Mi libro sobre las Fuerzas de Liberación Nacional de México nunca vio a la luz en una edición adecuada porque fui objeto de toda clase de amenazas, chantajes y difamaciones por parte de diferentes actores, incluyendo a exagentes de la DFS y gente de izquierda con negro pasado.
En 2008 yo era sólo una estudiante que quería dar a conocer la existencia de la guerra sucia y ayudar cientos de familias a encontrar a sus desaparecidos. No tenía ni trabajo, mucho menos poder, mientras que gente que lo tenía todo quiso acallarme.
Cuando la correlación de fuerzas es tan desfavorable y cuando los aliados son tan débiles, a veces no queda nada más que hacerse a un lado. Ese hacerme a un lado significó no llegar hasta las últimas consecuencias en mis revelaciones.
Hoy he leído con mucha emoción las declaraciones del comandante Germán. Esta es parte de la verdad que se me prohibió decir, y que incluso cuando me atrevía a musitarla recibía cuestionamientos a mi credibilidad.
Admiro que el comandante Germán haya dado un paso más al frente en la revelación de la verdad, porque sé que las consecuencias no serán gratas. El conflicto actual entre el EZLN y las FLN podría escalar aún más. No faltará quien lo acuse torpemente de mentir o hasta de racismo.
Sin embargo, quien tenga apego por la verdad no encontrará otra cosa: los indígenas hicieron esfuerzos impresionantes para organizar al EZLN y algunos se ganaron a pulso su grado de teniente-coronel, pero ninguno llegó a ser comandante. Todos los comandantes eran mestizos.
Cuando el Subcomandante Marcos -quien se ganó el grado porque pasó las pruebas- le dio un golpe de estado a la dirección mestiza de las FLN, automáticamente se convirtió en la máxima autoridad militar. El nombró a los líderes comunitarios comandantes e inventó a la comandancia.
A estas alturas ya no sólo es omiso sino absurdo pretender negar que el EZLN sea un ejército de autodefensa organizado, mantenido y fundamentalmente dirigido por indígenas. Del mismo modo tampoco podemos negar la historia: no siempre fue así.
El EZLN es producto de la tenacidad olímpica de las FLN, cuando esta organización era mayoritariamente mestiza. Lo que pasó en los '80, la alianza de estos mestizos con los indígenas de los Altos y la Selva Lacandona es un episodio asombroso de sinergia y perseverancia inifinita.
Germán ha dado una lección al haber puesto la verdad por encima de todo: excelsior.com.mx/nacional/la-lu…
A lo largo de todos estos años me han preguntado por qué no había escrito la tercera parte de mi trilogía sobre las FLN. Este hilo es la respuesta. Ahora creo que al fin podré cerrar el círculo.
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