Como nunca antes en la historia, hoy asistimos en tiempo real a los que ojalá sean los estertores de una época del delirio Trumpista, y que ojalá igualmente a la vez sea poco a poco el regreso a la cordura y la sensatez en el mundo.
Es delirante la cantidad y tono de narrativas de desinformación y complot que fluyen desenfrenadas en la red, pero lo que hoy se debe aprender es que sus consecuencias si salen de las pantallas y se convierten en accionamientos sociales.
Hoy, ojalá, inicia la larga y tortuosa ruta al olvido de un hombre delirante, peligroso, altamente nocivo. Aunque en el fondo su legado quedará, visibilizó algo que ahí estuvo todo este tiempo pero además le dio poder, lo encumbró, lo validó. Y ahora reclama ese irracional lugar.
Donald John Trump es parte de ese extraño caldo de cultivo social que ha ido corroyendo instituciones, medios, información, pero también rasgos de la humanidad misma.
Lo que Trump representa, promueve, convierte a quienes no lo apoyan, como enemigos, les deshumaniza, los convierte en motivo de su rechazo y repudio, aunque no sean más que similares. Lo que Trump, y los demás autocratas como él, necesitan, es que socialmente nos combatamos.
Trump logra algo que parecería impensable y que va contra los elementos básicos que conforman a la sociedad: convertir al otro, al que no apoya tal o cual causa, como el adversario a vencer, a combatir. Con consecuencias a muy largo plazo además.
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Sí usted no sabe, o no conoce completa, la historia de cómo surgió el desgarriate que se vivió ayer; sí usted subestima el alcance de las narrativas que fluyen por las redes sociales invocando violencia, le sugiero muy encarecidamente pasar y leer:
Se aproxima el final del mandato delirante y disfuncional de Trump. Pero su legado, la era del trumpismo, apenas inicia. Ellos EN VERDAD creían que ayer se daría un suceso de trascendencia histórica. Un "gran despertar", una "tormenta".
Y sí hoy han llegado a creer, y actuar en consecuencia, a toda esa narrativa, iniciada con la perversa interpretación de correos electrónicos hackeados, realmente poco hay qué hacer desde la razón y la sensatez.
Me encanta cuando solitos ponen los datos con los que se les puede responder su retorica baratita. Por ejemplo el gran timonel, eterno preocupado de su imagen. Nada importa en su vida más para él, que su propia imagen.
Nunca olvidar. Su plural es el del narciso, así, casi siempre cuando pluraliza se refiere a él mismo. Plural mayestático.
Entonces acá su plural es "gobierno". ÉL es "el gobierno".
Esta es la gráfica que hace girar su corazoncito megalómano. Por dos puntitos esta arriba de Scott Morrison de Australia.
¿en serio quería vender su apoyo en redes, trayendo más de 16,336 (36.40%) seguidores que no han hecho absolutamente nada en 6 meses? Sin mencionar ese curioso "valle" en sus primeros 10,000 seguidores... 😏
Entre el seguidor 3,000 y 7,500 (aprox), tiene puro mueble por seguidor 😂