En los EE.UU. ya no importa que haya una "montaña" de pruebas sobre el fraude, importa, que el sistema institucional se niega a considerarlas
Ante esto, recuperar el reconocimiento social de un saber (Auctoritas) y de un poder (Potestas), pasa por la recuperación de un Imperium.
Imperium que deberá imponerse y restaurar lo perdido, invocando los dos textos sagrados en los EE.UU.:
La Biblia y la Constitución.
Sin estos, no existen los Estados Unidos.
¿Y cuál es "la muralla" que defiende a instituciones que niegan el derecho y la justicia, que niegan a la nación?
Los medios de comunicación.
Los medios de comunicación, al lograr que parte de la opinión publica afirme que "no existen pruebas de fraude" y por lo tanto, al lograr la legitimidad de quienes niegan el derecho, han zanjado su destino.
Deberán ser derrotados y expuestos como lo que son: una maldición.
E invito a investigar todo lo que significa "maldición".
Los periodistas y "comunicadores" deberían reflexionar, aunque su profesión se haya convertido en la negación de toda posibilidad de reflexión.
El periodismo se ha convertido, en una fábrica de malditos, y por lo tanto, de desechables.
Los pocos, poquísimos que se salven, deberán reconstruir la profesión, a partir de una merecida ruina.
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Para todas las fuerzas dispuestas a rezar y luchar
"Audentes Fortuna Iuvat"
¿Dónde están "los amigos"?
El público y algunos “analistas”, cuyo bajo nivel de discernimiento apenas los coloca por encima del mismo público, no han entendido cómo es la verdadera guerra en acto desde hace 5 años, en la parte más profunda de los Estados profundos: las agencias de inteligencia.
Guerra que ocurre entre agencias de inteligencia, dentro de cada una de ellas, entre las 17 que hay en los EE.UU., y entre agencias de varios países donde a su vez, cada país posee varias agencias: de espionaje y contraespionaje, civiles y militares, públicas y privadas.
Lo que pasó en la Corte Suprema no debería sorprender a quienes nos siguen, este servidor, ha repetido hasta la saciedad que:
1. El camino legal siempre es una vía estrecha, llena de curvas y en subida, la justicia es una rareza, casi un milagro. La dama ciega hoy en día es un recurso de mercadeo.
2. No habrá solución institucional a las crisis, gane Biden o gane Trump.
El poder judicial está sobrevalorado, no es democrático como el legislativo y no tiene un jefe o equipo ejecutivo que concentra la responsabilidad, este poder intocable es el hábitat perfecto para mafias y tribus en todo el mundo.
Telegrama de guerra No.2
Para todas las fuerzas dispuestas a rezar y luchar
"Audentes fortuna iuvat"
Trump acaba de despedir a Mark Esper, secretario de defensa, de la cuestión militar en EE.UU. me ocupé en 2 videos, que pueden consultar al final del hilo…
Primero lo primero, Trump la da las espaldas a los pedigüeños de la transición: despide a Mark Esper, eximio representante del complejo industrial militar, un “top corporate lobbyist”,
y lo sustituye con Christopher C. Miller, director del Centro Nacional Contra el Terrorismo, una agencia de seguridad que por su misión trabaja en estrecho contacto con agencias de inteligencia, incluyendo desde luego CIA y FBI
Telegrama de guerra No.1
Para todas las fuerzas dispuestas a rezar y luchar
"Audentes fortuna iuvat"
1. Proclamar a Biden como ganador de las elecciones no impedirá el proceso de impugnación, Trump puede quedarse hasta el 20 de enero, así que por ahora no cambia nada. Pase lo que pase Trump debe seguir en campaña política, rompiendo el cerco comunicacional.
2. Censurar a Trump no importa, jugarle sucio a Trump, no importa. El “demócrata instalado en el sistema”, o en la sociedad, sabe que todo esto está mal, pero no importa, lo importante es sacar a Trump, se trata de un “supremacismo” sin remedio, típico de los gauleiter azules.
1. El gobierno único, superestado regulador con su montaña de reglamentos, es la culminación del Estado fuerte neoliberal, al servicio de la agenda globalista (no hay contradicción).
2. Los préstamos, verdaderos contratos mafiosos de “protección” a cambio de sumisión, deberán acompañarse de la aplicación de paquetes estandarizados de medidas de austeridad y reformas, que será vigilada por cada país europeo.