Aquí estamos para hacer porno financiero, ¿verdad? Pues como lo prometido es deuda, hoy vamos duro: ↙️
Abrí mi membresía el 2 de noviembre de 2020, por lo que solo tiene 6 meses y medio de vida, aún es bebé. Ni come ni anda sola, necesita a papi para todo.
Durante este tiempo he invertido:
√ 0 euros en publicidad.
√ 0 euros en afiliados.
√ 0 euros en influencers.
√ 0 euros en publicidad.
√ 0 euros en afiliados.
√ 0 euros en influencers.
Además, he pedido 0 favores y he concedido 0 entrevistas (pese a que me han invitado a algunos de los mejores podcast sobre finanzas y marketing del país).
Esto último no lo he hecho en plan “vacile”, es solo que soy un tío tímido y ese nivel de exposición hablándole a un micro y tal creo que me viene grande.
Tampoco he hecho webinars, ni vídeos, ni tengo cuenta en Instagram, ni me habrás visto en congresos de mi sector dando palmas y haciendo networking pastelero. Paso de ese circo.
Yo solo sé escribir emails. Por eso, durante todo este tiempo me he dedicado única y exclusivamente a enviar emails, muchos emails. Creo que ahí reside mi ventaja competitiva.
El resultado te lo dejo en esta captura de Stripe: 100.000 euros facturados en 6 meses y medio. No te voy a engañar, es de locos. 
Mensaje a los que están empezando: sí, sí se puede vivir de internet.
Y una advertencia: no, no es un camino de flores. Hay que meterse en el barro.
Y una advertencia: no, no es un camino de flores. Hay que meterse en el barro.
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