La confrontación con cuerpos de seguridad en una protesta puede considerarse estrategia de acción directa. Lo visto en el #8M 2021 ha sido la expresión (hasta ahora) más intensa de esa estrategia en el #feminismo. Contextualicemos un poco, en colaboración con @SouthofelMuro.HILO
Acción directa define de forma muy amplia a las luchas y resistencias que se realizan sin mediación institucional. Las protestas con uso de fuerza o violencia contra personas o cosas se interpretan como método de acción directa, Pero...
...esa intervención acotada al espacio y tiempo de una manifestación o serie de manifestaciones, opera como un acto de protesta más que de estrategia en busca de un objetivo concreto. Es decir, expresa la legítima rabia, pero no contribuye directamente a la búqueda de justicia.
Entre el #feminismo se ha respaldado el uso de armas blancas y/o explosivos, destrucción de inmuebles y confrontación con cuerpos de seguridad en protestas como legítimo y moral. Se justifica frente a la violencia e impunidad que sostiene a las violencias #feminicidas.
El revestimiento ético del acto, su fuerza moral, es lo que inhibe la criminalización o uso de vías punitivas. La decisión gubernamental en la CDMX ha atendido a esa legitimidad por encima del uso de la fuerza.
Desde 2019 hasta el #8M 2021 han ocurrido protestas #feministas con métodos de acción directa anunciados y conocidos abiertamente, sin criminalización ni bajas entre manifestantes o fuerzas de seguridad.
De las acciones directas, el método de intervención en protestas es la más superficial y más riesgosa. A más de un año de llevarlas a cabo, ¿qué ha logrado el #feminismo y el colectivo de mujeres?
El revestimiento moral de esas acciones sostiene su continuidad, sin criminalización. ¿Cómo construir justicia a partir de ese amplio margen de legitimidad? El momento es clave para plantear estrategias.
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