En este fragmento hay algunos errores y varios sofismas involucrados. Veámoslos 👇
https://twitter.com/rubendemocrata/status/1391528296328859651
1. Falso≠mentira. En efecto, la mentira exige del reconocimiento por parte del emisor de la naturaleza falsa de lo que se enuncia. Pero esto presupone no sólo que es falso que España sea una democracia, sino también que quienes dicen que lo es conocen que no lo es.
Según esto, ¿miente «toda la opinión pública, todos los periódicos, todas las cátedras universitarias»? Para que esta afirmación pudiese ser verdadera «toda la opinión pública, todos...» deberían reconocer que «España no es una verdadera democracia» aun suponiendo que sea así. 🤔
2. «Nadie conoce lo que es la libertad política». Esta afirmación también es falsa excepto si se supone que sólo es «libertad política» las «libertades colectivas», habiendo «libertades políticas individuales» como él mismo se puntualiza después.
Ahora bien, ¿puede la libertad ser «libertad colectiva»? Si entendemos «libertad» en su sentido negativo («libertad-de») como «ausencia de coacción», toda libertad es en cierto sentido colectiva (en tanto que son otros sujetos los que me coaccionan para evitar que haga algo);
pero no se predica la libertad respecto de ese algo del «colectivo» sino de «cada individuo» que tiene o no la posibilidad de hacer «eso» sin ser coaccionado por otros.
3. «Constitución» no se agota en «constitución democrática». En efecto, Montesquieu ni siquiera construye su teoría de la separación de poderes mirando hacia democracias que aún no existían (ni hacia el pasado grecolatino), sino tomando como prototipo la monarquía constitucional
inglesa. Por consiguiente, aun suponiendo que España no fuese una sociedad democrática podría seguir teniendo una verdadera constitución (como la tiene).
4. «Democracia» no se agota en «democracia presidencialista (directa)». En efecto, si definimos la democracia como el sistema político en el que la parte más representativa del poder político en ejercicio (ejecutivo y legislativo) se somete a un cuerpo electoral de mayorías,
el pueblo o nación (δῆμος), cuyos votos, según reglas establecidas, deciden su permanencia o remoción, parcial o total, en el poder, entonces las «democracias no presidencialistas (indirectas)», claro que son verdaderas democracias.
5. La separación de poderes entre el poder ejecutivo y el legislativo tampoco es total en las democracias presidencialistas (la disociación entre ambos admite grado); en efecto, también en ellas (por ejemplo EEUU) el presidente del ejecutivo tiene que presentar al Parlamento
(legislativo) su programa de gobierno para su conocimiento, el Parlamento a través de sus cámaras controla los recursos que el gobierno necesita e incluso puede obligar a dimitir al presidente («impeachment»).
No cabe duda de que García Trevijano fue un gran teórico político, pero errores como estos son muy frecuentes en sus discursos y los de sus seguidores («no es una papeleta electoral: es un cheque en blanco») y sería bueno ser críticos con ellos. FIN.
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