«Los investigadores grabaron vídeos cortos de 157 hombres diferentes. A continuación, otro grupo de hombres vio estos vídeos. Los investigadores les hicieron la siguiente pregunta sobre cada uno de los hombres en los vídeos (Hilo):
"¿Qué probabilidad hay de que este hombre gane una pelea física con otro hombre?" Utilizaron una escala que iba de "extremadamente probable" a "extremadamente improbable".
Un grupo de mujeres también vio los vídeos. Respondieron a una pregunta sobre cada uno de los hombres: "¿Qué tan atractivo sexualmente es este hombre?" Utilizaron una escala que iba desde "extremadamente poco atractivo" hasta "extremadamente atractivo".
Dieciocho meses después, los hombres que aparecían en los vídeos completaron un cuestionario sobre su historial sexual durante los 18 meses. Lo duro que parecía un hombre para los hombres predijo mejor su éxito de apareamiento que lo atractivo que les parecía a las mujeres.
Los investigadores concluyeron: "Los hombres con mayor dominio físico, pero sin atractivo sexual, informaron un mayor éxito de apareamiento cuantitativo".
«Neil Strauss describe cómo un compañero (...) se distingue entre los competidores masculinos por la atención de una mujer en un programa de citas [Hilo]:
La mayoría de los competidores se jactaban del éxito que tenían, pero el amigo de Strauss afirmó que era un "reparador de encendedores desechables".
El chico estaba tratando de distinguirse de sus competidores tratando de no lucirse ante la mujer en el programa. Estaba tratando de impresionarla tratando de no impresionarla.
1. "Supongamos que ponemos a hombres y mujeres a hacer cosas diferentes, cogemos y ponemos a las mujeres a cuidar a los niños y a los hombres a hacer guerras y mantenemos esta costumbre social durante, pongamos, 50.000 o 100.000 años."
2. "Ese plazo de tiempo es suficiente para que surjan mutaciones que hagan que las madres sean capaces de leer mejor la mente de sus hijos, de entender sus necesidades y por lo tanto de atenderlos mejor y de hacer que sobrevivan mejor +
3. que los hijos de madres que no son capaces de darse cuenta de si sus hijos tienen frío o hambre o cualquier otra necesidad. Lo mismo ocurriría con variantes genéticas que aumentaran la presencia de la madre por interactuar, atender y jugar con su bebé."
1. No se niega que haya maltratadores. Lo que se discute es que se presuma automáticamente una motivación machista cuando el maltratador es hombre y la víctima mujer. (Abro hilo)
2. Porque es insuficiente determinar la naturaleza de una violencia a partir de los genitales de los implicados (además de ser sexista). Por otro lado, atribuir una motivación machista por defecto en función del sexo entorpece la solución del problema +
3. porque ignora otros muchos factores que podrían influir en él. Un indicio de que esto puede estar ocurriendo lo tenemos en Suecia. Allí hay más "igualdad" que en España y sin embargo hay también más índices de lo que se conoce como violencia de género. +
1. "El problema actualmente no es que se les inculquen roles tradicionales a las mujeres sino más bien al contrario: que mujeres que prefieren carreras de humanidades están eligiendo ciencia para no decepcionar a los suyos.
2. Pinker ha hablado con muchas de estas mujeres y la historia que ellas cuentan no es una historia de discriminación y de barreras. La mayoría de ellas eran mujeres con talento para las matemáticas y la ciencia y fueron animadas por sus familias y profesores +
(...) la conducta agresiva adolescente podría ser parte de los
mecanismos utilizados en la competición intrasexual para acceder al sexo
opuesto (Arnocky y Vaillancourt, 2012; Archer, 2009; Gallup et al., 2009;
Gallup et al., 2011).
2. Esta ayudaría a potenciar la imagen social del agresor dentro del grupo y dañaría la del agredido (Gallup et al., 2011). De hecho,
un reciente estudio longitudinal, ha demostrado que aquellos adolescentes que suelen agredir a otros del mismo sexo,
3. tienen más éxito que los victimizados en la obtención de pareja (Arnocky y Vaillancourt, 2012). Por otro lado, en los adultos jóvenes, aquellos que reportaron ser victimizados durante su adolescencia, también tienen menos parejas sexuales (Gallup et
al., 2009).