Como muchas buenas historias, esta comienza con algo inesperado.
En este caso, un meme. (Y sí, el meme tiene marca de agua porque si no, no sería meme ni nada).
Bosnios: Queremos salir a nadar.
Croacia: No.
Un momento, ¿como que no? ¿Qué es eso de ahí?
Vamos a hacer zoom a ver...
Pues eso es Neum. El único pueblo costero de la única zona costera de Bosnia y Herzegovina.
20 kilómetros en total de línea marítima, lo convierte a Bosnia en el país con menos costa de los que cuentan con salida al mar.
Pero aún más curioso que esa costa tan chiquitica de Bosnia es el hecho de que la preciosa ciudad amurallada de Dubrovnik, al sur de Neum, esté en un exclave separado del resto de Croacia, país al que pertenece.
Para entender este follón de mapa, tenemos que hablar de un personaje muy importante en la zona.
Tatachán: Drácula.
Pero no Drácula el de la novela epistolar de Bram Stoker ni el de la estupenda adaptación de Coppola, sino el hombre real en el que se inspiró el personaje: Vlad III el Empalador, príncipe de Valaquia a mediados del siglo XV y héroe nacional de Rumanía en la actualidad.
La cosa con Vlad es que se tiró toda su vida liándose a hostias con y contra los otomanos, que por esa época ya eran un Imperio muy poderoso.
Y digo "con y contra" porque a veces se alió con ellos y a veces se aprovechó de ellos y a veces les tocó mucho las narices.
La vez que más se las tocó fue en 1462 cuando el sultán Mehmed II mandó unos emisarios para que Vlad le rindiera vasallaje y el tío Vlad decidió hacer con ellos lo que mejor se le daba hacer: empalarlos.
Al final, Mehmed II derrocó a Vlad pero las hazañas (y la crueldad) del Empalador recorrieron Europa durante siglos.
Mientras, la situación en la zona se mantuvo durante 200 años como era normal en la época: guerreando día sí y día también todos contra todos. Que si los venecianos, que si los otomanos, que si los Habsburgo, que si los húngaros, que si el Sacro Imperio Romano Germánico...
Bueno, todos no.
En Dubrovnik pasaban bastante de esas movidas.
Ellos llevaban siendo república independiente (la República de Ragusa, que no veas como mola el nombre) desde 1358 y, aunque tenían una relación de semivasallaje con los otomanos desde el siglo XV, en realidad iban a su bola comerciando por el Adriático con quienes les apetecía.
Pero entonces llegó 1683 y el Imperio Otomano, al mando del gran visir Kara Mustafá, intentó hacer lo que no pudo conquistar Sulimán el Magnífico un siglo antes: conquistar el corazón de Europa.
Tomar Viena.
El segundo sitio de Viena enfrentó a los otomanos contra —atentos al nombre— la Liga Santa.
(Bueno, en realidad no era *la* Liga Santa, sino *una* Liga Santa, concretamente la novena que se formaba en la historia).
El caso es que esta Liga Santa Mark 9 estaba compuesta por la casa Habsburgo, el Sacro Imperio Romano, la Confederación Polaco-Lituana, el Zarato de Moscú y (ojo con esto) la República de Venecia.
¿Y por qué digo que ojo con la República de Venecia? Pues porque las las verdaderas ambiciones de los venecianos era reconquistar la provincia romana de Dalmacia. O sea, la costa este del Adriático.
O sea, hasta Dubrovnik.
Los ragusos estaban acojonaos por que los venecianos quisieran conquistarlos mientras el resto de la peña estaba liada en Viena, así que pidieron ayuda a los otomanos.
Pero los otomanos dijeron que un momento, chavales.
Como ya dije, las hazañas de Vlad el Empalador perduraron (y perduran) durante siglos, así que los otomanos no estaban por la labor de mandar emisarios a republiquitas a cambio de nada, no sea que se los cargasen.
Y entonces, la gente de Dubrovnik decidió llevar a cabo una maniobra diplomática formidable: se remangaron los pantalones.
Es decir, cedieron un trozo de su territorio al Imperio Otomano.
Exactamente ESTE trozo de su territorio. Tadáaaa!
De esta manera, demostraban a los otomanos que eran buenos vallasos cediéndoles territorio y, además, si los venecianos querían conquistarlos tenían que atravesar territorio otomano y la cosa era mucho más chunga que enfrentarse solo a los ragusos.
Y la cosa funcionó.
Dubrovnik se mantuvo independiente hasta la conquista de Napoleón en 1808.
Después llegaría el Imperio Austriaco y el Austrohúngaro y, como se ve en este mapa de @elOrdenMundial, ese pequeño trozo de tierra dejó de tener sentido porque todo era más o menos lo mismo.
Lo mismo pasó con la Yugoslavia de Tito tras la Segunda Guerra Mundial: todo era lo mismo.
Pero luego llegó la Guerra de los Balcanes, que es un periodo demasiado reciente y demasiado sangriento como para bromear sobre él.
Con la llegada de la paz, la doble frontera de Neum entre Croacia y Bosnia-Herzegovina se convirtió en un engorro para los croatas, más aún tras la entrada del país en la Unión Europea en 2013.
Como no podía ser que tú disfrutases libertad de movimiento por 27 países pero luego para ir a Dubrovnik tuvieses que pasar dos puestos fronterizos en 20 kilómetros, las autoridades croatas decidieron solucionarlo con, lo habéis adivinado, un puente.
El puente de Pelješac.
Un puente desde la península de Pelješac hasta el resto del país, que se inauguró en julio de 2022 y mide 2404 metros.
Un puente que salta sobre Bosnia y el Adriático pero, sobre todo, salta por la atribulada historia de una de las zonas más atribuladas (y más bellas) de Europa.
Si os ha gustado el hilo de hoy, no olvidéis hacer RT al primer tuit, y también podéis dejarme un FAV o un follow o regalarme un viaje al Adriático pa Semana Santa!
Y si os gustan mis historias, os va a encantar "La Tormenta de Cristal", mi primera novela.
Un thriller basado en la increíble historia real del rascacielos de Citicorp, que podéis reservar en vuestra librería preferida y en todos los sitios online.
Todas las imágenes del hilo de hoy están acreditadas en la descripción de la primera fotografía de cada tuit. Todas se han usado bajo su correspondiente licencia o permiso expreso.
#LaBrasaTorrijos se escribe en directo todos los jueves desde el soleado barrio de Villaverde.
(Fin del HILO 🌉☪️✝️🧛♂️)
UN PAR DE CODAS MAÑANERAS.
1. El trazado del puente, para que veáis como sortea el problema.
2. Por qué llamamos "Drácula" a Vlad III.
Es sencillo, Vlad III era hijo de Vlad II Dracul, así que se usaba el patronímico Vlad Drăculea (o sea, Vlad, hijo de Dracul) para referirse a él.
Resultado: Vlad Drácula.
(Bram Stoker no se inventó el nombre, vamos).
3. El hecho de que Bosnia formase parte del Imperio Otomano durante siglos es lo que explica que más dea mitad de la población del país sea musulmana. Y por eso, los monolitos del memorial de Srebrenica están en árabe.
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Esa era la frase que corría por los vecinos de Granadilla a principios de los 60, cuando las aguas del nuevo embalse de Gabriel y Galán comenzaron a subir por la ladera hacia el promontorio donde se levantaba el pueblo.
En 1980, Patrimonio Artístico comunicó al arquitecto José María García de Paredes un encargo esencial para la historia de España.
Solo había una condición: debía mantenerlo en absoluto secreto, porque NADIE PODÍA SABER que el "Guernica" volvía al país.
Esta es la historia:
"Querido amigo, es nuestro deseo encargarte el proyecto y realización del montaje para su exposición del Guernica de Picasso en el Casón del Buen Retiro". Así rezaba la carta que Javier Tusell, Director General de Patrimonio Artístico, envío a García de Paredes. Y añadía:
"Solo el director del Museo del Prado y un corto número de colaboradores míos saben este propósito nuestro, que seas tú la persona para llevar a cabo este tema".
Tal y como había pedido el propio Picasso cuando colgó el cuadro en el MoMA, su obra maestra regresaría a España en el momento en que se instaurase la democracia. Habían pasado dos años desde el referendum de la Constitución y el gobierno consideró que ya había llegado el momento del regreso.
Pero la España de 1980 era aún un país muy convulso y en Patrimonio Artístico sabían que el Guernica no podía exponerse como si fuese cualquier otro cuadro porque, desde luego, no era otro cuadro cualquiera.
Por eso, el encargo era bastante específico: construir una urna que protegiera al Guernica de posibles ataques en su nueva localización del Casón del Buen Retiro. Una estructura que resguardase el cuadro pero que a la vez permitiera verlo sin reflejos ni distorsiones.
Y García de Paredes diseñó un objeto FORMIDABLE: un joyero levemente inclinado para evitar los reflejos pero cuyos vidrios podrían resistir hasta el lanzamiento de un granada.
Como esos vidrios pesaban un quintal la urna se sujetaba por una estructura de acero sobre dos peanas de hormigón (estructura calculada, por cierto, por una jovencísima Ángela García de Paredes).
Y sin embargo, pese al canto y al grosor que necesitaba, esa estructura apenas se aprecia y, cuando se ve, sirve para enmarcar un cuadro que se exponía desnudo.
Y allí, al fondo de una sala, suspendido, casi flotando bajo fresco del Toisón de Oro de Lucas Jordán, el Guernica se convirtió, otra vez, en historia de España.
Esta es solo una de las historias que contamos en el último episodio de "Cómo suena un edificio" el podcast del @museoico que me encargo de dirigir y presentar.
Se llama "La atmósfera y la matemática" y es quizá el mejor que hemos hecho.
El Hotel Belvedere, en Suiza, es uno de los edificios más fotogénicos del mundo.
En medio de una carretera alpina, parece de una peli de Wes Anderson y, sin embargo, está cerrado y abandonado por culpa del coche y del cambio climático.
Esta es la historia: en 1882, el empresario Josef Seiler construyó una pequeña posada en una horquilla de la recién abierta carretera del Furka Pass, en los Alpes Suizos.
La carretera era cada vez más transitada, así que Seiler amplió varias veces la posada hasta que, en 1907, se convirtió en un hotel con 90 habitaciones. Lo llamó "Hotel Belvedere".
En esa época, el hotel era básicamente un establecimiento de lujo donde paraba la alta sociedad, entre otras cosas, para acercarse al glaciar del Ródano, que estaba a apenas unos cientos de metros de la carretera.
Con la popularización del alpinismo, el Hotel Belvedere vivió sus momentos de mayor gloria, pero, sin embargo, su declive no tardó en llegar. Tras la 2ª Guerra Mundial, la modernización del coche privado, que permitía cruzar los Alpes en un solo día e incluso menos sin necesidad de hacer paradas para dormir, comenzó a hacer que el Belvedere perdiese atractivo.
Su aparición en "Goldfinger", la peli de James Bond del 64, insufló una cierta nueva vida en el Belvedere, pero no fue suficiente porque, para los años 70, el glaciar se había retirado más de un kilómetro de la carretera y las vistas desde el edificio eran mucho menos espectaculares.
En vista de la cada vez mayor ausencia de huéspedes, el hotel se cerró en 1980. En 1988 se restauró y volvió a abrirse y, a partir de 2010, encontró un cierto revival precisamente gracias a lo instagrameable que es su imagen.
Pero no parece haber sido suficiente. En 2015, el Belvedere volvió a cerrar y ahora solo es un resto abandonado de cuando la montaña era un lugar al que ir y no un decorado por el que pasar a toda velocidad.
Cuando el Chrysler Building coronó su estructura, ningún periodista estaba allí para contarlo. Todos sabían que había fracasado en la carrera por ser el edificio más alto del mundo.
No podemos recuperar las vidas que se han perdido en la DANA. Por eso, yo creo que ahora habría que concentrarse en evitar que la tragedia se repita.
Para ello, lo suyo sería actuar en tres ámbitos:
Urbanismo, ingeniería y narrativa.
¿Cómo lo hacemos?
🧵⤵️
(Disclaimer: posiblemente, lo que vais a leer ya lo hayáis leído en otros hilos u otros lado, pero igual es interesante recopilarlo de algún modo, que es lo que yo hago en este hilo).
URBANISMO.
Estos formidables mapas de @esme_mys nos enseñan las zonas inundables de la zona afectada (Horta Sud) superpuestos sobre el plano de los municipios desde 1956 hasta 2024.
Como se ve, en 1956, las áreas inundables eran esencialmente huertas.