Empiezo por la historia de su descubrimiento, para lo cual debemos movernos hasta principios del siglo XX y conocer a dos personas. Una es Alois Alzheimer, que en 1888 empieza a trabajar en el centro de Enfermos Mentales y Epilépticos de Frankfurt.
Y la otra persona clave en esta historia es una paciente, Auguste Deter, que ingresa en el centro en 1902 con 54 años y muere en 1906.
A mí me impactó mucho el caso de Auguste ya que, cuando empezó a darse cuenta de sus problemas de memoria, empezó a esconderse objetos en su propia casa con la esperanza de luego encontrarlos, pero era incapaz debido a la enfermedad.
Una vez ingresada, Alois fue su médico y una de las cosas que le llamó la atención fue que los problemas de memoria no eran homogéneos.
Me explico: incluso cuando Auguste empezó a olvidar a la gente o conocimientos básicos, todavía realizaba correctamente ciertos automatismos, como por ejemplo abrocharse los botones. Más adelante hablaré de este tema.
Tras el fallecimiento de Auguste, Alois encuentra en primer lugar una cierta atrofia en gran parte de su cerebro y cuando se pone a mirarlo al microscopio encuentra una serie de "ovillos" y depósitos proteicos en el tejido.
Presenta los resultados en Tübingen (1906, Alemania), sin pena ni gloria y sigue trabajando atendiendo a pacientes. De hecho, Alois en su tiempo no era reconocido como neurólogo sobre la memoria, sino sobre la neurosífilis.
Resulta que ante la falta de condones y tratamientos curativos, pues la sífilis era un problema sanitario muy importante, el cual si no se trata adecuadamente llega al cerebro convirtiéndose en neurosífilis.
Pero bueno, cierro ya la introducción y paso a las cifras de la enfermedad, que son realmente descorazonadoras.
En la época de Alois (principios del siglo XX) solo el 5% de la población alcanzaba más de 65 años, ahora la situación ha cambiado y se estima que hay algo más de 40 millones de personas mayores de sesenta años con algún tipo de demencia.
Se estima que esta cifra, como mínimo, se doblará para el 2050. Y de estos 80 millones, alrededor del 70% serán casos de alzhéimer.
Para que os hagáis una idea del impacto, se estima que el coste social de la demencia ya en el 2018 alcanzó alrededor del BILLÓN de dólares. En perspectiva, esto significa que superara el valor de empresas como Apple o Google y que sería entre la 16-18 mayor economía mundial.
Ahora voy a pasar a los síntomas y el desarrollo de la enfermedad.
En primer lugar, el alzhéimer tiene una prolongada fase asintomática donde la enfermedad empieza a gestarse pero todavía no hay síntomas. Esto se denomina fase prodómica del alzhéimer y algunos estudios señalan que puede llegar a durar 10-16 años.
Luego empiezan los síntomas, pero inicialmente estos pueden ser muy difíciles de detectar. Os pongo el ejemplo histórico de Ronald Reagan:
Este presidente de los Estados Unidos padeció alzhéimer y ha sido muy debatido si durante los últimos momentos de su mandato ya padecía la enfermedad.
De hecho, se han estudiado su agilidad verbal, rapidez, etc. en los debates alrededor de 1984 que es cuando se cree que empezó a manifestar la enfermedad, y se ha visto que sus habilidades entonces y posteriormente eran significativamente peores que antes…
…hasta que en 1992 la situación se agrava y en 1994, unos 10 años de los primeros síntomas subclínicos, Reagan declaró que padecía la enfermedad.
Ronald Reagan falleció en el año 2004 y es que una vez detectada, los pacientes sobreviven un tiempo medio de 5-10 años y la causa del fallecimiento suelen ser problemas secundarios debidos a la enfermedad, como llagas infectadas, etc.
Resumiendo que es un proceso largo, duro, y en el cual es necesario todo el apoyo posible para pacientes, familiares, cuidadores y allegados.
Voy a ir desde la evolución de los síntomas, al desarrollo de la enfermedad por el cerebro y sus tejidos. Voy a hablar del patrón de desarrollo más clásico y de los más estudiados, que se ve en esta imagen:
En el segundo cerebro tenemos marcados la corteza entorrinal y el hipocampo, que son estructuras cerebrales implicadas en el aprendizaje y la formación de nuevas memorias.
Y de aquí pasamos al tercer cerebro, donde la degeneración se extiende por el lóbulo temporal (el área de abajo del cerebro) que también es importante en la memoria; y la parte de la frente: el córtex prefrontal, que usamos para muchas cosas:
tiene un papel en la memoria y recuperación de recuerdos, pero también es muy importante en la atención, gestión de emociones, capacidad de juicio, autocontrol, etc. Así que con el tiempo, el alzhéimer es mucho más que problemas de memoria.
Y ahora quiero que os fijéis en el último cerebro de la imagen: hay zonas muy rojas, pero otras como el córtex somatosensorial (SSC) o el córtex visual (VC) y el córtex motor (MC), están bien y de hecho son zonas que solo se ven afectadas en las últimas fases.
Esto explica por qué en el alzhéimer tenemos personas que todavía son capaces de percibir y moverse adecuadamente pero que tienen al mismo tiempo graves problemas neurológicos.
Esto genera situaciones paradójicas en los casos de los artistas ya que gran parte de sus habilidades dependen de zonas que se ven afectadas por la enfermedad de Alzheimer en fases tardías.
Uno de los casos más conocidos es el pintor William Utermohlen (1933-2007), a quién se le diagnosticó la enfermedad en 1995. Y se puede ver en sus autoretratos cómo fue afectándole la enfermedad.
Y pensad que falleció en 2007...
Ahora, vamos al tejido cerebral: el motivo por el cual degenera el tejido es la clave de todas las preguntas. Y aquí, mucho ojo, nos adentramos en terreno bajo estudio y que como veremos, la situación parece que ahora está más confusa que hace unos años.
Hay un hecho que ha dirigido la investigación durante décadas: la presencia de depósitos moleculares anómalos en los tejidos dañados. Estos depósitos son los ovillos neurofibrilares y las placas ABeta-amiloides.
No voy a entrar en detalles, pero la idea de esto es muy sencilla: esos pegotes no deberían estar allí y su acumulación cada vez mayor con el paso del tiempo daña a las neuronas.
Entonces, la solución es fácil: si por ejemplo eliminamos los placas amiloides esas, pues combatiremos la enfermedad. En teoría debería funcionar, pero en la práctica vamos a peor y los ensayos clínicos no están funcionando de momento como se esperaba.
Además, hay algo importante y es que estos depósitos de proteínas también se pueden encontrar en los cerebros de gente SIN SÍNTOMAS DE ALZHÉIMER. Pero aparecen en mucha menor cantidad.
Esto es interesante porque sugiere que el problema no son los depósitos, sino tener muchos. Y como con la edad es más frecuente encontrar estos depósitos, pues se sugiere que solo es cuestión de envejecer lo suficiente para que a todos nos llegue el alzhéimer.
Además, los casos hereditarios de la enfermedad (aproximadamente un 5% como máximo) tienen 2 características: se suelen dar bastante antes que los casos esporádicos (95% del total), y los genes afectados están relacionados con los depósitos proteicos.
Con todo esto, el modelo científico que durante décadas se ha centrado en estos depósitos no está siendo suficiente y en estos últimos años empiezan a salir trabajos que, si son corroborados en los próximos años, quizás planteen mejores explicaciones.
Ya que hemos hablado de genética, hablemos de factores ambientales relacionados con las posibilidades de padecer la enfermedad:
hábitos cardiovasculares buenos como controlar la tensión, la dieta y hacer deporte, disminuyen las posibilidades mientras que fumar, la obesidad, o la inactividad física, etc. se ha visto que potencialmente podrían ser negativos.
Otro factor es que los golpes en la cabeza o practicar deportes que impliquen muchas contusiones es potencialmente negativo, mientras que tener una actividad intelectual elevada durante toda la vida se ha visto como un factor preventivo.
Sobre tratamientos, ahora mismo no tenemos ningún tratamiento curativo para el alzhéimer, y los tratamientos paliativos son muy limitados e incluso los más novedosos han sido bastante debatidos:
la mayor parte de la medicación sirve para paliar síntomas secundarios a la enfermedad y apenas hay un puñado de fármacos que tienen un efecto leve y corto, pudiendo ralentizar un poco el deterioro en algunos casos.
Así que en esta situación son claves unas buenas costumbres para cuidarnos el cerebro, que a veces creo que ahora nos importa tener más un vientre plano que un cerebro sano.
Esto último quizás ha sido un poco gratuito, pero de verdad, que los estudios poblacionales indican claramente que con unos buenos hábitos se podrían disminuir significativamente el número de casos y, además, estos hábitos tienen otra ventaja:
aunque quizás no eviten que al final padezcas la enfermedad, seguro que retrasan su aparición. Lo cual ya es mucho.
El tema de la prevención es tan importante y tienen tanto potencial (se estima que se podría prevenir de 1/4 a 1/3 de los casos de alzhéimer), que le he dedicado un vídeo específico con todo lo que podemos hacer para prevenir la aparición de la enfermedad:
Y a la información del vídeo le añado la importancia de las relaciones sociales. Todavía está un poco verde pero empieza a haber datos interesantes que sugieren que tener una vida social rica puede ayudar a prevenir cierta neurodegeneración.
Así que gente, buenos hábitos, cultura, socializar y sobre todo es clave no esperar a ser mayores para hacerlo porque estas cosas son como el mantenimiento de un motor de coche:
si lo vas engrasando, limpiando, cambiando el aceite con regularidad, etc. Pues seguro que tardará mucho más en estropearse. Pero si empiezas a hacer estas cosas cuando ya está cascado, pues nada, ya es tarde y de poco sirve cuidar las piezas cuando estas ya están mal.
Para ir cerrando, me parece clave visibilizar a los pacientes y no puedo dejar de recomendaros el documental “Choosing to die” protagonizado por el gran Terry Pratchett. Os paso el trailer:
Y antes de acabar, dos cosas. La primera es que si queréis más divulgación sobre el cerebro, saqué un libro ilustrado juvenil, ilustrado por @isalou_sciart; y por ejemplo, aquí tenéis la doble página sobre el alzhéimer:
🧠amzn.to/3oTl6kU
Y la segunda es que abrí este hilo con “Conversation” (1991) y lo cierro con “A bird from paradise” (1972), ambas son obras de William Utermohlen.
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Parece que hay gente que tiene dificultades para comprender que hay personas que no se identifican con el cuerpo con el cual nacen. En este #Neurohilo voy a dar algunos conceptos básicos sobre el tema:
Aunque suene raro, la percepción de dónde empieza y dónde acaba nuestro cuerpo es un constructo generado constantemente por el cerebro humano.
Que sea un constructo no implica que nosotros podamos cambiarlo voluntariamente, a través de la educación, etc. simplemente es algo que es automáticamente generado por el cerebro humano.
Voy a aclarar esto con un breve hilo porque es importante y es un error muy común: según la biología, el sexo cromosómico es solo uno (y no el más importante) de los factores desde los cuales se puede tratar de designar el sexo de un individuo.
Un poco de biología del desarrollo: los seres humanos, por defecto, nos desarrollamos como hembras. Para que salga un macho tienen que activarse una serie de genes en un momento concreto, si esto se produce el futuro humano empieza a desarrollarse como macho.
De toda esta información genética, es especialmente un gen llamado SRY, que está en el cromosoma Y. Sabiendo esto, atención porque las cosas se complican:
La idea es usar el sentido de la vista y el tacto para engañar, temporalmente, al cerebro. La parte de la vista está clara, apartamos la mano real de la vista del sujeto y colocamos una que más o menos simula bien la posición de nuestro brazo, aspecto, etc.
Pero esto, es una mierda. El truco viene con la parte táctil. Mientras el sujeto mira su mano falsa, se acaricia la mano falsa y la real oculta del mismo modo, esto genera que el cerebro diga WTF e interprete que la mano acariciada falsa, es realmente nuestra mano.
Como es su cumpleaños, hablemos de Cajal y porque a nivel científico se le considera el puto amo y padre de la neurociencia moderna. #Neurocosas#Cerebro#Neurociencia
Una vez la medicina asentó los conocimientos de anatomía, con la llegada del microscopio se tuvo la idea de mirar los tejidos al microscopio a ver cómo estaban formados. En líneas generales, los tejidos están formados por células que, como ladrillos se juntos forman estructuras.
Pues en la época de Cajal, ni puta idea de cómo estaba formado el cerebro humano. Bueno, tenían una idea, pero mala, luego vuelvo a esto. Pero antes tenemos a Cajal, que anda a sus movidas y trabaja por su cuenta bastante mirando tejidos al microscopio.
Antes de empezar con la neurociencia vamos con un poco de historia: la enfermedad fue descubierta por el médico londinense James Parkinson, quien en 1817 publicó "Essay on the Shaking Palsy" (Ensayo sobre la parálisis agitante)…
…donde describe la mayoría de los síntomas clásicos motores presentes en la enfermedad de Parkinson.
El inicio de su historia es curioso: ya había dejado la investigación y trabajaba como comunicadora científica. Y un día para una de las actividades de comunicación usa como dato la entonces conocidísima cifra de que el cerebro humano tenía 100.000 millones de neuronas pero…
…cuando busca una fuente para referenciar ese dato, no la encuentra. Por mucho que busca no la encuentra. Lo más que encuentra son algunos estudios de hace décadas completamente desactualizados donde esa cifra era una aproximación.