Érase una vez un viejo reino, que tenía bellos árboles y gente de gran corazón. El rey puso a su hijo Pemezio como dueño de la única maderería (fundada en 1938) y a sus hijas Ceferina y Lucifuerza como responsables de las mueblerías, pero la segunda no era buena se fue.
Por ahí de 2013-14, el viejo reino quiso modernizarse y permitió más madereros y más muebleros. Y es que Pemezio y Ceferina ya estaban perdiendo mucho dinero, al no haber sido eficientes, ni generar valor en sus actividades.
Con el cambio, poco a poco la eficiencia y la tecnología más limpia empezaron a llegar, y la competencia empezó a mejorar las cosas para los usuarios. Entonces llegó un nuevo administrador, que le gustaban las cosas como antes.
Y vio que su maderería se quedaba con mucho combustóleo, ¡digo! con mucho aserrín, que nadie quería, porque sus partículas vuelan por el cielo y causan enfermedades. El aserrín podía venderse al reino de la estrella solitaria: saxeT, donde hay refinerías para procesarlo.
Pero un aciago día llegó un nuevo administrador, a quien le gustaba el modelo anterior ni vender a saxeT. Un administrador que prefería el trapiche y hacer las carreteras a mano, antes que propiciar empleos bien remunerados.
Para ocupar el aserrín, el administrador decidió intervenir en el mercado de muebles, obligando a todos los pobladores a comprar primero los muebles de Ceferina, que debía usar mucho aserrín en sus muebles.
Además, permitió a Ceferina a pagar muy barato por el aserrín de Pemezio, para no causar pérdidas en Ceferina. Pero a la hora de poner el precio de los muebles para venta al público, tomaron el aserrín a precio del mercado de saxeT.
Este mercado será insostenible ¿Cuánto tiempo los pobladores del reino pueden seguir con electricidad -digo, con muebles- hechos con aserrín contaminante? ¿Quién querrá invertir en un reino donde los muebles son caros, donde el administrador interviene en los mercados?
FIN
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