Sus miniaturas son, simplemente, excepcionales, como veremos. En la primera de ellas, vemos al autor de la obra, presentando el libro a una de las hijas de Ana, posiblemente Claudia, futura esposa Francisco I.
El volumen está encuadernado en negro, con bullones y cierres dorados.
A la derecha tenemos a una mujer, mucho más joven, una niña. Vestida de manera distinta. Seguramente se trate de otra de sus hijas, Renata, que tenía cuatro años cuando murió su madre.
El cuerpo de la reina se vela en su dormitorio. Está coronada, luce la capa de armiño y con ella están los cetros, símbolos de poder. En cada una de las velas está su escudo heráldico, que une las armas de Francia y las de Bretaña.
El cuerpo se deposita en el féretro. Sigue luciendo la corona, aunque también vemos como se reza ante los atributos de poder que son la corona y los cetros.
La reina aparece vestida igual que en el velatorio, de manera lujosa. Su rostro es tranquilo, parece dormida.
En ningún momento se prescinde de la utilización de sus armas, con las flores de lis y los armiños.
La reina ya no está, pero la corona y los cetros se han depositado en su lecho. Se reza por ella continuamente.
El ambiente ahora es mucho más tétrico. Continuamos viendo la corona y los cetros, pero también una costrucción gótica sustituyendo al dosel. Al pie y a la cabecera se sigue rezando. La heráldica y las velas son profusamente utilizadas.
Es algo efímero.
El cuerpo se traslada a otro lugar. Vemos como su rostro ya acusa el paso del tiempo.
Acompañaban a la reina grandes prelados y señores de Francia y de Bretaña, así como sus hijos e hijas.
Ya en la iglesia encontramos una nueva construcción efímera donde se vuelve a velar el cadáver. De nuevo, la reina está bellísima, sin que parezca muerta.
Desde otro punto de vista.
El cuerpo de la reina está sobre un lecho con almohada. Y ahí siguen los orantes, revestidos con las armas heráldicas de Ana de Bretaña.
Su cuerpo ya ha sido enterrado, pero vemos algo que destaca en el centro de la imagen.
Es esto. El denominado "relicario de Ana de Bretaña". Ella quiso que su corazón se colocase en un relicario de oro y se depositase en Nantes, en una tumba que habían construido sus padres.
La miniatura es una reproducción aproximada del original. Incluso aparece el cordón de oro.
Por cierto, el relicario fue robado en 2018 del museo donde se conservaba. Afortunadamente fue localizado en poco más de una semana.
Cosa sorprendente. En ningún momento se ha visto a su viudo, el rey Luis XII. Tras dos matrimonios, sin hijos varones, meses después de morir Ana, casó con María Tudor. Murió justo un año después que su anterior esposa, en enero de 1515 y María volvió a Inglaterra.
En 1516 Francisco I encargó la construcción de la tumba de Luis y Ana a Jean Juste (Giovanni di Giusto di Beti), miembro de una importante familia de escultores italianos.
Las obras en la Basílica de Saint-Denis duraron cerca de 30 años.
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Hoy queremos participar en el #domingodepaleografia de los @AmigosAHN hablando de abreviaturas.
Lo haremos con un privilegio de Alfonso XI de 1326.
Si queréis saber más sobre el sistema de abreviaturas que se utilizaba, seguid leyendo.
#paleografia
El documento es:
"Alfonso XI confirma al monasterio de San Salvador de Celanova el privilegio de restitución del castillo de Santa Cruz y del monte Leboreiro, la posesión de ciertos cotos antiguos..."
Don Carlos, por la divina clemençia emperador senper augusto rey de Alemania, doña Juana, su madre, y el mismo don Carlos, su hijo, por la graçia de Dios reyes de Castilla, de León, de Aragón, de las Dos Seçilias, de Iherusalém, de Navarra, de Granada.