Thread by @Luis_I_Gomez

Considerada con seriedad, la economía primaria, también llamada de subsistencia, ejerce una influencia mucho más poderosa sobre paisajes, plantas y animales que cualquier planta de energía nuclear o fábrica de automóviles.
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Las prácticas arcaicas como la tala y quema de bosques, la transformación de éstos en tierras de cultivo, han cambiado la naturaleza del planeta mucho más que la tecnología moderna, tan sospechosa para los ecologistas.
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El ecologismo se ha apoderado de la ecología y se ha convertido en un modelo de vida similar a una religión, que nos dicta qué hacer y qué no hacer, generando una moral basada en deseos pero carente de toda base real.
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Y es en esa neo-moral, neo-religión, donde encontramos el campo de acción político de los eco-funcionarios y el social de las organizaciones no gubernamentales (ONG).
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El ecologismo actual únicamente considera a los humanos solo como consumidores y culpables, nunca como solucionadores de problemas y creadores. Desde esa perspectiva, el hombre a menudo es incluso despreciado como el «cáncer del planeta».
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La tecnología ya no se considera una solución a los problemas, sino que es principalmente su causa. El desarrollo técnico y económico supuestamente cada vez más rápido y dañino para el «equilibrio» debe reducirse, incluso detenerse.
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Amonestaciones y advertencias, moralizar y boicotear, prevenir y demonizar se han convertido desde hace tiempo en factores económicos importantes.
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Conceptos como «principio de precaución» o «sostenibilidad» se utilizan (erróneamente) para anular el mercado libre mediante nuevas regulaciones. Los medios, la política y las ONG’s se han convertido en actores de un negocio multimillonario fundamentado en el fomento del miedo⤵️

Escondidos tras la máscara de la defensa del bien común, son apenas herramientas de diversos intereses particulares. Millones de creadores de opinión y expertos, investigadores e inspectores, funcionarios y burócratas ahora viven en este sistema. ⤵️⤵️

Y lo más interesante del asunto: nadie los ha elegido, no tienen a nadie ante quien deban responder de sus actos seriamente. Cambian de Greenpeace a la OMS, de la WWF a «Amigos de la Tierra» y viceversa.
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Y no, no «viven» de las donaciones de sus socios, viven fundamentalmente las subvenciones de los estados… es decir, del dinero de todos. Son, no una clase que apoya o complementa al estado, sino una patrocinada por él.

Usted y yo PAGAMOS.

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