He hecho varias veces el Camino de Santiago a pie. El corto, que mi problema suele ser de tiempo. Y he aprendido varias cosas. Rescato dos:
- Una, que lo cuentes o no, en un esfuerzo prolongado siempre hay algún día en que lo pasas mal. Pones, o no, cara de póker. Pero sufres
- Y dos, que cuando desgastas tu resistencia, sale a flote lo que realmente eres. Lo que llevas dentro. Tu esencia.
Hasta hace poco pensaba que no había conocido a nadie tan profundamente como en el Camino.
Pero vino la COVID-19
Creo que la pandemia ha puesto nuestra resistencia, la de todos, pero también la de cada uno, al límite. Y en esas, hemos sacado a relucir lo que cada uno somos. El famoso espejo.
Y en esas circunstancias, creo que hemos hecho un upgrade. Hemos subido un escalón
- Los cotillas se han hecho 'policías de balcón', vigilantes de la moral pandémica.
- Los envidiosos se han hecho denunciadores, vigilando al envidiado hasta pillarle en una mínima renuncia
- Los posesivos se han visto en su salsa, tratando de limitar al otr@ 'por su bien'...
- Los optimistas han interpretado cada señal positiva y han sido un arcoiris para los demás
- Los sensatos han reducido las normas a patrones posibles de cumplir y han protegido a los suyos
- Las buenas personas han ayudado a sus vecinos, les han regalado pastas, una sonrisa...
- Los miedosos se han encerrado en su caparazón, y han pedido restricciones para todos. No se han perdido una sola recomendación de las televisiones
- Los mandones se han vuelto autoritarios. Hay que hacer las cosas porque sí y punto.
- Los cínicos han creado normas 'para ti'
- Los escépticos han cuestionado. Y se les ha llamado negacionistas, aunque muchos son más bien afirmacionistas.
- Los curiosos han leído más que en toda su vida. Se han informado, han aprendido y han valorado.
- Los libres han hecho todo para poder seguirlo siendo
No me enrollo. Pensad lo que esto ha causado en quienes de por sí ya eran extremos. Comportamientos patológicos.
Todos tenemos la sensibilidad a flor de piel. Vendrán tiempos más razonables. Como dice el gran @Benjamin_Khalid , la puta normalidad.
Nos vemos en ella 😄
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Cuando fui a mi primera y única entrevista de trabajo, tenía 22 años. Un crío. Tres hombres y dos mujeres frente a mí.
Optaba a empezar en una profesión que lleva siendo mi vida 25 años y que cada día disfruto más. Y es difícil, porque siempre me gustó
Éramos muchos. Nos arremolinábamos en un pasillo bajo una escalera. Muy posiblemente yo era el más joven. Julio de 1996. Yo iba con mi título reciente debajo del brazo. Buscaban a pocos, pero no sabíamos con exactitud a cuántos.
Tras varias cuestiones sobre mí, mis notas (buenas), mi formación... uno de ellos, M., me hizo la pregunta que, luego lo supe, fue la clave para que me eligieran.
- ¿Qué harás si no te seleccionamos?
- No tengo plan B. Yo sólo apuesto por estar aquí, que me elijan y demostrar
Eso son dos de cada tres personas. Piensa lo que eso quiere decir. De cada tres personas que conoces, incluyéndote, dos quieren seguir yendo con un trapo en la cara siempre que estén fuera de casa. En el monte. En la playa. En el parque. En la Gran Vía y en una calle desconocida
Ahora pensad si es verdad. Quiero decir, si la gente, si realmente responde eso, está siendo sincera.
Porque yo no lo tengo claro
- Veo a muchas personas que llevan la máscara por debajo de la nariz. Si ellos responden que quieren que sigamos llevándola, es pa'habernos matao.
He leído muchas veces, hoy mismo, que el gran problema de la COVID-19 son los asintomáticos. Que cualquiera puede contagiarte, y claro, así no hay manera de protegerse, salvo limitando todo contacto.
Los asintomáticos....claro
Pero resulta que un metaanálisis, no un estudio, un "estudio de estudios", llega a la conclusión de que la tasa de ataque secundario de un asintomático es del 0,7%.
Damas y caballeros, no son los asintomáticos. Es otra cosa
La pregunta que me ronda la cabeza, si la ciencia descarta los asintomáticos como fuente principal de contagio, es por qué mucha gente se sigue empeñando en esa idea. Por qué máscaras en las calles. Por qué los toques de queda. Por qué, como dijo Sartre, el infierno son los demás
Llevo unos días luchando contra corriente. Personas a las que quiero y que considero inteligentes se han dejado llevar por el mainstream. No les culpo. Puestos a atenerse a las limitaciones, vivir así es más fácil.
Yo quiero verlo de otro modo. Así que me lanzo a la piscina
Desde un principio se ha cogido la mala costumbre de llamar negacionista a todo el que quiere ver el más mínimo detalle de forma diferente.
Lo que yo voy a proponer, con espíritu Émile Zola, son mis 'Confesiones de un afirmacionista'.
No niego nada. Afirmo cosas.
Yo afirmo que hay un virus, SARS-COV-2, que está en el origen de una enfermedad que ha sido contraída por millones de personas en el mundo, y que está relacionada, junto a otros aspectos (como su inadecuado tratamiento) con más de 2 millones de muertes rtve.es/noticias/20210…
Mi primer hilo (Chispas), sobre la proporcionalidad de las restricciones
"Con esta ametralladora
dijo el sabio Sisebuto
mil disparos por minuto
y sesenta mil por hora..."
Mi padre me enseñó este poema de niño. Lo verdaderamente bueno es el final. Llegará
En el último año hemos visto limitadas nuestras vidas de formas muy diversas. Tanto, que a veces olvidamos esas restricciones, porque las hemos interiorizado.
Pero cuando vemos fotos de hace un año, nos damos cuenta de todo lo que podíamos hacer y ahora no nos está permitido
Entre otras restricciones, se ha prohibido en algún momento:
- Comer con seis amigos
- Ir a tu propia casa en otra comunidad
- Ir a casa de tus padres
- Salir a la calle a las 01:00
- Llevar la cara descubierta en muchos sitios
- Bailar. O escuchar música que incite al baile
...