Cuando leemos una novela o vemos una película, siempre nos ponemos en el lugar de los buenos. #AlhilodelaSemanaSanta
Desde su perspectiva, sufrimos las desgracias que les ocurren, nos alegramos con sus victorias, nos enamoramos, reímos, lloramos, imaginamos tener sus superpoderes o conocer los lugares reales o de fantasía que visitan…
Nada mejor que un buen libro o una buena película para salir de nosotros mismos y disfrutar de la vida de otros.
Pero la Biblia no es una novela, aunque tiene historias realmente fabulosas. La Palabra de Dios es, para los creyentes, un libro vivo en el que ahora, en este momento, estamos cada uno de nosotros.
Justo al contrario que en una novela, las historias que leemos no nos sirven para salir, sino para adentrarnos en nosotros mismos, y son las vidas de otros las que explican la nuestra en relación con Dios.
En el Evangelio de este Miércoles Santo, por ejemplo, se nos narra la traición de Judas, su negociación con los sumos sacerdotes y el diálogo que mantuvo con el Señor durante la última cena.
Continúa leyendo mi reflexión sobre el Evangelio de este Miércoles Santo en este enlace diariosur.es/semana-santa/m…
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