El periodismo político necesita una renovación urgente de los campos de observación para poder analizar en toda su extensión lo que sucede en elecciones como esta.
Las campañas ya no empiezan 15 días antes ni tienen lugar en los mítines
Sí, estamos hablando de redes sociales.
Esto es algo que han entendido muy bien algunos periodistas y medios que han vivido proceso electorales en los que mirar hacia los canales tradicionales no fue suficiente para anticipar la irrupción de vencedores inesperados o avances muy abruptos: EEUU, Gran Bretaña...
Desde 2016 algunos medios anglosajones han apostado fuerte en la formación de un profesional nuevo: un periodista político que sabe mirar en las redes sociales, comprender y explicar cómo las estrategias de algunos partidos irrumpe después en la vida política "real".
Desde hace años sigo a muchos de estos periodistas que manejan con tanta destreza herramientas de observación en las redes sociales y saben ponerla en un contexto político. Ahora los encuentran en todas las grandes coberturas.
Cobertura como las elecciones USA de noviembre. Medios como CNN, The New York Times, The Washington Post o BBC fueron contando "la otra campaña" , las trampas o estrategias que el entorno Trump intentaba en las redes para volver a ganar.
Periodismo político del siglo XXI.
Ahora ya conocemos la hoja de ruta en la estrategia de los movimientos populistas o radicales para influir en la formación de la opinión pública, insuflar odio y minar la confianza en las instituciones.
Y sus armas no son siempre limpias.
Esa hoja de ruta se aplicó en Estados Unidos y ahora en otros países, también en España. Y es extraordinariamente efectiva, especialmente cuando no hay periodistas mirando en las redes o contando las consecuencias de esta estrategia.
Sería honesto decirle a los lectores, oyentes o espectadores que los partidos políticos no compiten con las mismas armas, que la estrategia de cada partido la marca el umbral de escrúpulos a la hora de utilizar determinadas herramientas y técnicas.
España se ha convertido en un paraíso para las fuerzas políticas que recurren a la hoja de ruta de la campaña sucia de la escuela Trump sin ojos que observen ni una toma de conciencia generalizada del peligro que supone para una joven democracia como España.
📌Os comparto una lista de algunos de esos periodistas híbridos que tan bien analizan las redes en los contextos políticos. Aprendo mucho con ellos, espero que os ayuden a vosotros también.
Algunas de las claves que explican lo que va a suceder en las elecciones catalanas están en el excelente último capítulo de @Epidemia_Ultra dedicado al caso húngaro y Viktor Orban, en el que se miran muchas derechas radicales en el mundo.
Orban osciló ideológicamente hasta encontrar su lugar: el poder absoluto.
El final de la historia: un diario europeo lamentando hoy la impotencia de la UE ante el preocupante recorte de la libertad de prensa en Polonia y Hungría donde Orban cierra la principal radio privada.
"Necesitas un enemigo"
Las derechas radicales han aplicado el "modelo Orban" que el húngaro abrazó tras un encuentro decisivo con el gurú del marketing político Arthur Finkelstein, "el mercader de veneno".
(HILO) Caerse del árbol. Una historia personal sobre la desinformación.
En 2016, cuando Trump ganó contra todo pronóstico, yo estaba en Málaga. Volvía a Ceuta, tras la muerte de mi padre para, junto a mis hermanos, cerrar algunas cosas.
Anímicamente no estaba en mi mejor momento y la noticia de la victoria de Trump añadió una capa de irrealidad al momento.
¿Qué había pasado? ¿Qué no supieron ver las encuestas?
Con estas preguntas a cuestas volví a Madrid con la sensación de que no estaba comprendiendo muchas cosas, que los canales de información tradicionales ya no eran suficientes para observar la realidad en toda su complejidad.
Parler ya calienta el próximo golpe de desinformación masiva que preparan los extremistas de Qnon. Una red del mal que implica a los sospechosos habituales: Obama, Clinton y Pelosi.