Hoy, en el apunte de estilo que nadie me ha pedido:
💥El lastre de los verbos auxiliares débiles y tu gran amigo el estilo directo💥
Hilo repelente de narrativa a la de una, a la de dos, a la de 👇👇👇
💥El lastre de los verbos auxiliares débiles y tu gran amigo el estilo directo💥
Hilo repelente de narrativa a la de una, a la de dos, a la de 👇👇👇
[2/11] Los verbos auxiliares son aquellos que añaden información de cantidad, modo, forma o tiempo a la acción. Haber, poder, ir, seguir, andar, tener... Por separado tienen significado propio, pero cuando acompañan a los verbos principales dejan de dar información per se.
[3/11] Pueden ir seguidos de infinitivo.
«Empezó a comer tiramisú enseguida».
De participio.
«He sido un buen modelo de peluquería».
O de gerundio.
«Estaba admirando tu brilli-brilli».
«Empezó a comer tiramisú enseguida».
De participio.
«He sido un buen modelo de peluquería».
O de gerundio.
«Estaba admirando tu brilli-brilli».
[4/11] Como podemos ver, son necesarios para construir ciertas frases y para expresar formas verbales compuestas que, de otra forma, no serían posibles. Hasta aquí todo ok.
[5/11] El problema viene cuando abusamos de estos verbos para «adornar» la frase o darle más enjundia. Como en:
«Ataulfo se puso a investigar el origen de aquel ruido».
«Gumersinda fue a ponerse a estudiar».
«Lelufar quiso saber cómo Pepelu trató de ser elegido para ese puesto».
«Ataulfo se puso a investigar el origen de aquel ruido».
«Gumersinda fue a ponerse a estudiar».
«Lelufar quiso saber cómo Pepelu trató de ser elegido para ese puesto».
[6/11]
¿Qué pasa? Todo aquí es perfectamente válido, pero, al mismo tiempo, se entorpece la frase, la hace lenta, trabada, con poca gracia. Lo que se hace con intención de sonar más literario, termina siendo un petardo indigesto.
¿Qué pasa? Todo aquí es perfectamente válido, pero, al mismo tiempo, se entorpece la frase, la hace lenta, trabada, con poca gracia. Lo que se hace con intención de sonar más literario, termina siendo un petardo indigesto.
[7/11] Y, claro, esto termina cansando. Pero que no se me arrugue nadie, que hay solución. Soluciones, más bien.
La primera es apostar directamente por los verbos sin auxiliar ni nada. «Ataulfo investigó el origen de aquel ruido».
Limpito, limpito, oiga.
La primera es apostar directamente por los verbos sin auxiliar ni nada. «Ataulfo investigó el origen de aquel ruido».
Limpito, limpito, oiga.
[8/11] La segunda es simplificar al máximo los elementos que forman parte de la acción. Matar auxiliares, vamos.
«Gumersinda se puso a estudiar».
«Gumersinda se puso a estudiar».
[9/11] La tercera es encontrar (si es posible) un verbo que signifique por sí mismo todo lo que expresan los auxiliares. Y sustituir sin piedad.
«Lelufar investigó cómo Pepelu se postuló para ese puesto».
«Lelufar investigó cómo Pepelu se postuló para ese puesto».
[10/11] Estilo directo llaman a esto, amiguis. No es una regla universal válida para todas las obras y todos los momentos de las mismas, pero sí que nos ayudará a solventar fases descriptivas más espesas. Y nuestros lectores lo agradecerán.
[11/11] Y eso ha sido todo por esta semana, gente. Síganme para más consejos y repelencias estilísticas y ortotipográficas. Y, ante la duda, contratad a un corrector. Agur.
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