HILO. A mis compas docentes. Poniéndome suspicaz...
Año 1995. Cumbre político-económica en la Fundación Gorbachov. San Francisco.
Conclusión:
"En el próximo siglo (XXI), dos décimas partes de la población activa serían suficientes para mantener la actividad económica mundial."
Problema:
¿Qué hacemos con el 80% sobrante? Se acepta la propuesta de Zbigniew Brzezinski, asesor de Jimmy Carter y cofundador de la Comisión Trilateral:
"Tittytainment (tetas y entretenimiento): cóctel de entretenimiento embrutecedor y de alimento suficiente que permitiera mantener de buen humor a la población frustrada del planeta."
¿Qué papel debe adquirir la escuela pública?
La OCDE es clara:
"No todos elegirán una carrera en el sector de la nueva economía (de hecho, la mayoría no lo hará), por lo que los planes de estudios no deben diseñarse como si todos fueran a llegar lejos." OCDE, 2001
¿En qué se traduce esto para nuestro día a día?
Guy Debord, en 1990, decía que la escuela diseñada para el siglo XXI tenía una nueva función y debía encargarse de la "disolución de la lógica",
entendida como "la pérdida de la posibilidad de reconocer instantáneamente lo que es importante y lo que es accesorio o está fuera de lugar". Así, todo alumno estará "desde el principio, al servicio del orden establecido (...)
En esencia, conocerá el lenguaje del espectáculo, ya que es el único que le será familiar: el lenguaje con el que le habrán enseñado a hablar."
¿Y qué nos toca a los profesores de la luminosa escuela del siglo XXI?
El filósofo francés Jean-Claude Michéa aventuraba esto en 1999:
"Es en esta escuela para la mayoría donde deberá enseñarse la ignorancia en todas sus formas posibles (...)
La escuela de la ignorancia requerirá reeducar a los profesores, es decir, obligarles a trabajar de forma distinta, bajo el despotismo ilustrado de un ejército potente y bien organizado de expertos en ciencias de la educación."
Y yo os pregunto, compañeros docentes, ¿hemos estado mirando musarañas 30 años?
@octavio_pr@followero Porque lleváis más que yo, claro, podréis saber dónde hemos estado mirando.
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Ya sabéis que soy irremediablemente materialista pero, como es lógico, tras cada materialista hay toneladas de idealismo y no soy una excepción.
Estoy convencido de que debemos tratar a nuestros alumnos como seres racionales y la única dignidad propia de tales seres reside en la conciencia de ser ignorantes (esclavos) y en la voluntad de saber para dejar de serlo.
La libertad es solo la libertad del sabio en tanto que es capaz de aproximarse a la Verdad o, al menos, al reflejo más fiel de la misma de que somos capaces sin dioses mediante pero con la Razón operante.
HILO. Gramsci flipando con las "nuevas" pedagogías...
Me gustaría compartir con vosotros esta carta que Antonio Gramsci, el gran intelectual marxista italiano, le envió a su esposa tratando de la educación de sus hijos. De principios del siglo XX...
“... en conjunto (...) me ha dado la impresión de que (...) sois demasiado metafísicos, al presuponer que el niño contiene al hombre entero en potencia, siendo preciso por tanto ayudar al desarrollo de ese contenido latente sin ejercer ninguna clase de coacción,
dejando actuar a las fuerzas espontáneas de la naturaleza o qué sé yo. (...) Renunciar a formar al niño no significa otra cosa sino permitir que se desarrolle su personalidad acogiendo caóticamente del ambiente general todos los motivos que han de formar su vida.
HILO. A ver si me aclaro, porque claro, soy muy joven y tal...
La OCDE, el Banco Mundial, el Círculo de Industriales y demás mastodontes de la economía global vienen avisando, desde finales del siglo XX, de que el mercado laboral se enfrenta a un evidente proceso de polarización:
solo se requerirá una minoría altamente cualificada, mientras que la inmensa mayoría debe quedar relegada a un sector servicios precario, inestable y cambiante.
Qué inolvidable ese noventero informe Delors, donde el político, economista y banquero (no profesor, no pedagogo) definía a los alumnos como "capital humano revalorizable durante toda la vida". Y qué vergonzoso es que esta visión se encontrara aplausos y no una férrea crítica.
HILO. La odiosa escuela memorística y enciclopédica.
Yo esta semana he terminado bastante contento las clases. Estamos viendo la Revolución Industrial y tocaba hablar un poco del textil y la siderurgia (ya oigo resoplidos). Datos, sí. Memoria, sí. Disciplina, sí. Codos, claro.
Y sobre todos esos aspectos tan opresores y tan decimonónicos (gracias a ellos, diría yo), hemos hablado un poco del imperialismo-colonialismo (en el que profundizaremos más adelante) porque el algodón para la industria textil no viene del cielo, sino de la India.
También hemos hablado de trabajo infantil, porque los niños no se libraban de las miserias de las minas para extraer carbón y mineral de hierro.
HILO LARGO. Leedlo que me ha tirado rato largo para escribirlo. Sobre Finlandia o Ego sum lux mundi.
Hubo un dilatado intervalo de años en los que se escuchaba, por todas partes, que el modelo aspiracional de la educación tenía sede en Helsinki.
Todo lo que hacía Finlandia nos parecía bien, innovador: había llegado al futuro antes que nadie. De paso, asumimos acríticamente que un modelo se puede trasplantar de un país a otro sin tener en cuenta sus condicionantes sociales, económicos, culturales o incluso su tradición.
El origen de la conversión de Finlandia en el Pantocrátor de Occidente está en el Informe PISA 2000. Huelga decir que el Informe PISA está organizado por la OCDE, que aunque nos guste olvidarlo, repito que es una institución económica, no educativa, y está integrada y
HILO. La figura del docente.
La verdad es que el profesor está en cuestión porque su función, que es enseñar conocimientos científicos y académicos, enseñar para conformar un pensamiento poderoso, crítico y consciente en el alumno, está igualmente en cuestión...
La degradación paulatina de la figura del docente es análoga al desprecio, a pleno rendimiento, que la sociedad posmoderna tiene hacia lo sólido, lo contrastado, la verdad. La sociedad líquida y posmoderna de la que ya nos habló Zygmunt Bauman...
está demandando con insistencia una escuela líquida y posmoderna. Lo sólido, el contenido científico, la autoridad inherente del que sabe, el mérito… son elementos que crean urticaria en toda persona que quiera pasar por moderna, innovadora y progresista...