Culpar al futbol de lo ocurrido en Querétaro es tan burdo como echarle la culpa de la misiginia al reggaetón.
Responsabilizar a una entidad abstracta (en este caso un deporte) le resta responsabilidad a los verdaderos perpetradores de la barbarie.
Responsabilizar a una entidad abstracta (en este caso un deporte) le resta responsabilidad a los verdaderos perpetradores de la barbarie.
Lo que sí podemos hacer es habla de las violencias sistémicas que se han asimilado a la práctica del futbol (en algunos círculos, o al menos en los hegemónicos):
el machismo, la homofobia, la misoginia.
el machismo, la homofobia, la misoginia.
Hago la acotación de no culpar a un deporte per se porque claramente otras formas de practicarlo son posibles:
Ahí está el futbol femenil; e incluso las ligas LGBT+ que se van haciendo cada vez más presentes.
Ahí está el futbol femenil; e incluso las ligas LGBT+ que se van haciendo cada vez más presentes.
Lo digo como hermano de una morra chingona, bisexual, feminista y que justo en este momento está jugando un partido de futbol.
Insisto y sostengo: no es ese deporte; es lo que hemos asimilado, normalizado y socializado alrededor de él. Y todo puede ser desaprendido/reformulado.
Insisto y sostengo: no es ese deporte; es lo que hemos asimilado, normalizado y socializado alrededor de él. Y todo puede ser desaprendido/reformulado.
El primer paso para esto es señalar que, en efecto, hay violencias machistas que se han adherido como rémoras a la práctica de este deporte.
Por eso insistimos tanto en que el grito de “puto” es mucho más que una palabra: es una cosmovisión y una idiosincracia.
Por eso insistimos tanto en que el grito de “puto” es mucho más que una palabra: es una cosmovisión y una idiosincracia.
Si sigues creyendo que “así es el fútbol”, “es que es la pasión” o intentas hacer mansplaining futbolero diciendo “asiste a un estadio primero”: vato, tú eres eso que hay que erradicar de la práctica de ese deporte.
Así que menos “pinche futbol, es de nacos/simios” y más “pinche machismo”, “pinche masculinidad tóxica”, “pinches vatos violentos”.
No temamos nombrar a las verdaderas causas de fondo y a los verdaderos responsables.
No temamos nombrar a las verdaderas causas de fondo y a los verdaderos responsables.
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