Dice Jean-Pierre Barou que #España tiene cuatro heridas seculares, cuatro problemas mayúsculos, que latían detrás de la guerra civil.
Va un hilo, a ver si las descubrís en la España de hoy en día.
Va un hilo, a ver si las descubrís en la España de hoy en día.
La primera herida: “La cuestión eclesiástica”.
La Constitución de 1931 introdujo medidas para separar Iglesia de Estado. “Medidas que el alto clero nunca dejó de combatir, como en julio de 1936, cuando la sublevación de Sanjurjo y Mola...
La Constitución de 1931 introdujo medidas para separar Iglesia de Estado. “Medidas que el alto clero nunca dejó de combatir, como en julio de 1936, cuando la sublevación de Sanjurjo y Mola...
... Una de estas medidas imponía una educación inspirada en el ideal de la solidaridad humana y no cristiana, lo que suponía el final de la enseñanza religiosa”.
La segunda herida: “El espinoso asunto del ejército”.
Entre 1814 y 1923 hubo nada menos que 43 pronunciamientos militares. (golpes de Estado), con o sin éxito. “Franco vio con malos ojos la reforma del ejército que emprendió la República...
Entre 1814 y 1923 hubo nada menos que 43 pronunciamientos militares. (golpes de Estado), con o sin éxito. “Franco vio con malos ojos la reforma del ejército que emprendió la República...
... teniendo en cuenta hasta qué punto parecía un ejército de pacotilla con su insólita proporción de oficiales (uno por cada 10 soldados), de los cuales hasta 219 eran ni más ni menos que generales".
La tercera herida: “La cuestión agraria”.
"Cuando se instaura la República, dos millones de campesinos no tienen tierras, mientras que 50.000 propietarios poseen la mitad del suelo español....
"Cuando se instaura la República, dos millones de campesinos no tienen tierras, mientras que 50.000 propietarios poseen la mitad del suelo español....
... Por tanto, es una prioridad expropiar a aquellos que, sobre todo en Andalucía y Extremadura, llegan al extremo de dejar tierras explotables en barbecho mientras la miseria campa por doquier”.
Y la cuarta herida: "España es la tierra predilecta del anarquismo, como Camus recordará en 1946 con estas palabras: El único país en el que la anarquía pudo constituirse en un bando poderoso y organizado”.
El desarrollo de esas cuatro heridas vertebra LA GUERRA DE ESPAÑA: RECONCILIAR A LOS VIVOS Y A LOS MUERTOS, el fascinante ensayo de Jean-Pierre Barou que nos explica este país de otra forma.
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