que la relación con su abuelo, y por tanto su infancia, no fue la mejor posible. Probablemente, si Enrique hubiera nacido algunos años después, hubiera sido todo un hombre renacentista.
Sin embargo, y como ya hemos mencionado, Enrique no fue un hombre con suerte.
Tampoco fue, que se diga, muy atractivo. Fernando Pérez de Guzmán, uno de sus primeros biógrafos, escribe que “fue pequeño de cuerpo e grueso, el rostro blanco e colorado”.

Los pocos retratos que nos han llegado de él atestiguan que no era ninguna belleza 👇 Image
Poco más sabemos de su juventud hasta que, en 1399, su abuelo Alfonso es nombrado Duque de Gandía por el rey Martín I de Aragón. Enrique le acompaña entonces a la corte de Aragón, donde conoce a su primo Fernando de Antequera (que luego llegaría a ser rey).
Con él marcha a la corte de Castilla... donde descubre que eso de la vida en sociedad no se le da demasiado bien.

Pérez de Guzmán recoge que los cortesanos solían burlarse de este amante de las ciencias y la astrología diciendo que “sabia mucho en el çielo e poco en la tierra”.
Es decir, que además de feo y pobre, la socialización no era lo suyo.

Pero logra entrar en contacto con la élite intelectual del momento y decide acudir a Salamanca para ampliar sus estudios. Es aquí cuando empieza su leyenda: sus estudios mágicos y sus tratos con el demonio 👹
Hay que decir que, además de la leyenda de la cueva, son muchas otras las historias fantásticas que involucran a este personaje (a quien el rumor popular en un gesto de “justicia poética” acabó por conocer como el marqués de Villena pese a que nunca lo fue).
Algunas nos hablan de grandes encantamientos que era capaz de realizar. En otras aparece como personaje secundario, pero siempre relacionado con la hechicería de alguna forma.
Por ejemplo, dicen que era amigo de Ioannes o Johannes Mellado, “el brujo de Bargota”, un cura de dicho pueblo navarro que, tras haber estudiado junto a Enrique en la cueva, era capaz de realizar numerosos hechizos, entre ellos el de desplazarse volando de una ciudad a otra. Image
Lo cierto es que, aunque este personaje pareció existir de verdad, a veces es situado en el siglo XV y otras en el siglo XVI (por lo que no habrían coincidido).

Desde luego, se merecería un hilo aparte, así que me limito a dejar una foto de la estatua que le dedicaron en Bargota Image
(Y sí, he metido al brujo con calzador porque me apetecía mucho dibujarlo).
Volviendo a Enrique hay que decir que, a pesar de la cantidad de mitos que hay sobre su figura y su formación mágica, es posible que la Cueva de Salamanca existiese realmente y que nuestro "falso marqués" estudiara en ella...
(Sigo en unas horitas 👹)
Lo primero que debemos preguntarnos es: ¿existió realmente la Cueva de Salamanca?

Lo cierto es que el origen de su leyenda se pierde en la noche de los tiempos. La referencia más antigua nos la da Jerónimo Münzer, viajero alemán que escribió sobre Salamanca en la Edad media.
Münzer explica que en aquella época Salamanca poseía “un ancho subterráneo que tiene en su interior varias criptas u oquedades (…) y sobre él una ermita de adoración a San Cipriano”. La misma que la leyenda señala como entrada a la cueva demoniaca.
Pero Münzer asegura no creer en las leyendas sobre demonios, que ya existían en la época, y pensaba que se trataba más bien de un “antro sibilino” habitado por falsos oráculos y gentes de mal vivir. Una especie de Corte de los Milagros a la española, vaya.
Otros señalan como posibles causas para la proliferación de estas leyendas la abundancia de judíos y moriscos en Salamanca, muchas veces asociados con prácticas mágicas, o a las sociedades secretas y criminales especialmente extendidas por las ciudades universitarias españolas...
... y que vivirían su apogeo entre los siglos XVI y XVII.

Un ejemplo que nos viene al pelo es el de la Tunia, organización de ladrones dedicada a desplumar incautos en los casinos y lugares de juego y cuyo nombre proviene de los tunos, que eran sus principales integrantes. Image
Quizá la más famosa de estas "hermandades secretas" de criminales fuera la de la Garduña, que también tiene mucho de legendario (por no decir todo). Si os interesa, le dediqué un hilo en su día:
Hay quien apunta que, en efecto, cuando Enrique llega a Salamanca había un sacristán que enseñaba malas artes a siete alumnos en los sótanos de la iglesiade San Cebrián. Pero este, en lugar del diablo, se trataría de un hombre de carne y hueso.
Un sacristán que, para pagarse sus vicios, enseñaba doctrinas prohibidas y juegos de manos que poco tenían de mágicos.
Francisco de Torreblanca Villalpando, en su “Tratado de magia” (1618) señala que este sacristán se llamaba Clemente Potosí, dato que repetirán obras posteriores
Quizá daba clase a siete alumnos porque ese era el número de personas que cabían en el reducido sótano de la sacristía, que nada tenía de sobrenatural. Una vez concluido el “curso” (que la imaginación popular amplió a siete años pero que de ningún modo duraría tanto)...
...es probable que los alumnos echasen a suerte quien debía pagar por todos. Una jugarreta que parece bastante plausible entre los universitarios salmantinos de la época, que eran muy dados a este tipo de bromas.
O quizá uno de ellos permanecía preso en la "cueva" hasta que sus compañeros abonaban la suma acordada con el sacristán, quien no se fiaba un pelo de que sus alumnos fueran a pagar lo acordado.

La imaginación popular hizo el resto hasta crear la cueva que ya todos conocemos 🔮✨
Parece claro que Enrique de Villena entró en contacto de una forma u otra con este lugar. El Padre Feijoó, religioso y ensayista del siglo XVIII, recoge cómo, en efecto, se contaba que Enrique “estudió” en la Cueva y fue elegido para quedarse allí hasta que se hiciera el pago.
Feijoó explica que Enrique, quizá viéndose sin blanca o deseando gastar una broma a sus compañeros, se escondió efectivamente en una gran vasija e hizo creer al sacristán que había escapado por arte de magia, para luego escapar de la sacristía sigilosamente.
Es posible que el mismo Villena difundiera esta historia, quizá añadiendo detalles mágicos que acabarían por configurar definitivamente la leyenda la Cueva de Salamanca y su fama de nigromante sin sombra. Image
Y lo cierto es que, pese a que estas historias acrecentaron su aura de hechicero, la suerte comenzó a sonreírle.
En 1401, con 17 años, Enrique III le concede, en compensación por haberle arrebatado el marquesado de Villena cuando niño, el ducado de Cangas de Tineo, en Asturias.
También se casó con María de Albornoz, una mujer de buena familia a la que las crónicas de la época, no obstante, señalaban como amante del propio rey Enrique III (incluso parece bastante claro que estas relaciones continuaron tras el matrimonio con Villena).
Pero Enrique, lleno de ambición y anhelando ocupar un título de más enjundia, solicita el maestrazgo de la poderosa Orden militar de Calatrava en 1404, tras la muerte de su anterior maestre.

Sin embargo había un pequeño problema. Dos, concretamente. Image
Para estar al frente de esta orden, de las más importantes de su tiempo, había que cumplir dos requisitos:

1. Se debía renunciar a cualquier título anterior
2. Se requería celibato (y, por tanto, soltería)
¿Qué hizo Enrique de Villena entonces?

Pues renunciar a su título de Conde y pedir el divorcio a la Santa Sede. En aquella época, claro está, no lo concedían así por las buenas, así que tuvo que alegar que era impotente y que no había llegado a mantener relaciones con su mujer.
Esto último era falso, evidentemente. Pérez de Guzmán, su biógrafo, recogió que “le gustaban mucho las mujeres”. E incluso llegó a tener una hija ilegítima, Isabel de Villena, que sería una de las primeras escritoras en valenciano. Image
De esta manera, además de como brujo, Enrique de Villena comenzó a ser visto como cornudo e impotente.

No fue muy buena jugada, que se diga.

Especialmente si añadimos que, aunque fue nombrado maestre, fue depuesto en 1414 por los propios miembros de la Orden de Calatrava.
(Era fácil imaginar que un personaje como Enrique, con tan mala fama y tan poca predisposición a las armas, iba a acabar así tarde o temprano, la verdad sea dicha).
Villena se queda entonces sin nada, casi literalmente.

Pero puede vivir al amparo de su primo Fernando de Antequera (que había sido nombrado rey de Aragón en 1412) y con el que, afortunadamente, mantenía una buena relación.
Durante este periodo Villena se dedica de pleno a las ciencias y letras de manera pública. Pero Fernando muere en 1416, y Enrique se ve obligado a marchar a Valencia, donde es mantenido por su abuelo Alfonso (que todavía vivía y había sido nombrado Conde de Gandía).
Eso sí, se constata aquí que abuelo y nieto no tenían muy buena relación, pues solo le otorgaba 200 florines al mes.

Una miseria absoluta para alguien de su linaje.
A partir de aquí, Enrique de Villena abandonó la vida pública. Solo se dejaba ver en contadas ocasiones, como cuando en 1418 viajó a la corte castellana para pedir una compensación económica por la pérdida de su título de marqués y por su renuncia al ducado de Cangas de Tineo.
Así obtuvo una modesta villa en Iniesta (que tampoco era mucha recompensa). Entre este lugar y la fortaleza de Torralba, obtenida al casarse con María de Albornoz y de la que hoy se conservan algunas ruinas, pasó sus últimos años, dedicado a sus "extraños" intereses. Image
(Mencionar también que en 1425 murió su abuelo Alfonso y, aunque sus títulos nobiliarios le pertenecían por derecho a Enrique, el rey de Navarra se hizo con ellos).
Durante los años que pasó alejado de las cortes dedicado a sus libros y experimentos en soledad, su siniestra fama de mago misterioso no hizo sino aumentar. Se hablaba de él como un personaje legendario, un alquimista diabólico, mezclando mentiras, rumores y medias verdades.
Pero es en este periodo cuando escribe las obras y tratados que hoy nos llegan de él. Algunos son puramente artísticos, como como el “Tratado del buen trovar”, sobre las justas poéticas de la época.
Otros son más curiosos, como el “Tratado del arte cisoria”, un libro culinario que explica, nada más y nada menos, cómo comer en la mesa usando tenedor y cuchillo. Image
(Es decir, mientras los nobles se dedicaban a conspirar y a guerrear, este señor les enseñaba a comer con con cuchillo y tenedor, cosa bastante refinada y no demasiado común en la época. Normal que le vieran como un bicho raro). Image
Otros son más extraños, como el “Tratado de la lepra”, un estudio de esta enfermedad, o directamente diabólicos en el momento como su “Tratado de Astrología” y “Tratado del Aojamiento”, dedicados respectivamente al estudio de la adivinación mediante las estrellas y al mal de ojo
Muy curiosa es también su faceta como traductor: gracias a sus conocimientos en lenguas extranjeras, fue el primero en traducir a Dante a lengua romance (solo algunos poemas, no queda claro si llegó a hacerlo con la Divina Comedia). Image
Es probable que escribiera muchas más cosas... pero desgraciadamente fueron destruidas, como veremos más adelante🔥
En 1434, Enrique es llamado para que acuda a la corte Castilla, en Madrid. Va a regañadientes, más obligado que por gusto, para recibir a los embajadores del rey francés (se cree que lo hicieron llamar por su conocimiento del idioma).
El viaje, largo y duro en pleno invierno, sería el último del noble. El 15 de diciembre Enrique de Villena fallece en el monasterio de San Francisco de Madrid, aquejado de gota. Esta enfermedad sería producto de su voracidad en la mesa, de la que dan cuenta sus biógrafos.
A día de hoy se desconoce dónde está su sepulcro. Lo que sí sabemos es que, nada más morir, tiene lugar un episodio igual de funesto: la quema de la mayor parte de su biblioteca.
Algunos historiadores culpan de esto al religioso Lope de Barrientos. Otros hablan de una orden del rey que, escuchando las quejas de nobles que nunca vieron con buenos ojos a Villena, ordenó quemar decenas de libros “diabólicos” que guardaba.

Una verdadera tragedia cultural.
Pero, incluso después de muerto, la leyenda hechiceril de Enrique de Villena continuó creciendo…💀
Y es que hay una historia que nos habla de que este noble no murió una, sino DOS veces.
En esta leyenda Enrique de Villena no fallece en Madrid, sino en Toledo. Es cierto que el noble poseyó allí una vivienda, situada en el lugar que hoy ocupa la casa-museo del Greco, aunque lo más probable es que nunca llegara a habitarla. Image
La tradición recoge, eso sí, que en los subterráneos de este lugar Villena enseñaba artes mágicas a unos pocos alumnos (una especie de revisión de la leyenda salmantina o Cueva de Salamanca 2.0).
Esta leyenda narra que Enrique, viendo cerca la muerte, decidió usar sus conocimientos ortodoxos para escapar de ella. Ordenó a un criado negro llenar una enorme redoma con unos líquidos extraños y le dijo que, cuando muriera, cortara su cuerpo en pedazos y lo introdujera allí.
Además, para no levantar sospechas, el aristócrata le dio al criado un sombrero mágico que le haría adoptar su aspecto, y con el que debería pasearse por la ciudad para hacer creer a todo el mundo que Enrique de Villena seguía vivo 🎩
El criado hace todo lo que su maestro le había indicado, y el “falso Enrique” se deja ver por Toledo. Transcurren varios días sin que nadie note nada hasta que, mientras el criado disfrazado pasea tranquilo por las calles, se topa con una comitiva fúnebre que transporta un ataúd. Image
Era costumbre en la época descubrirse y hacer una reverencia ante este tipo de procesiones por lo que, al ver que Enrique de Villena no se quitaba el sombrero, algunos transeúntes se echaron sobre el maleducado noble para arrebatárselo por sí mismos.
He aquí que, ¡sorpresa!, al despojarle del tocado descubren al criado negro de Enrique muerto de miedo. Tras interrogarle y llenos de sospecha, varios guardias y religiosos acuden a la casa de Villena.
Y allí, en el sótano de la casa de Enrique de Villena, se encuentran con... esto. Image
Descubren que en la redoma, entre extraños líquidos y vapores, ha comenzado a formarse lo que parece un embrión humano. Es el "nuevo" Enrique de Villena, al que todavía le quedan algunos meses para desarrollarse por completo y volver a la vida.
Espantados, rompen el cristal a garrotazos mientras escuchan lo que parece un lejano lamento. Y es así como tuvo lugar la “doble muerte”, esta vez definitiva, del noble aragonés.
Esta leyenda fue recogida por autores como Lope de Vega y Rosso de Luna. También Quevedo, en su “Visita de los chistes” describe cómo sueña con una enorme redoma donde flotan partes de un cuerpo humano, que se acabarían uniendo para formar a un resucitado Enrique de Villena. Image
Quevedo imagina a Enrique con buen carácter, pero lo cierto es que no será lo habitual en sus representaciones literarias. A lo largo de los años muchos autores han usado a Villena como personaje en sus obras... aunque solían darle el papel de villano.
Mariano José de Larra, por ejemplo, en “El doncel de don Enrique el Doliente” (1834), lo describe como un malvado hechicero oscuro y un conspirador nato. El tipo de personaje que podría haber escrito George R. R. Martin.
Y así es como Enrique de Villena llega hasta nuestros días. Aunque muchos historiadores modernos han tratado de recuperar su faceta humanista y creadora, lo cierto es que su biografía es casi inseparable de su leyenda nigromántica y tenebrosa.
De hecho es casi imposible mencionar la leyenda de la Cueva de Salamanca sin hablar de este "marqués de Villena". Leyenda que, como si una sombra sin dueño se tratase, ha traspasado nuestras fronteras y ha llegado a muchísimos países.
Autores como el inglés Walter Scott o el alemán Theodor Koerner hablan de la Cueva en sus obras. Este último tiene un poema titulado "Der Teufel im Salamanca" (El diablo en Salamanca) donde el demonio cuenta anécdotas pornográficas para que sus alumnos estén atentos en clase.
La leyenda también cruzó el mar y creó una denominación propia. En muchas zonas de América del Sur la palabra "salamanca" es usada para referirse a las cuevas donde los brujos se reunían para practicar sus malas artes...
Irónicamente, ha sido esta leyenda oscura la que ha salvado del olvido a Enrique de Villena, un personaje brillante e incomprendido en su época.
Tanto que ha sido esta la que le ha devuelto el título que le pertenecía por nacimiento y lo ha hecho pasar a la historia como el marqués de Villena, el mago que engañó al diablo👹
Dejo aquí, como epílogo, este tema de un autor salmantino sobre la leyenda del marqués y la Cueva. Y es que, por muchos siglos que pasen, hay historias que no se olvidan.
Si os ha gustado el hilo, los RT son bienvenidos. También que me digáis si os gustaría que hiciese más cosas de este estilo, sobre leyendas o mitología :)

Y en el caso de que os hayan molado los dibujos, en mi tienda tengo a la venta láminas como esta 👇 javierpradotienda.tumblr.com Image
También, si os interesa el folklore español o los monstruos mitológicos, les dediqué un bestiario ilustrado que podéis leer completo aquí:
Y (ya termino con el spam, prometido) podéis seguirme en IG, donde tengo todos mis dibujillos 🖌️

instagram.com/javiertprado/
BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA:

-CELESTINO, Mónica. (2015), "El marqués de Villena y la cueva de Salamanca: entre literatura, historia y leyenda", Estudios Humanísticos, Filología, recuperado de dialnet.unirioja.es/servlet/articu…
-DE LA FLOR, Fernando R. (1987), Prólogo de Historia de las Cuevas de Salamanca, Madrid, Ed. Tecnos.

-GARCÍA ATIENZA, Juan (1997) Leyendas mágicas de España, Madrid, Ed. EDAF
-TORRES-ALCALA, Antonio (1983), Don Enrique de Villena: un mago al dintel del Renacimiento, Madrid, Ed. José Porrúa Turanzas

Si os interesa el tema de las sociedades secretas, me remito a "Una historia de las sociedades secretas españolas" de Hipólito Sanchiz y León Arsenal.
Por último os recomiendo un par de libros que, aunque no he usado como bibliografía, me han encantado y están genial para aprender más sobre el "marqués", Salamanca y sus mitos: la biografía de Villena de Ximenez de Sandoval y el libro de leyendas salmantinas de @tomashijo Image
(El libro de Ximenez de Sandoval está narrado a modo de novela y se toma muchas licencias creativas, pero es bastante correcto y está muy bien escrito).
Y no puedo acabar el hilo sin poner esta maravilla cósmica de Cueva de Salamanca que hizo Don Tomás Hijo y que haría que Enrique de Villena se sintiera orgulloso. Es casi una obligación.

✨Ahora, sí, ¡muchas gracias por leerme! 👹 Image
*Ningún hilo sin su errata*

Aquí me refería al título de DUQUE (el del ducado de Cangas de Tineo). Estaría yo mirando alguna sombra rara en la pared y la mente me jugó una mala pasada...

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13 Feb
No soy muy dado a este tipo de reflexiones, pero me da pena que la industria del ocio y el entretenimiento, las redes y la sociedad en general hagan ver todo lo que uno hace como pasajero y caduco
Un texto, un dibujo, lo que sea. Es un tempus fugit mal de la producción constante
Nos hemos acostumbrado a consumir todo tan rápido, como si fuera una carrera, que parece que no "compense" dedicar horas a un resultado de calidad que resista el paso del tiempo :(
Pienso, llevándolo al terreno que conozco, que las buenas obras y el buen arte (lo que recordamos durante bastante tiempo, al menos) surge de la reflexión y la paciencia
¿Para qué dedicar esfuerzo si pasados unos días nadie se acordará por mucho hashtag y visibilidad que tuviera?
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