Hoy en #SaboresVenezolanos abrimos una ventana para explorar los fogones, sabores y platos más representativos de la exquisita gastronomía andina, pero descubriéndola de la mano de un venezolano excepcional: Don Tulio Febres Cordero, el "Patriarca de las letras merideñas".
Hablar de Don Tulio Antonio Febres Cordero, "Don Tulio", 1860-1938, es un verdadero honor pero al mismo tiempo un gran compromiso, debido a la grandeza y proyección de su vida personal y profesional, destacando como escritor, poeta, historiador, periodista, docente y abogado.
Pero Don Tulio siempre fue un poco más allá. Era inquieto, curioso e incansable y no hubo oficio que escapara de su interés: Fue tipógrafo, encuadernador, calígrafo, dibujante, pintor, relojero y hasta zapatero. Siempre en su Mérida natal, a la que amó y mantuvo en su corazón.
Mariano Picón Salas llegó a decir, el día de su partida física, que "Mérida y el habían sellado un pacto de fidelidad poética"... y así fue, un pacto genuino para construir la cultura andina, rescatando y difundiendo su memoria, tradiciones y la naturalidad de su gente.
Y fue precisamente de ese interés que surge, en 1899, una obra curiosa de Don Tulio: "Cocina Criolla o Guía del Ama de Casa", editado y publicado por el mismo en la Tipografía "El Lápiz", de su propiedad, en el que recopila y presenta las recetas familiares para la posteridad.
Don Tulio dedicó su libro a las amas de casa, para que puedan disponer de la comida diaria de manera rápida y sencilla: Sopas, carnes, pescados, salsas, ensaladas y entradas. Eso sí, no indica medidas ni cantidades, dejándolas a la imaginación y sazón particular de cada quien...
Pero hasta aquí nuestras palabras, les dejamos ahora en las propias de Don Tulio Febres Cordero para ir recorriendo, entre algunas de sus recetas, la extraordinaria y variada gastronomía andina.
¡Buen provecho!
“¿Qué se hará hoy para el almuerzo?”, esta pregunta se oye todas las mañanas en el interior de las casas; y por la tarde, esta otra: “¿Qué se hará para la comida?”.
"A lo cual no siempre el ama de casa responde satisfactoriamente, ya porque esté su atención embargada en otros quehaceres domésticos, ora porque no atine en el momento con los platos, ora, en fin, porque se haya agotado el repertorio o no esté su ánimo para tales cosas."
"Y ya en la mesa es curioso observar los reclamos y juicios de la familia: “¡Mamá, hasta cuándo carne asada! ¡Ya no puedo pasar esta sopa de fideos! ¡Ay, otra vez arroz! ¿Por qué no hacen otra cosa?”.
Dichos que desesperan al ama de casa y ponen de mal humor a la cocinera.
Santiago de los Caballeros de Mérida, 13 de julio de 1935:
Nostálgico recuerdo de la Iglesia del Espejo.
Hallaquitas de agua:
"Por partes iguales se ponen a cocer carne de res y de marrano; se pican luego, condimentándolas con buen guiso, especies y un poco de arroz, garbanzos y huevos, todo cocido, y alcaparras si se quiere..."
"Se le agrega un poco del caldo en que se cocinaron las carnes; y todo se pone al fuego para que se guise bien. Con esto se rellenan las hallacas, lo mismo que las otras, pero más pequeñas."
Pasteles y empanadas:
"La masa del pastel es de harina mojada con huevo, agua, sal, manteca y dulce, si se quiere. El relleno se prepara lo mismo que el de las hallaquitas anteriores, menos arroz y siempre con huevo cocido en ruedas."
"En vez de carne de res, puede hacerse lo mismo de gallina o pollo picados. Con la misma masa y relleno se preparan pastelitos y empanadas."
Pan relleno:
Se escoge un pan francés grande redondo, se le abre un cuadro por encima y se saca el migajón; se unta de mantequilla por dentro y se rellena con el mismo relleno de pasteles; se tapa con el cuadro, se le unta mantequilla, se envuelve con huevo batido y se fríe.
Olleta:
Se cuece una gallina con tocino, y marrano si se quiere, en pedazos; cuando hierva un poco, se le pone vinagre, cebolla, azúcar, que no quede muy dulce, un poco de vino, tomate, ajos, sal, pimienta, tres clavos y comino; se deja en el fuego hasta que esté bien conservado.
Arvejas molidas o "chungute":
"Se tuestan las arvejas hasta que queden doradas, se muelen, se ciernen y se disuelve esta harina en caldo, dándole el grueso de la chicha, se le agrega guiso molido y se pone a hervir, meneando para que no se pegue..."
"Si engruesa mucho, se le echa más caldo hasta que quede a buen temple. Esta sopa, conocida también con el nombre de baile, es un recurso para aprovechar el grano que resulta muy duro, pues puede hacerse lo mismo de arvejones."
Papas rellenas:
Se escogen papas grandes, se limpian en crudo, se ahuecan en forma de jicaritas y se rellenan como las chayotas, tapándolas con el mismo cuadrito que se les quitó para ahuecarlas, y se ponen al fuego en una salsa no muy espesa para que se cocinen bien las papas.
Macarronada Criolla:
Se cuecen los macarrones en agua con sal hirviendo, de modo que no queden muy blandos, y se escurren en una espumadera u otra vasija. Por separado, se hace una salsa muy picada de tomate, perejil, cebolla de cabeza, ajo, pimienta, comino y manteca.
Preparada ésta, se ralla queso de Flandes o criollo; y en una sartén van colocándose una capa de queso, una de salsa, una de macarrones y así sucesivamente, calculando que la última sea de queso. Se pone a fuego lento, cubriendo la sartén con una lata y brasas, a falta de horno.
Carne con chocolate:
Se cuece la carne hasta que quede bien blanda, se desmenuza, se fríe en manteca con sal, cebolla y perejil picados, y un poquito de pimienta. Cuando se esté friendo, se le agrega unas dos bolas de chocolate molidas y un poquito de azúcar o papelón raspado.
Una edición digital del libro de Don Tulio Febres Cordero, "Cocina Criolla (para disponer la comida diaria con prontitud y acierto", publicada en 2017 por la Fundación Editorial "El Perro y la Rana", se encuentra disponible para su descarga (PDF) en:
En próximas entregas de #SaboresVenezolanos retomaremos otras recetas de Don Tulio Febres Cordero, así como algunas de sus apreciaciones realizadas en diferentes escritos sobre la gastronomía andina.
¡Gracias a todos por acompañarnos!
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"Carro de marca Ford, nada lujoso ni nuevo. Era común en Venezuela llamar por la marca, en vez de por el nombre genérico, a todos los primeros artefactos eléctricos o vehículos a motor que se importaron".
Guataro,
Trina Larralde
(1909-1937)
"... ningún automóvil entre los que circularon por las calles de Caracas en los años veinte, suscitó tan cariñosos sentimientos de simpatía y ternura como los livianísimos Fords del modelo «T» que habían aparecido en la ciudad desde 1916."
Aquiles Nazoa
"Con su aspecto infantil y su marcha temblorosa, con sus delgadas llantas que parecían de bicicleta y sus pequeños faros que sugerían la mirada de un animalito triste..."
Aquiles Nazoa,
📗 Caracas física y espiritual
📷 Guillermo José Schael,
"El Automóvil en Venezuela", 1969
Una fotografía del amigo @JAL69
que nos devolvió a aquellos agradables días de paseos familiares en el Dodge Dart Special Edition 1977 de nuestro padre (QEPD), exactamente igual a éste, que contrastaba en tamaño en el garaje con su Ford LTD Landau del mismo año.
Era un vehículo muy agradable, con el que te sentías a gusto por su tamaño compacto (para los estándares del momento y, sobre todo, al compararlo con el LTD), su manejo cómodo y un equipamiento bastante completo.
En él hicimos nuestro primer viaje entre Maiquetía y Mérida.
Antes de comprar el Dart Special Edition 1977 en Litoralcars, Maiquetía, Papá usaba un Dart 1973, vino tinto, modelo muy característico por sus luces traseras empotradas en el parachoques; lo entregó como inicial al comprar el Ford LTD Landau en Maracaibo.
Una frase que evoca en el caraqueño profundas emociones, anunciando la llegada del frío decembrino y de #Navidad 🎄 propicia para la reflexión y el reencuentro con familiares y amigos, para cerrar viejas heridas y dejar atrás las diferencias.
Coincidiendo con el Adviento y el inicio del frío en Caracas, Antonio Pacheco bajaba de Galipán con su arreo de burros cargado de flores, siempre entonando una copla que lo anunciaba, una sonrisa y su mensaje de paz, de amor, alegría y esperanza.
Aunque en los últimos años se ha intentado asociar a Pacheco con la imagen de un anciano de larga barba gris, como una suerte de Santa Claus caraqueño, su verdadero aspecto no distaba mucho del de cualquier otro galipanero.
Quien hoy escribe ✒️ en #CuentosDeMedianoche no es su editor, sino un fantasma 😱 anónimo que decidió relatar su propia historia y la de tantos fantasmas de la ciudad que han quedado en la desmemoria del caraqueño, de esos que seguimos allí pero de los que ya nadie se acuerda...
Debo confesar que traté muchas veces de "convencer" al editor para que escribiera sobre nosotros, pero no tuve éxito: Encendía de repente su computador y le dejaba información pero no la revisaba; movía cosas y dejaba pistas, pero no las tomaba en cuenta...
En su biblioteca sacaba los libros y los dejaba abiertos en algunas de nuestras historias, pero entonces llegaba su esposa y los volvía a colocar en su sitio... eso sí, con el acostumbrado sermón: "¡Luis volvió a dejar todo regado en el escritorio, siempre hace lo mismo!"
Primer vuelo desde Londres a Caracas de British Overseas Airways Corporation BOAC, realizado el 10/28/1958, abordo de los nuevos turbohélices Bristol Britannia.
El vuelo se prestaba con escalas: Londres, Bermuda, Barbados, Trinidad & Caracas [Maiquetía].
El Bristol Britannia mantuvo el predominio de los vuelos desde Londres hacia otros destinos de la Commonwealth y terceros países, siendo uno de los turbohélices más populares antes de ser sustituidos por el DH Comet.
📷 Bristol Britannia en línea de producción. Filton, UK, 1957
Curiosa publicidad, en idioma italiano, del vuelo Londres-Caracas de British Overseas Airways Corporation BOAC, abordo de turbohélices Bristol Britannia. Octubre 1958.
¿Sabías que el término "patiquín" era comúnmente usado en Caracas para referirse a los caballeros jóvenes de buen vestir y de ropa elegante, educados, bohemios y galantes, que hacían del opinar y la buena charla sobre cualquier tema su oficio principal?
En el interior del país se les veía a los "patiquines" un tanto despectivamente, refiriéndose a ellos como jóvenes vanidosos de la ciudad, presumidos en el vestir y en sus modales, de refinado lenguaje y presuntuosos en sus relaciones con los demás.
Pero no todos en aquella Caracas veían con buenos ojos a los "patiquines", considerándolos como una nueva generación de jóvenes ociosos, despreocupados, superficiales y sin sentido en la vida, que perdían su existencia en las cantinas.