Thread by @Nopanaden

El 7 de abril de 1912, en Luisiana, un párroco y un chamán observaban un cuerpo dormido bajo la luna.
Se miraron y asintieron.
Después clavaron una estaca en su pecho.
El hombre abrió los ojos, pidiendo clemencia.
El párroco y el chamán no se detuvieron hasta romper su corazón.

En Nueva Orleans la primavera de 1912 fue pegajosa.
La gente sudaba sal.
Humanos con sed entre moscas.
Y así, envueltos por el calor que todo lo pudre, surgió la primera víctima.

Una mujer joven.
La encontraron tras la puerta de una habitación en una pensión sucia y mugrienta.
Buscaba un mejor futuro.
Encontró la muerte.
Desnuda y desmembrada.
Sin sangre en su cuerpo.

Y con dos marcas en el cuello.

La policía, secándose la frente, no perdió el tiempo para cerrar el caso.
Nadie reclamó el cadáver.
Asesino invisible para muerta sin importancia.

Dos días después la ciudad supuró otra víctima.

Con la temperatura haciendo la piel mantequilla se halló una cabeza de hombre.
El rostro con gesto de horror.
También un torso.
Dos brazos.
Dos piernas.
Un pie.
Y agujeros bajo la barbilla.
Sin sangre los restos.

Desde ese momento fue imposible evitar que se destilara un rumor como humo que todo lo lame.

La policía entendió que uno más uno era más de dos.
Y así ocurrió.
La primavera sumó jornadas y grados.
Los cadáveres deshojaron en un tétrico sorteo.
Réplicas unos de otros.
Cuerpos drenados.
Torturados.

Terror.

Las comisarías y las iglesias compitieron por sospechas y plegarias.
Da igual el orden.
También las supersticiones se levantaron como humor fétido.
Insomnio entre las ceremonias de vudú.
Los ojos de la muchedumbre habían encontrado superstición y culpable.

Vampiro.

En esa desesperación golpeó la mesa un libro.
Y el padre Henry Jante levantó la vista.
Su sacristía, fortaleza de una fe sacudida, había sido invadida por un joven chamán de mirada vibrante: Moses Amashan.
El sacerdote alzó el libro.
Leyó el título.
Después se santiguó.

El chamán, de piel brillante, agitó las manos al explicar su teoría.
La teoría del pueblo.
Ambos se conocían, el sacerdote sabía que para evangelizar nada más hábil que aprender de la competencia.
El chamán necesitaba un aliado.
Aquella noche las velas temblaron entre los dos.

Se sumaron más de treinta cuerpos.
Todos rotos y vacíos.
Gente de toda condición.
Henry y Moses iniciaron la búsqueda del vampiro.
Sol, sudor, sangre, noche y calor.

El terror se hizo caricia en la nuca.
Entre la gente el monstruo fue murmullo firme.
Puertas cerradas.
Ajos.
Crucifijos.
Nadie con las ventanas abiertas.
Luisiana era un mal sueño escribiendo una maldición.

Padre y chamán hallaron un patrón.
Mujer joven.
Hombre joven.
Niño.
La fe y la superstición hicieron el resto.
Y al fin en la oscuridad una sombra se apareció.

Un hombre, recién llegado a la ciudad.
Desconocido.
Solo visto de noche.
Siempre en silencio, como un rumor.
No era dueño de casa alguna.
Inquilino de hoteles y hostales.
Parecía temer al sol.

Auguste Delagrange.
Ser pálido de fino bigote.
Inmigrante tímido y amante de los frutos rojos.
Origen quizá francés.
Origen quizá entre tinieblas.

Nadie sabía de él, pero no había testigo que no reconociera su sombra entre lo visto y lo imaginado.
Sabemos que construir un culpable es más sencillo cuando hay más preguntas que respuestas.

Henry y Moses le siguieron durante varias noches.
Paseaba las calles despacio, como un felino.
De vez en cuando parecía tomar algo de uno de sus bolsillos.
Y lo mordía, saboreando, con cuidado y precisión.

Varias veces le perdieron.
Inexplicablemente se desvanecía en callejones de piedra húmeda.

Varias veces le encontraron.
Siempre tras nuevas muertes y horror.

Finalmente, aquel 7 de abril de 1912 Moses y Jante se prepararon.
Mezclaron ignorancia y creyeron sumar sabiduría.
Prejuicios entre palabras pomposas.
Afilaron la madera.
Rezaron para mentirse mejor.
Siguieron al culpable en su paseo bajo la luna.

Y vieron cómo desaparecía tras un árbol viejo.
Cerca de un pantano que sonaba a grito desgarrador.

Los dos hombres se aproximaron para descubrir al desconocido tumbado.
Con las manos cruzadas sobre el pecho.
Con un líquido rojo fluyendo por la comisura de los labios.
Apenas se percibía su respiración.

Sin hacer ruido, Henry y Moses, tomaron su estaca.
Ignoraron las fresas mordidas alrededor.
Se miraron y vieron en sus pupilas la convicción del que no duda.
Alzaron sus manos.
Clavaron hasta estallar aquel corazón.

Quemaron el cuerpo después de rescatar el órgano perforado.
Lo conservaron con una impregnación de cera.
Dentro de una caja.
Escribiendo su historia en papel bajo la tapa.
Donde antes había un vampiro dejaron como prueba su corazón.

Tras aquella noche no hubo más muertos.
Henry y Moses descansaron.
Su iglesia y ceremonias llenas.
No se hablaron más.
Ocultaron su tesoro hasta nuestros días.
Nadie preguntó.
Aquellos dos hombres puros, por suerte, habían cumplido su misión...

PD: en el año 2020 la caja con el corazón de Auguste Delagrange fue puesta en venta en eBay. La de la foto. El primer corazón de vampiro. Este #HiloYTal está basado en este hecho. Luego cuento más cosas.

PD2: obviamente este señor no era un vampiro y obviamente ese corazón parece más falso que un billete de seis euros. Pero sí que hubo asesinatos en Lousiana en 1912 y sí que fueron pelín cruentos.

PD3: muchos de los fallecidos, por lo que sabemos hoy, no es que estuvieran sin sangre porque se la hubieran quitado. Probablemente se había anemizado lentamente por una enfermedad: la tuberculosis.

PD4: era gente que paulatinamente perdió peso y sangre hasta morir. Que Bram Stoker publicara su libro en 1897 ayudó a que la cosa vampiril cuajara hasta hacerse viral. Viral sin twitter, ahí lo llevas.

PD5: espero que os haya gustado. Si no es así me lo decís y aprendo. En caso afirmativo podéis compartir el #HiloYTal. Y ánimo, que ya queda menos para que la mierda que vivimos pueda terminar. En 2050 seguro que alguien escribirá hilos sobre ella.

PD6: dejo por aquí esto:

instagram.com/nopanaden

Hay mucho menos virus ahí y nunca lo comparto 😅