Thread by @Damihibibere

Dice el Salmo 78:

"Lo que hemos oído y sabemos, cosas que nuestros antepasados ​​nos han contado, no se las ocultamos a nuestros hijos; se las contamos a la próxima generación.."

A veces tengo la tentación de pensar que no les trasmito a mis hijos todo lo que querría.

Si por mi fuera sus vidas serían una continua catequesis.

Pero eso no es posible por mil circunstancias.

Para evitar esa tentación suelo recordar mi infancia. ¿Qué semillas recuerdo de la fe que me transmitió mi familia?

Pues son pequeñas cosas: mi madre hablando de las vidas de Santos en algunas comidas, rezar en algunas ocasiones el Ángelus con ella, la bendición de la mesa..

Recuerdo el día que me enseñó a rezar el rosario, lo rezamos en familia solo una vez que yo recuerde.

En mi casa había imágenes, pocas pero había. Un crucifijo en su habitación y una inmaculada y una pequeña figura de fray escoba en la mesilla de noche de mi padre.

Una vez me pidieron expresamente rezar por una intención suya a un santo. Me dieron una estampa y me hicieron rezar una novena. Días después me dijeron que ya no hacía falta seguir. Así es como descubrí lo que era una novena. Solo por esa ocasión.

Recuerdo la primera vez que salí en una procesión en S. Santa. Mi madre me explicó lo que eran las "promesas", que iban descalzas en acción de gracias por un favor de la Virgen y mi padre me dijo que en la procesión "no se pasea", que hay que rezar. Esas 2 cosas me impresionaron.

Los viernes no se comía carne y cuando tuve edad suficiente me introdujeron en el ayuno cuaresmal.

Vi milagros en nuestra pequeña vida doméstica y el abandono tan grande que tenían en la divina providencia.

Mis padres me hablaron de experiencias personales que me unieron a las almas del purgatorio. Mi madre me decía que ofreciera sacrificios por ellas.

También mis padres me llevaron a misa los domingos y mi madre me repetía a veces frases del antiguo Catecismo como

"Soy cristiano por la gracia de Dios" y "confesarse al menos una vez al año por Pascua Florida o en peligro de muerte si se ha de confesar".

Esas pequeñas frases fueron toda mi "formación teológica".

El hecho más importante para mí era saber que tenían fe y que rezaban.

Así de simple. Eso y que Dios se ocupaba de nosotros.

Y se que mis hijos tienen muchas "semillas" más a las que acudir de las que tenía yo.

Porque no solo se transmite lo que se ha recibido sino que el Espíritu Santo se encarga de aumentar y hacer crecer esas semillas.

Me sorprendo del árbol que ha crecido a partir de las semillas de mis padres.

Desde luego todo es gracia.

Si ahora me asombro de ver "crecer" espiritualmente a mis hijos estoy segura de que mi padre desde el cielo conoce hasta que punto sus nietos se cobijan en esa sombra.

Así mis padres, al no ocultarme su vida de fe, se la han comunicado a la próxima generación. Como en el Salmo.

Puede que yo piense que mis semillas son pocas pero eso es una tentación. Entre otras cosas porque también siembra mi marido lo que recibió de sus padres.

La realidad es que nosotros sembramos, pero de la cosecha.. de la cosecha para las futuras generaciones se encarga Dios.

Buenos días, Twitter