Una cadena de mentiras que Victor Toledo escribe en una nota, tendenciosa, hoy en La Jornada, merece mucha atención porque es parte de una estrategia para moldear la percepción pública sobre las incorrectas políticas científicas que el gobierno actual está implementando. /1 
Acusa de corrupción a empresarios, magnates, banqueros, empleados públicos, presidentes, primeros ministros, sacerdotes, rectores, artistas, científicos, deportistas, etc., pero cuidadosamente evita incluir a líderes políticos y actuales gobernantes. /2
Acusa a las empresas de usar su poder económico y corporativo para poner al conocimiento científico y tecnológico a su servicio (sin duda una acción tan reprobable como ponerlo al servicio de una ideología política o un partido en el gobierno o, peor aun, un gobernante). /3
Usa el dogma de la tecnociencia neoliberal para justificar la necesidad de una intervención "liberadora" para que el conocimiento científico regrese al pueblo y que sea éste el que defina su rumbo, sus prioridades y su financiamiento. Una visión retrógrada e injustificada. /4
Repite acusaciones, sin pruebas, de fraudes en programas cuyo fin era generar una cultura de la innovación y la investigación, usando ejemplos de trasnacionales que participaron con co-financiamiento con hasta el 70% de los recursos. E ignora a miles de MiPYMES beneficiadas. /5
Ataca a investigadores respetados y reconocidos en México y el exterior como Francisco Bolívar Zapata, a quien debe el país el desarrollo (y competitividad) en áreas como la Biotecnología y la Genómica y que han asumido posiciones responsables en temas como los transgénicos. /6
La estrategia de distorsionar la percepción pública sobre la dimensión e importancia de una ciencia global, inclusiva, abierta y sin restricciones, cobra ya factura con la fuga de cerebros, la caída en inversión en CyT, la pérdida de competitividad. Todavía puede revertirse.
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