La demolición de la vida institucional del país tiene muchos frentes. Y no necesariamente se necesita violencia. Al menos no al principio. Uno de esos frentes, el mas vil tal vez, es el de destruir su confiabilidad, su credibilidad.
Una institución para tener sentido necesita que su autoridad se respete por todos en la sociedad.
Por eso la prisa de impulsar cada vez más la narrativa VS el INE y/o especialmente por quienes quieren señalar como elementos adversos. Este es un régimen autoritario.
Es un prototirano, la antitesis de un democrata por donde quiera que se le vea. La institución mediante la cual legitimamente se hizo del poder, hoy le estorba. No piensa permitir que nadie ni nada más le quite ese poder.
Todo el discurso de este remedo de gobierno se basa en una forma de moral bastante maniquea y perversa: La de un solo hombre.
Un discurso basado en moral ayuda a modelar socialmente qué comportamientos se aceptan o se rechazan. Por eso hoy no escatimó en golpear al INE.
Bajo esa luz es que pone desde su perspectiva como algo siniestro lo que no es otra cosa que la habitual vida política del país, que es tan sana como su diversidad y pluralidad de opciones. No, para él eso es un oscuro compló. Lo de siempre.
Es complejo. Su discurso es viejo, anquilosado, dirigido a una audiencia especifica, pero también a una parte que sirven como amplificadores y legitimadores. De otra forma no pasaría de ser otro eterno candidato pueblero. Tienen que hacer que luzca legitimo y real lo que dice.
¿Se puede visualizar un linchamiento? ¿Se puede visibilizar lo que se siente abrir la aplicación y tener un +1000 de notificaciones, y que eso sea un desfile de insultos e improperios?
La dra. Ximenez Fyvie tiene un buen rato siéndole incomoda al aparato. Su área de expertise la pone de frente para encuerar de cuerpo entero la estupidez del poeta Gatell. Y eso en serio los hace enojar. Y su mayor osadía fue ponerlo todo, ahora además, en un libro.
Hay una subespecie de usuarios muy, emmmm.... peculiar, por decirlo de manera amable. Son entes que exigen hacerse llamar "periodistas" (sic).
No es muy difícil distinguirlos, de hecho se hacen notar.
Estos seres que dicen, diiiiiceeeen, ser periodistas; disfrazan sus arengas, sus loas, sus porras, su zalamería, de "información".
Dicen, diceeeen, ellos son dueños de la verdad absoluta, la verdad, y nada más que la verdad. Cuando mucho, lo que mejor les sale es la propaganda.
Porque además no ocultan en lo más mínimo un rasgo que gritan a los cuatro vientos: su fanatismo.
No importa cómo su total ausencia de dignidad se ve compensada, para ellos en su fuero interior, con la satisfacción de, creen, defender a un totem sagrado.Que ni los ve ni los oye.
Aunque a lo mejor ahorita no se ve, estamos en un problema muy serio y grave con consecuencias que trascenderán seguramente por mucho tiempo.
Sirva como piedra de toque el estira y afloje con el tema INE.
Señor, señora, ¿usted se considera una persona mala? Seguramente no. No roba. No mata. Y cumple con lo que socialmente se exige como para pensar que se es una buena persona. Eso se llama moral. Algunas de sus restricciones están en lo que el Estado establece en las leyes.
Pero en general los valores de la moral se inculcan socialmente, principalmente en la familia, con los amigos, en la escuela, y en general en esos núcleos sociales.
Hay un problema. La moral es flexible. Oh si. Los valores morales van cambiando a la par de la sociedad.
El verdadero drama acerca del tema del sr Macedonio y el inquilino de cieeerto palacio virreinal que finge gobernar, no esta realmente en que los reclamos serán descarada y vilmente ignorados, aún viniendo de muchas mujeres que abiertamente lo apoyaron para llegar al poder...
...o incluso de quienes participan de la secta disforme que hacen llamar movimiento y que no es más que un simple y corriente partido político.
El verdadero drama es que siguen desasociando al partido del dueño. Del totem. Siguen buscando los refugios donde aliviar su disonancia
Muchas de las mujeres que llegaron, siguen, y seguirán, leales a pesar de todas las incongruencias, denuestos, humillaciones, a pesar de todas y cada una de las demostraciones que exhiben la misoginia, manipulación y la mentira detrás del poder, ellas ahí seguirán. Leales.