Conurbano y Palermo, los dos polos del mismo significante vacío que @LANACION utiliza día a día para establecer la frontera de la civilización y la barbarie. Sin embargo, este es un buen momento para recordar que el diario practica este deporte desde hace décadas. 
En la edición del 6/12/83, justo unos días antes del retorno a la democracia y de que el enemigo a combatir por la idiocracia dominante pasen de ser los jóvenes politizados a los jóvenes pobres, La Nación publicaba en su sección "El mundo del Gran Buenos Aires", lo siguiente:
"...la sociedad podría llegar a suponer que el orden constitucional y el régimen democrático son incompatibles con la seguridad personal. O dicho a la inversa: podría difundirse que sólo los regímenes de facto o autoritarios están en condiciones de de garantizar esa seguridad...
...de vidas y bienes. En síntesis, se llegaría a la conclusión de que la policía necesariamente debe estar libre de las ataduras que impone el Estado de derecho para cumplir con eficiencia su misión".
Ese conurbano indomable era antes y es ahora la excusa y el teatro de operaciones para y donde implantar el reseteo autoritario que algunos comunicadores reclaman hoy día.
Clasismo y la aporofobia son simplemente el velo justificatorio que recubre su aura de patrón de estancia.
Clasismo y la aporofobia son simplemente el velo justificatorio que recubre su aura de patrón de estancia.
No estamos descubriendo nada en eso, pero sí algo ha cambiado: solían ser brutales, ahora también son brutos. Son brutos porque confrontan en la misma página trabajadores pobres contra una manada indolente que corre tras las papas con cheddar como perro de tras sobre de dogui.
Confrontar con la línea editorial del diario es tan inútil como tirarle un sahumerio a un pozo ciego. Por ahí es más provechoso dejarlos que sigan creyendo que miran la política desde arriba, mientras esa indolencia los hace ver crecer las flores desde abajo.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
