Este primer capítulo de las vacunas ARNm contra el #COVID comienza con el fracaso rotundo de una vacuna en 1966, que resultó en niños con alergias severas y 2 muertes. Un intento de vencer un virus (RSV) que al día de hoy nos lleva a 60,000 niños menores de 5 todos los años. 
Un tipo llamado Barney (Graham) quería entender el porqué de este resultado nefasto y hacer la investigación científica del virus RSV que llevara a una vacuna realmente efectiva para salvar la vida de miles de niños.
Años después todavía era complicado hacer vacunas efectivas. Un tipo llamado Jason @McLellan_Lab pensó que la clave estaba en la estructura de las proteínas virales. Barney, que trabajaba en el mismo edificio le dijo: Chacho deja el #VIH y ven a trabajar con RSV que es más fácil.
Jason le metió mano al RSV y descubrió que los blancos más efectivos contra el virus para el sistema inmune (rojo y chinita en la izquierda) NO estaban en la vacuna del 1966 (derecha). Daba una respuesta inmune grande, pero que no protegía contra el virus. Lo peor de dos mundos.
O sea, esta proteína era como un moriviví. Los blancos del sistema inmune estaban a flor de piel, pero cuando el virus tocaba la célula, como el moriviví cuando lo tocas, cambia de forma y no se ven algunas partes.
Resulta que dejar el moriviví abierto (trancar la proteína en su conformación ANTES de tocar la célula) es la clave del éxito de las vacunas ARNm #COVID. La que implementó este cambio fue esta mujer: la Diva, la Potra, la Caballota. Pero ese cuento es para el Capítulo 3....
Antes de ese capítulo, en el segundo capítulo vamos a hablar del drama, chisme, y lloripari de la tecnología de ARN mensajero. Pendientes...
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