Thread by @Daurmith

Hoy en el #CdMC76 vamos a descansar un poco de tanto drama y tanta intensidad y a echar unas risas con Alberto y el idiota de Danglars.

Con la boda de Valentina desbaratada (para alegría de Valentina, Morrel, la Sra. de Villefort, Noirtier y quizá un poquito Franz), Dumas decide que es hora de contarnos cómo le va a los Cavalcanti. #CdMC76

¿Recordáis? Son dos timadores que el conde ha contratado para sus planes de VENGANSA. La idea es que se hagan pasar por padre e hijo de una rancia y riquísima familia de la alta nobleza italiana. #CdMC76

En realidad hay más tomate aquí, claro, porque el que hace de hijo es hijo natural de Villefort y la Sra. Danglars, y además adoptado por el intendente del conde, y encima está actualmente siendo chantajeado por Caderousse. CASUALIDADES NORMALES Y CORRIENTES. #CdMC76

El padre sale de escena en este capítulo: ha cumplido su papel y se va muy satisfecho y con dinerito güeno calentándole el bolsillo. Adiós, Bartolomé Cavalcanti, cumpliste tu papel como un auténtico profesional. #CdMC76

Nos quedamos con Andrea. Madre mía, Andrea. #CdMC76

Andrea sigue representando, cada vez con mayor aplomo, el papel de un joven de buena posición. El chaval tiene descaro y encanto, carece totalmente de escrúpulos, y sabe su cometido: birlarle la novia a Alberto de Morcef. #CdMC76

No está teniendo muchos problemas por varias razones.
Una: según Dumas en París exigen de un joven «que hable bien su idioma, que vista con elegancia, que sea buen jugador y que pague en oro». Todo lo cual es «más fácil para un extranjero que para un parisiense». #CdMC76

Regardez Dumas sacando a pasear el sarcasmo que ya tenía bien criao. #CdMC76

Dos: el matrimonio de Alberto con Eugenia Danglars es recibido con CERO entusiasmo por Alberto y Eugenia Danglars, con indiferencia por el resto, y con aprobación por Danglars pero porque Alberto tiene un apellido mú cargaíto de HONORRRRR, ya que no tanto de dinero. #CdMC76

Al irrumpir Cavalcanti en la ecuación, que tiene, él sí, MUCHA pasta y un apellido con MÁS HONOR TODAVÍA (el conde lo ha insinuado y el resto de la sociedad parisiense se ha apresurado a aportar las fake news necesarias para convertirlo en hecho) #CdMC76

… pues la aprobación de Danglars está sufriendo los ataques de la codicia, no os mentiré. #CdMC76

Arranca el capítulo con Montecristo haciendo una visita a Danglars. Qué queréis: venganza es sufrimiento.
Afortunadamente Danglars no está en casa pero su mujer sí, y encantadísima de recibir al conde. #CdMC76

Que uno pensaría que tras el culebrón de Auteuil la señora Danglars albergaría ciertos recelos hacia el conde, pero qué va: el conde está tan buenorro y es tan encantador, cómo va a albergar alguna mala idea, hombreporfavor. #CdMC76

De hecho es un poco divertido porque Dumas nos cuenta que la señora Danglars oye el nombre de Montecristo y le da un microinfarto (porque Auteuil), pero lo ve en persona y se le pasan todos los males (porque buenorro) #CdMC76

TOTAL, que llega el conde y se encuentra una escena tal como la que paso a describir porque tiene telita. #CdMC76

Eugenia está enseñando algunos dibujos a Cavalcanti, que luego se los pasa a su futurible suegra. Andrea se dedica a suspirar apuntando a Eugenia y atusarse el pelo para que se vea el diamante que lleva en el meñique. #CdMC76

Sí, hijos, sí. Un anillo de diamante en el meñique. Andrea es ESE tipo de rico. También tiene las manos «blancas y demasiado cuidadas» y los rizos rubios. #CdMC76

Eugenia está como siempre: «bella, fría e irónica». Obviamente se da cuenta de que está siendo agresivamente suspirada, pero aquí Dumas ya dice que a la mierda la sutileza y describe su indiferencia asina: #CdMC76

«Hubiérase dicho que [los suspiros de Andrea] resbalaban sobre la coraza de Minerva, coraza con que algunos filósofos pretenden cubrir algunas veces el pecho de Safo». #CdMC76

Las referencias a la pop culture de la época (ya sabéis, estamos en pleno Neoclasicismo) dejan claro que Dumas aquí está totalmente en plan GUIÑO GUIÑO CODAZO CODAZO NO TE DIGO NÁ Y TE LO DIGO TÓ. #CdMC76

De hecho ni la llegada del conde alegra las pajaritas de Eugenia. La usa de excusa para largarse a su gabinete de estudio, donde está EL TOMATE. #CdMC76

«Pronto dos voces alegres y bulliciosas, mezcladas con los primeros acordes de un piano, demostraron a Montecristo que la señorita de Danglars prefería a la suya y a la del señor Cavalcanti, la compañía de la señorita Luisa de Armilly, su profesora de canto». #CdMC76

Este pato anda, nada y vuela como un pato y es blanco y va en botella y todas esas cosas. #CdMC76

Cavalcanti se va a escuchar a la puerta haciendo muchos aspavientos y muchos «oooy cómo mola», lo que es un poco ridículo, pero el chavá tiene que hacer puntos y además está el jefe delante. #CdMC76

Al rato llega Danglars. Mira al conde. Mira a Andrea. Saluda a su mujer, pero a lo Dumas. #CdMC76

Es decir, «como ciertos maridos saludan a sus mujeres y que los solteros no sabrán nunca comprender hasta el día en que se publique un extenso código sobre la vida conyugal». #CdMC76

Danglars comenta que hay que ver, mira que no invitar a Andrea a hacer música con las chicas. Y abre la puerta. Eugenia y Luisa están sentadas juntas al piano tocando a dos manos. Sí, a dos, no a cuatro. La ocupación de las otras dos manos no se comparte con el lector. #CdMC76

Andrea y Danglars se cuelan en el saloncito de música. Pronto se oye a Andrea cantar una canción corsa. El conde sonríe porque aquí aflora Benedetto más que Andrea. #CdMC76

Mientras, la señora Danglars está diciendo que hay que ver qué estoico mi marido, que ha perdido «trescientos o cuatrocientos mil francos» (¡intervalo Dumas! ¡Y bastante bestia!) en una quiebra en Milán y no se le nota nada. #CdMC76

La interpretación del conde, que comparte solo para sus adentros, es menos positiva: «Ya oculta lo que pierde; hace un mes se vanagloriaba de ello». #CdMC76

Y luego responde en su línea habitual, es decir, asegurando que Danglars es tan MÁQUINA TITÁN MONSTRUO APATOSAURIO FIERA que en nada lo tiene todo recuperado. #CdMC76

Pero, por si acaso, le dice a su mujer, no es por nada pero yo me iría asegurando un capitalito aparte, ¿eh? Tengo un soplo de unos bonos de Nápoles que… #CdMC76

La señira Danglars, bastante escarmentada tras la última bronca con susposo, cambia rápidamente de tema: «hablemos un poco de esos pobres Villefort, tan perseguidos en este instante por la desgracia» #CdMC76

Montecristo se hace el loco con perfecto aplomo: «¿Qué les ocurre?», dice, el cabrEL CONDE.
#CdMC76

Joer, pues que se muere el abu, enseguida casca también la abuelita, luego la niña se queda compuesta y sin novio…
El conde responde, literalmente, con un QUÉ ME ESTÁS CONTANDO. Bueno, con un «¡Qué me decís!» y pregunta por qué se ha roto el compromiso. #CdMC76

No se sabe. Y el señor de Villefort soporta tantas desgracias «Como siempre, como un filósofo». #CdMC76

Vuelve Danglars. Cómo es que has dejado sola a Eugenia con Andrea, dice su mujer. Danglars: «¿Y la señorita de Armilly no es nadie?»
Sí que es alguien, Danglars, pero quizá no quien tú crees. #CdMC76

Danglars ha venido a preguntar a Montecristo si es 100% cierto seguro que el chaval es príncipe. Montecristo vira al gallego, como siempre que le piden que se responsabilice de los Cavalcanti: no responde de ello. #CdMC76

En todo caso, dice que seguro que Cavalcanti no hace mucho caso a lo de príncipe. El snob de Danglars dice que en ese caso «hace mal en no vanagloriarse de ello». #CdMC76

«—¡Oh!, sois un demócrata puro», dice Montecristo con CERO mala leche. #CdMC76

La señora Danglars interviene para decir que oye, a ver si viene Alberto y le sabe mal que su prometida esté con Andrea, ¿no? #CdMC76

«Alberto no nos hace el honor de estar celoso de su prometida; no la ama tanto como para eso», dice, magníficamente, Danglars. Y agrega que es que Alberto pasa bastante de Eugenia, a diferencia de Cavalcanti.
Y en este momento anuncian a Alberto. #CdMC76

Qué extrañas casualidades las de esta novela, reflexiono yo. #CdMC76

La señora Danglars va a avisar a Eugenia de que hay prometidos en la costa, pero Danglars lo evita. Y cuando entra Alberto y pregunta por Eugenia, él se anticipa para decir que está ahí dentro haciendo música con Cavalcanti. Claramente va a hacer sangre. #CdMC76

Alberto no se inmuta en apariencia. Si lo hace no lo exterioriza, en parte porque está ahí el conde (a quien pidió ayuda para librarse del compromiso, recordemos). #CdMC76

Elogia las voces de Cavalcanti (tenor) y de Eugenia (soprano). Danglars insiste: «Lo cierto es que se avienen de maravilla».
Ya sabemos que Danglars es zafio y grosero, pero esto es pasarse un poco hasta para él. #CdMC76

Alberto y Danglars se pasan un rato el uno demostrando que estos desplantes continuos no le afectan y el otro siendo cada vez más maleducado. Gana Alberto, cuya «serenidad irónica» desarma a Danglars, que hace un aparte con el conde. #CdMC76

Montecristo admite que sí, que Alberto está frío como un pescao con Eugenia, ni siquiera finge ponerse celoso de Andrea, pero que vaya, un compromiso es un compromiso. BUENO, BUENO, ESO VAMOS A VERLO, viene a decir Danglars. #CdMC76

Que eso de entregar a mi hija «a un hombre que no la ame», en fin. Y que encima «si fuese rico, si fuese poseedor de la fortuna de los Cavalcanti, se podría pasar por alto eso». #CdMC76

Las prioridades de Danglars, siempre tan bonitas y edificantes. #CdMC76

El conde admite que está sesgado porque Alberto le parece un joven encantador cuyo padre tiene una posición excelente. Danglars hace «hum» porque hay «un pasado oscuro», dice. #CdMC76

Ya pero hombre, dice el conde, el hijo no tiene la culpa de eso, joer. Danglars dice que sí, muy bíblico. #CdMC76

El conde está un poco dolido porque al fin y al cabo Danglars conoció a Cavalcanti en su casa (coletilla obligatoria, «a quien no conozco, os lo repito»).
Danglars: «Pues yo le conozco, y ya es suficiente» #CdMC76

Elk conocimiento de Danglars se limita a sus impresiones «a primera vista» porque, él mismo lo reconoce, no ha recabado informes de Cavalcanti. Además, el conde responde (financieramente) de él. El conde matiza: por 50 000 libras, una miseria. #CdMC76

El conde acaba admitiendo que le fastidia que Cavalcanti haya aparecido para interponerse en un compromiso ya establecido. El nivel de zafiedad de Danglars es enorme, pero el cinismo del conde es ESTRATOSFÉRICO. #CdMC76

Además insiste a Danglars que los Morcef cuentan con esa boda. Danglars retruca que si es así, que se lo aseguren, porque si es por el novio no ve mucho interés. Y pide al conde que hable con Morcef «dada vuestra buena posición en la casa». #CdMC76

¿Mi qué? Hombre, dice Danglars, en el baile de la otra noche Mercedes estuvo contigo un buen rato, hasta se te llevó al invernadero. VALE, VALE, dice el conde. Hablaré con Morcef para que concrete fechas y condiciones financieras de la fusión empres… del matrimonio. #CdMC76

En ese momento pasan varias cosas a la vez: la pieza musical termina, y llaman a Danglars por un asunto. Danglars pide al conde que espere su vuelta, y mientras la baronesa abre la puerta del salón de música. #CdMC76

Andrea se ofusca al ver a Alberto y se levanta corriendo porque estaba sentadito al lado de Eugenia. Eugenia saluda a Alberto como si Alberto fuera un farol de la calle. Alberto ejerce un ratito de prometido de Eugenia, con poco éxito de público y crítica. #CdMC76

La señora de Danglars se los lleva a tomar el té. Eugenia se asegura de que Luisa esté presente. No se nos describe el té, pero lo imagino con bastantes momentos incómodos. #CdMC76

Aparece una frase que me tiene intrigadísima. Danglars reaparece «en el instante en que comenzaban a dejar, a la moda inglesa, las cucharillas en las tazas». #CdMC76

Danglars viene alterado, demudado. Acaba de recibir un correo de Grecia. Alberto hace una broma, pero para Danglars no es cosa de broma. #CdMC76

Montecristo sabe de qué va todo esto y lo cierto es que le da pena Alberto, pero lo disimula de inmediato. #CdMC76

Danglars por su parte mira de reojo a Alberto y Alberto lo nota y en un aparte pregunta al conde que qué pasa y qué quiere decir Danglars con sus noticias de Grecia. #CdMC76

El conde se hace de nuevo el gallego, cómo quieres que lo sepa yo, pero Alberto insiste: «Porque presumo que tenéis vinculaciones en aquel país», dice. #CdMC76

El conde sonríe «como se se sonríe una persona cuando quiere eludir una respuesta». Alberto se va a hablar un poco con Eugenia (pero no para alabar su voz porque «eso lo harían todos»), y Danglars se dirige al conde. #CdMC76

«—Me habéis dado un buen consejo; estas dos palabras encierran toda una historia: Fernando y Janina».
El conde hace ruidos de quitar hierro al asunto. Danglars le dice que ya se lo contará, pero que de momento se lleve a Alberto. «De verle sólo, me turbo a pesar mío». #CdMC76

El conde se asegura de que Danglars siga queriendo que le haga el recadito con Fernando. Este dice que más que nunca. El conde y Alberto se van, y «el señor Cavalcanti quedó dueño del campo de batalla». #CdMC76

Y de esta algo ominosa manera ¡termina el capítulo! #CdMC76

¡Gracias por leer! Los cotillas y bastante venenosos tuits de #CdMC76 empiezan en

https://twitter.com/Daurmith/status/1495339047740481538

Y lo tenéis ya en el hilo de hilos:

https://twitter.com/Daurmith/status/1495366396515074051?s=20&t=oGwIysj3On5o0xO6pFK6tQ

#CdMC76