Dicen que un neutrino puede atravesar más de un año luz de plomo sin enterarse siquiera que estaba ahí. Entonces, ¿cómo se puede detectar algo tan sigiloso? Para hacerlo tenemos que ser más inteligentes que el plomo. Hoy te contaremos cómo.
Fue en 1930 cuando Wolfgang Pauli tuvo que escoger entre dos males, o bien la energía no se conservaba en la desintegración de los neutrones en protones y electrones, o bien ahí faltaba una partícula. Ante la duda, la conservación de la energía siempre gana.
La solución que planteó, con todo su pesar, fue el neutrino, una partícula sin carga eléctrica e indetectable. Lo que para él fue un dilema: estaba aventurando una partícula cuya existencia no podía probar… Si pudiese ver todo lo que se está proponiendo hoy en día…
Los neutrinos apenas interactúan con nada, se estima que un año luz de plomo apenas pararía a la mitad de los neutrinos que lo intentaran atravesar. Sabiendo esto, hacen falta detectores que tengan esta particularidad en cuenta.
Antes de nada, necesitamos un detector que esté aislado, en la medida de lo posible, de las fuentes de ruido que pueden dar medidas falsas como pueden ser partículas producidas por rayos cósmicos.
Para salvar esta situación, los detectores de neutrinos se sitúan bajo Tierra a un kilómetro de profundidad o directamente bajo el hielo del polo Sur.
Después necesitamos tener alguna posibilidad de que los neutrinos interactúen con nuestro detector. Para esto tenemos algo a favor, y es que nos llegan muchísimos, así que se utilizan grandes volúmenes de agua o hielo para que alguno de todos ellos se haga notar.
Pero, si no se pueden hallar de forma directa, ¿cómo hacemos los detectores para encontrar estas esquivas partículas? Simple, esperamos que choquen con alguno de los átomos preparados para que esa reacción produzca otras partículas que sí podemos detectar.
Por eso las instalaciones dedicadas a la búsqueda de neutrinos no son precisamente pequeñas, se tiene la esperanza de que unos pocos, de la vasta cantidad de neutrinos que continuamente atraviesan los detectores, interactúen.
Vale, ya tenemos un detector enorme situado en las profundidades de la Tierra. Pero ¿Qué pasa cuando el neutrino choca con el agua? Pues que en la reacción que se producirá, aparecerán electrones o muones. Dependiendo del tipo de neutrino que colisione.
Sucederá que estas partículas creadas se moverán más rápido que la luz en ese medio, que no más rápido que la luz en el vacío, lo que producirá radiación de Cherenkov. La idea es que alrededor de todo este volumen de agua o hielo haya fotomultiplicadores capaces de detectarla.
Con todo esto en mente, queremos hablar de dos detectores concretos: el Super-Kamiokande de Japón y el IceCube del polo Sur. Empecemos por el detector japones.
El Kamiokande fue construido para intentar medir el decaimiento de los protones. Es decir, intentar determinar si son inestables. Cuando se cansaron de esperar a que esto sucediese, actualizaron el detector para construir el Super-Kamiokande para la detección de neutrinos.
Este detector consiste en una estructura cilíndrica de 40 metros de alto y otros 40 de ancho, rellena por 50000 toneladas de agua y 11000 tubos fotomultiplicadores, y todo eso a un kilómetro bajo tierra.
Cuando un neutrino interacciona con alguno de los electrones de los átomos de agua, se forman nuevas partículas. Partículas que emitirán radiación de Cherenkov que registrarán los fotomultiplicadores.
Estas interacciones son muy escasas, recordemos lo del año luz de plomo. Por eso es necesario tener 50000 toneladas de agua, para que alguno de la ingente cantidad de neutrinos que llegan interactúe.
Por otra parte, tenemos el IceCube, que se encuentra en el polo Sur. Este detector funciona con hielo, cosa bastante abundante de momento en este lugar del planeta. Consta de pilares de millares de fotomultiplicadores que llegan a una profundidad de entre 1,5 y 2,5 kilómetros.
Existen más detectores alrededor del mundo, cada uno con el objetivo de detectar diferentes tipos de neutrinos con diferentes energías cada uno. Es decir, neutrinos procedentes de diferentes lugares.
Esto da pie a la llamada astronomía de neutrinos, puesto que pueden proceder de lugares como las reacciones de fusión nuclear en los núcleos estelares hasta del fondo cósmico de microondas.
Determinar su dirección y energía nos da información muy valiosa a la hora de entender qué sucede en estos lugares y momentos.
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No sabemos decirte qué pasó antes. Es más, somos incapaces siquiera de imaginarlo. Lo que sí sabemos es que hace ya 13,79 mil millones de años lo que hoy llamamos Universo empezó a expandirse. Y hoy queremos contar qué pasó a continuación. Imagen: NASA
Tampoco podemos decir qué ocurrió justo después de este suceso, durante el “primer tiempo de Planck”. Para hacer esto necesitaríamos la unificación de la mecánica cuántica con la relatividad general. Y parece ser que es algo que a los físicos se les resiste.
Aunque, para bien o para mal, este tiempo es increíblemente breve. Así que, a pesar de que nos gustaría poder explicar qué pasó en ese tiempo, lo vamos a pasar de largo.
En el Big Bang se formaron los elementos más ligeros. En las reacciones de fusión nuclear de las estrellas se forman elementos más pesados, pero solo hasta llegar al hierro. Entonces, ¿de dónde salen el resto de los elementos de la tabla periódica? Hablemos sobre ello.
A diferencia de los elementos más ligeros, no hay forma de que estos elementos se formen por reacciones de fusión nuclear. Esto es así debido a que son reacciones que en lugar de liberar energía la necesitan para llevarse a cabo.
Para entender esto, debemos tener en cuenta que la energía resultante de la fusión nuclear es debida a la diferencia de masa entre los nucleones (neutrones y protones) de partida y los de salida, siendo mayor la de los primeros. Esta diferencia de masa se traduce en energía.
Gracias a las observaciones de Fritz Zwicky y de Vera Rubin se advirtió que la velocidad de rotación de las galaxias era demasiado rápida para su masa. Hay materia que no vemos, la materia oscura. ¿Podría esta materia ser en realidad agujeros negros primordiales? Veámoslo.
La idea es relativamente simple, la velocidad de rotación de las galaxias es demasiado rápida para la masa que se les estima, esto debería traducirse en que algunas partes de la galaxia deberían escapar de ella, pero no sucede.
Analizando la velocidad de los cuerpos y su órbita se hace patente que hay más masa de la que podemos percibir, es un misterio aún por resolver. Entre las hipótesis que se barajan encontramos la idea de que esta materia oscura esté compuesta por agujeros negros.
¿Cómo se puede llegar a la conclusión de que el constituyente último de la materia son cuerdas con diferentes frecuencias de vibración para cada partícula? Hoy queremos hablar de la historia de como una física del siglo XXI o incluso XXII cayó por casualidad en el siglo XX.
En física a veces se necesitan unas matemáticas que el físico no conoce. Cuando Newton se topó con ello, inventó el cálculo; cuando le ocurrió a Einstein rebuscó y encontró las matemáticas de Riemann. En el CERN sucedió algo así en 1967.
Por ese año un físico teórico, Gabriele Veneziano, rebuscaba matemáticas capaces de explicar las propiedades de la fuerza nuclear fuerte observadas experimentalmente. En el año 1968 las encontró.
En el Big Bang se formaron los elementos más ligeros. En las reacciones de fusión nuclear de las estrellas se forman elementos más pesados, pero solo hasta llegar al hierro. Entonces, ¿de dónde salen el resto de los elementos de la tabla periódica? Hablemos sobre ello.
A diferencia de los elementos más ligeros, no hay forma de que estos elementos se formen por reacciones de fusión nuclear. Esto es así debido a que son reacciones que en lugar de liberar energía la necesitan para llevarse a cabo.
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¿Cómo se detecta una onda gravitatoria generada a miles de millones de años luz de nosotros y que apenas produce una perturbación menor que el tamaño de un átomo en nuestro planeta? Hablemos de dicha detección. Imagen: K.Thorne (Caltech), T. Carnahan (NASA GSFC).
Para poder detectar algo, primero tenemos que reconocerlo. Así que para empezar ¿Qué es una onda gravitatoria? A grosso modo las podríamos definir como arrugas en el espacio-tiempo que se propagan por él a la velocidad de la luz. Animación: NASA/JPL.
Sabemos que se generan a partir de objetos masivos que se mueven con una aceleración. Las más relevantes, y las que somos capaces de detectar por ahora, se producen en las colisiones de estrellas de neutrones y agujeros negros.