DOS AÑOS IGUAL
El #COVID-19 no da respiro y en las villas de CABA la situación se agudiza gracias al poco personal, la baja capacidad de testeo y la falta de asistencia alimentaria a las personas aisladas.
📍En #Retiro, la Secretaría de Integración Socio Urbana solo abastece con bolsones a las personas hisopadas en la UFU del barrio, que no son más de 180 por día. Además, se cerró el vacunatorio del barrio por falta de personal, ya que hubo varios contagios y no hay reemplazos.
📍En #Zavaleta y la #Villa21-24, el Instituto de Vivienda de la Ciudad no está entregando bolsones a personas aisladas. Las filas para hisoparse en el Detectar son interminables, pero se atiende solo de 9 a 14, y muchos quedan afuera: el personal para atenderla no es suficiente.
📍En #Lugano, el centro de testeo está funcionando solo con 3 de las 9 promotoras con las que cuenta, debido a los contagios y a la falta de reemplazos. Se atiende sólo de 9 a 13, y se llegan a hacer apenas de 100 a 150 hisopados por día.
📍En la #RodrigoBueno no está funcionando el Detectar. Para testearse, los vecinos tienen que recorrer 2,5 km. hasta San Telmo, donde también hay largas colas. Desde navidad, tampoco se entregan bolsones.
La nueva ola de COVID-19 revela las carencias de la salud en CABA. La vacunación es un gran avance, pero en las villas seguimos con los mismos problemas que hace dos años. Sin asistencia alimentaria, sin capacidad de testeos y sin personal, la situación solo puede empeorar.
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#MarDelPlata
El rebrote de COVID-19 se sigue agudizando; y, como siempre, la situación en los barrios populares es aún más complicada, en particular en el extremo norte de la ciudad.
Si alguien que vive en un barrio de la zona norte de Mar del Plata necesita testearse, tiene que recorrer al menos 4km, para llegar a un dispositivo de testeo que solo atiende hasta las 3 de la tarde y que tiene filas que demoran hasta 5 horas.
Andrea, vecina del barrio Las Dalias nos cuenta: “El centro de testeo al que fuí abría a las 9 de la mañana. Llegué a las 7 y ya había 60 personas adelante mío, solo entregaron 300 números. Estuve 4 horas y media para que me atiendan”.
🎙 #Ahora La semana pasada, una bala de la Policía de la Ciudad se atravesó en la vida de Lucas González y nos dejó el corazón hecho pedazos. Hoy, abrazamos a su mamá Cinthia y la acompañamos en su grito de justicia: ¡basta de gatillo fácil! ✊🏾
“Estamos destruidos, cada día que pasa se siente más la ausencia de Lucas. Yo, como mamá, me levanto porque tengo dos hijos, sino no podría, es lo que me da fuerzas porque estoy muerta en vida", Cinthia López, mamá de Lucas González.
"Todavía no entiendo por qué pasa esto, yo siempre lo veía por la tele pero no logro entender el por qué: son criaturas. No sé si los policías que hacen esto tienen familia, no lo acepto, no entiendo por qué le hicieron esto a Lucas y otros chicos", Cinthia López, mamá de Lucas.
👩🏽 Soy mujer y soy villera. En los medios de comunicación hablan mucho de mí, pero nunca vinieron a preguntarme cómo vivo. ¿Querés saber cómo es un día normal en mi vida?
⏰ 6:00: Me levanto, plancho los guardapolvos, preparo las mochilas.
📚 7:30: Llevo a mis hijos a la escuela.
8:00: Me pongo a limpiar, o salgo a trabajar. Ya estoy pensando en qué voy a hacerle de comer a los chicos.
12:00: busco a mis hijos y preparo el almuerzo.
🍵14:00: Voy al Comedor Comunitario y cocino para todo el barrio.
18:00: Sigo trabajando sin reconocimiento salarial del Estado. Hago una changa, acompaño a una vecina que sufre violencia, o trabajo en la Posta de Salud del barrio. Ya estoy pensando en qué van a cenar mis hijos.
En el barrio Fiske Menuco, en Río Negro, logramos levantar nuestra defensa contra el hambre: el espacio para el merendero “Sueños Revolucionarios” y las ollas populares donde cocinamos para más de 300 personas.
Con los ovarios y los barbijos bien puestos, cocinamos para familias de hasta ¡12 integrantes! En cada esquina resuena el mismo eco: vecinas pidiendo para nueve personas, cuando son 11 en la casa y los adultos dejan de comer para que los más chicos llenen su panza.
Sólo faltan días para que el invierno entre a patadas dentro de nuestras casas, aunque ya se sienten las ráfagas heladas cuando prendemos el fuego en los anafes. Usamos por lo menos 15 garrafas por mes sólo para cocinar, cuando cada una cuesta 800 pesos, ¡son 12 mil pesos de gas!
"Hoy quedamos 10 familias en Colonia Chazal, de las cuales ninguna tiene conexión de agua potable. ¿Por qué? Por decisión del Grupo Lucci", Alfredo Gómez, vecino de Colonia Chazal, Tucumán
"Teníamos siete pozos de los cuales sacábamos un poco de agua para usar cada día, pero con el paso del tiempo se fueron secando y quedamos sin la única fuente que había para toda la comunidad", Alfredo Gómez, vecino de Colonia Chazal, Tucumán.
"Desde el 2009, por consecuencia del avance de San Pablo Country & Golf, poco a poco vaciaron las napas al desviar los cauces de agua. Hoy, en medio de una pandemia donde el agua es la mayor defensa para no morir, no tenemos acceso al agua potable", Alfredo Gómez.