Se cumplen 20 años de la publicación del infame estudio del exmédico Andrew Wakefield, de donde salió el "grito de guerra" del movimiento antivacunas: las vacunas producen autismo. 
Dicho artículo fue un fraude, con graves conflictos de intereses y grandes sumas monetarias entregadas al autor para que encontrara, a como diera lugar, "evidencia" de que la vacuna triple viral provocaba autismo y enfermedad inflamatoria intestinal en los niños.
El periodista Brian Deer puso en evidencia en el 2004 esta farsa. El estudio fue retirado y etiquetado como "retractado". Todos los autores del mismo (menos Wakefield) retiraron sus nombres del documento.
Nunca tuvo autorización de ningún comité de ética y sometió a pruebas muy invasivas e innecesarias a los infantes que participaron en el estudio. Ningún otro equipo de investigación a nivel mundial pudo encontrar los hallazgos que "hizo" Wakefield.
La verdad salió a la luz. La especie humana y su terquedad de seguir movimientos tan intrascendentes hicieron el resto: seguimos arrastrando hasta hoy las consecuencias, al haber brotes de enfermedades que antes estaban bajo control, gracias a la renuencia de la gente a vacunarse
El movimiento antivacunas basados en nada más que teorías conspiracionistas hace temblar el éxito adquirido tras años de inmunizaciones de generaciones anteriores.
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