¡Os debía dos refluzos de #FluzoRíos de ayer! El 1º es para hablaros de un monstruo lacustre que se cayó del guion por motivos de tiempo (íbamos 3 minutos por encima).
Me fastidió porque mola mucho: es un monstruo COLOMBIANO, y se llama el Monstruo del Lago Tota.
He aquí el lago de Tota, en Colombia. La reserva de agua dulce natural más grande del país, 55km2 de superficie enclavados en los Andes, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar… y al parecer, escondrijo de una criatura enorme y terrible.
Las 1as referencias nos llegan durante la conquista de América. Las dejó Lucas Fernández de Piedrahíta (1624-1688), obispo y autor de una “Historia general de las conquistas del Nuevo Reino de Granada”. Allí nos habla sobre la exploración de Gonzalo Jiménez de Quesada (1509-1579)
Quesada es un personaje curioso q, como la mayoría de conquistadores, las pasó canutas en expediciones desastrosas donde moría muchísima gente. En el Magdalena se los comían los felinos, los caimanes… expliqué su historia en Conquistadores Secundarios. principaldeloslibros.com/index.php?id_p…
Este hombre buscaba El Dorado, y de hecho lo encontró, fue el único explorador que al parecer realmente dio con uno de esos lugares míticos. Solo que llegó uno o dos siglos tarde, ya había desaparecido xD Pero en fin, a lo que vamos.
Según cuenta Fernández de Piedrahita, los locales decían que en el lago Tota había “un pez negro con la cabeza a manera de buey y mayor que una ballena”. Para darle más veracidad al asunto, Piedrahita explica que cuando él andaba por la zona en 1652 ->
una señora llamada doña Andrea de Vargas dijo haberlo visto. Pero que ya Quesada dijo que, en sus tiempos, un siglo antes, lo afirmaban personas de fiar, y que los indios decían que era el demonio.
Parece que el monstruo era chungo y feo, pero en fin, estoy segurísimo de que a Quesada le dieron más miedo los animales normales que se encontró en sus expediciones y acabaron con su gente. En los relatos de su exploración del Magdalena hay una historia terrible.
Uno de sus soldados fue atacado y herido por un jaguar, que se dio a la fuga. El hombre estaba aterrorizado, y pidió que aquella noche le ayudaran a atar su hamaca en lo alto de un árbol, del miedo que tenía. ¡No quería dormir en el suelo!
Aquella noche hubo una gran tormenta, rayos y truenos, un aguacero ensordecedor. Al día siguiente, la hamaca de su compañero herido estaba vacía y rasgada allí en lo alto, y un rastro de sangre se perdía en la espesura. Nadie le oyó gritar cuando el jaguar vino a acabar la faena.
No hace falta inventarse monstruos: las especies existentes ya pueden ser lo suficientemente aterradoras y mortales. Pero me habría gustado poder hablaros en directo del monstruo del lago Tota, ¡y romper con tanto monstruo norteño!
No es una criatura desconocida, os recomiendo echarle un vistazo a su wiki, que está muy bien documentada con fuentes y bibliografía, y explica cómo fueron refutando su existencia en el siglo XIX: es.wikipedia.org/wiki/Monstruo_…
Yo aprovecho para daros las gracias por estos numerazos, da gusto despedirse del programa con el máximo de la temporada. ¡Solo puede mejorarse si lo superamos el jueves que viene con el último episodio!
Gracias a Olmo y Lourdes de maquillaje, y a su lucha incensante con mi sudor (que este año hemos mejorado un pelín, eh!), y a Andrea y Jordi de vestuario, que este año han sudao ellos más que yo, pobreticos, con mis trajes. Que ha sido divertido pero un movidote
Y sobre todo gracias a todos vosotros por ser siempre tan majos y amables conmigo, y acompañarnos en esta aventura fluzera por tercera vez. Ojalá nos veamos una cuarta, ¡pero, en cualquier caso, el viaje ya ha sido memorable! ❤️
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¡Acabó #FluzoSanisad! Espero que os haya interesado la higiene medieval, y que queráis un poquito más, porque hoy con el #refluzo os llevo a la Inglaterra del siglo XIV para presentaros a una mujer q se inventó un ingenioso retrete y con ello causó enormes problemas a sus vecinos
Se llamaba Alice Wade, y no sabemos mucho de ella, salvo q vivía en Londres a principios del XIV, en la parroquia de St. Michael Queenhithe. Era un barrio céntrico, con su iglesia del siglo XII, pegadito al Támesis, con un muelle. Y junto aquel muelle había unas letrinas públicas
Las letrinas públicas inglesas usaban distintos sistemas de evacuación. Las más espectaculares estaban en el puente de Londres, y vaciaban directamente sobre el Támesis, una solución óptima. Otras daban a un gran pozo negro que debía vaciarse cada X tiempo.
Como hoy no salgo en #FluzoBelleza, para ir calentando motores os traigo un #prefluzo sobre belleza medieval. En concreto, sobre el canon de belleza que nos transmitió un divertido manuscrito catalán anónimo de finales del XIV llamado “Speculum al foder” o “Espejo del joder”
Ya os he mencionado esta obra alguna vez porque me encanta y contiene información muy interesante. Se trata de un manual médico-erótico, en parte basado en el Liber de coitu de Constantino el Africano, pero con mucha cosa de cosecha propia. Y contiene un montón de cosas.
Su inicio es épico: “Aunque dijo Albafumet que los libros que hablan de joder son muy abundantes, yo nunca hallo ninguno que me satisfaga, sino que los encuentro desviados y dispersos, de manera que hacían más daño que provecho. Por esto quiero hablar sobre este tema bien…
¿Sabíais que el 1er diccionario se escribió a principios del siglo XIII? Al menos, la 1ª obra con tal nombre: Dictionarius.
¡Y lo mejor es que nos enseña un montón sobre vida cotidiana medieval!
No es lo q se espera de un diccionario, claro, pero en fin, #middleages. Os cuento.
Lo escribió un gramático inglés llamado John Garland hacia a 1220, cuando estudiaba en París. Fue una obra de juventud q rompía la dinámica de glosarios y etimologías habituales. Su objetivo era ayudar a los niños a aprender latín y a traducir palabras francesas.
Y no tiene sistema ni orden, lo hizo como le salió de los cojones, apoyándose en lo q leía y, sobre todo, en lo q conocía: su rutina en las calles de París, pobladas de gente, mercancías y palabras. Luego sumó bloques random como “el cuerpo humano” o “armas de asedio”, y a correr
Y de forma separada al refluzo, dejadme que os dé un millón de gracias a tod@s. Las primeras, para l@s que habéis estado aquí cada jueves, o siguiéndonos desde la web, y comentando en vivo cada programa, creando hilos y refluzos, y compartiendo alegría y saber.
Este año lo he vivido con muchos menos nervios que el pasado, que venía virgen, pero a cambio ha coincidido con meses complicadines, y vuestra amabilidad y entusiasmo han sido un buen empujón para mí. Tuiter mola mucho silenciando a los 4 idiotas y quedándote con la buena gente.
Una persona muy importante para que mis nervios hayan sido light este año ha sido @RaquelMartos, su entusiasmo, su cercanía, su trabajo infinito, su memoria para llevarnos de pregunta en pregunta tras cada toma pifiada. Ha sido un lujazo poder currar contigo ❤️
¡Hasta aquí llegó la T2 del Condensador de Fluzo! Y yo me despido con refluzo sobre las #FluzoConstrucciones que más me interesan últimamente. No son monumentos, sino q están al servicio de la gente. No son defensivas, pero protegen de la muerte. No son templos, pero tb se reza.
Estas construcciones son los hospitales, esos sin los que hoy nuestra sociedad tendría una situación sanitaria infinitamente peor. Y su historia se remonta muy lejos, hasta el ocaso del mundo clásico, en el siglo IV. Aunque, cuando nacieron, no eran como los pensamos hoy.
La idea fue de los obispos cristianos. Para el s. IV los cristianos tenían ya una posición mucho más ventajosa, números, y una zarpita metida en los resortes del poder. Los obispos venían de la aristocracia romana en su mayoría, y como tales ejercían y promovían el evergetismo.