Thread by @JuanGBarba

1/7 La historia de la dignidad imperial en Europa es muy reveladora de nuestra identidad y lealtades. Hasta la coronación de Carlomagno en 800, solo había un emperador, el bizantino, único heredero del cetro romano. Luego coexistirán dos, con reconocimiento mutuo de legitimidad.

2/7 Cuando Otón I resucitó el Imperio en 962, tuvo sello germánico. Convive con Bizancio hasta la conquista de Constantinopla por los Otomanos en 1453. A través del mito de la tercera Roma, el cetro del bizantino Constantino XI pasa al ruso Iván IV en 1457 (zar viene de César).

3/7 Con la caída de Constantinopla surge un tercer emperador que reclama la herencia romana: el otomano Mehmet II, que se proclama Kayser-i-Rum. España, Inglaterra y Portugal tuvieron imperios ultramarinos a cuyo frente había un rey (Carlos I de España fue emperador por alemán).

4/7 Napoleón, con su coronación en 1804 y la abolición del Sacro Imperio Romano en 1806, propició una proliferación de imperios que ya no basan su legitimidad en el Romano: Austriaco en 1804 (y Austro-Húngaro en 1867); II Imperio Francés en 1852; Alemán en 1871; Británico en 1877

5/7 La fundación del II Francés y del Británico está indisolublemente ligada al colonialismo; la política alemana en África se enmarca en el Imperio; incluso la anexión de Bosnia-Herzegovina por Austria-Hungría tuvo aire colonial. La idea imperial tocó fondo con el Tercer Reich.

6/7 Napoleón trastocó profundamente los equilibrios políticos en Europa, en grado comparable a cómo lo hizo Mehmet II 360 años antes. Mal que bien, el Imperio había sido un estabilizador en Europa Occidental. En el s.
XIX, es un disfraz del Estado nación en la pugna colonial.

7/7 Es significativo que la CEE naciera con el Tratado de Roma: la Ciudad Eterna como referente de un proyecto paneuropeo, cuyo inicio coincide con el de la descolonización. El Sacro Imperio podría ser precedente remoto de la UE, pero en ningún caso lo son los imperios del s.XIX.