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Javi P. Martín @javierpmar
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Los hombres cis homosexuales somos los más privilegiados y acomodados de todo el colectivo LGTB, porque para todo hay clases. Pero aun así somos un grupo en el que siguen siendo muy comunes la depresión, la ansiedad, el suicidio, la drogadicción y la adicción al sexo. ¿Por qué?
Pues resulta que un librito que me he leído últimamente lo explora a fondo, y leyéndolo he aprendido cosas muy interesantes sobre nosotros, los Maricones™. Se llama The Velvet Rage y es de Alan Downs @velvetrage.
Yo nunca he leído libros de autoayuda, y aunque este se acerca muchas veces a ese terreno, y no me gusta la prosa de Downs, su trabajo como terapeuta de homosexuales le ha dado una perspectiva muy clara sobre nosotros.
Algunas cosas las sabemos de sobra, otras las reconocemos aunque no las hayamos verbalizado, y otras no nos afectarán porque no todos los Maricones™ del mundo van a tener la misma experiencia. Pero bueno, resumo.
Para empezar, de niños nos dimos cuenta, en algún momento, de que éramos diferentes. Algo dentro de nosotros no se ajustaba al modelo de Hombre™ que se nos impuso (empezando por nuestro padre).
Y ese algo era aberrante, asqueroso y nos convertía en alguien que no merece ser amado. Así que lo ocultamos en la medida de lo posible. Eso nos acercó a nuestras madres (llenas de perdón, amor y/o comprensión) y nos alejó de nuestros padres.
La ausencia de una relación honesta, directa y segura con nuestro padre nos acompañará a la mayoría hasta la tumba, incluso influyendo en las parejas que escojamos a lo largo de toda nuestra vida. Me quedo loco.
Porque, como dice Downs, el primer hombre al que queremos en nuestra vida, puede que al que más queramos, es incapaz de validarnos cuando más lo necesitamos, de niños. Así que ya estamos jodidos.
Crecemos con la certeza de que somos “fallidos”, tenemos un error inaceptable para nuestro entorno, que premia al Hombre™ por ser el más Hombre™. Y se forma en lo más hondo de nosotros eso que marcará la mayor parte de nuestra vida: la Vergüenza™.
Nuestra herida está causada por habernos expuesto a una vergüenza abrumadora a una edad en la que no teníamos las herramientas para lidiar con ella. Empieza el viaje, poneos el cinturón, cariños.
La Vergüenza™ va a causar que busquemos validación, constantemente, de las formas menos sutiles y en los lugares más inesperados. Pero es una validación falsa.
Piropos por nuestro físico; elogios a nuestra ropa o nuestra casa, las más estilosas. Aplausos a nuestras carreras, las más exitosas. O el Sexo™, impersonal y rápido, un subidón de validación que desaparece al rato, dejando paso a Más Vergüenza™. Sale mal.
La Rabia™ también forma parte de nuestro crecimiento. Y ambas las reprimimos y negamos, en vez de lidiar con ellas. Es decir, se quedan dentro.
Aquí Downs dice algo muy interesante: ¿por qué creéis que a los gays se nos conoce por tener un humor cortante y cínico? ¿Por qué somos los maestros del shade? Estamos canalizando nuestra rabia.
¿Y por qué a veces mostramos un temperamento inestable? Nos enfadamos, de repente, por la mayor tontería, y no te acerques que mordemos. Es el resultado de reprimir un sentimiento que nos acompaña desde pequeños.
Con la invalidación, que no sabemos gestionar, crecen la Vergüenza™ y la Rabia™. Un sermón de nuestros padres, una bronca de nuestro jefe o un roce tonto en el metro. Y la tomamos con los que nos rodean. Y con nosotros mismos.
Nuestra relación con la vergüenza tóxica que guía nuestros pasos es diferente a cada estadio de la vida. Primero la evitamos, en la fase inicial de nuestra experiencia como homosexuales.
Algunos se suicidan. Pero hay maneras menos drásticas (y definitivas y trágicas), como negar nuestra sexualidad (y llevar una doble vida, porque los impulsos sexuales acaban apareciendo siempre).
El alcohol, las drogas y el sexo anónimo, sin compromiso ni conexión real, son las formas más comunes de hacerte olvidar la Vergüenza™. En mis círculos, han llegado a ser un chiste recurrente porque recurríamos a ellas con regularidad.
Este estado emocional, la primera fase de Downs, puede durar toda una vida. O puede durar un mes. Depende del Maricón™. Yo conozco a hombres de cincuenta años que siguen ahí.
Y las relaciones que tenemos en esta fase son tormentosas. El primer amor de los Maricones™ suele estar marcado por las peleas, la incomprensión, las mentiras y las infidelidades. Porque no tenemos las herramientas para tener una relación sana.
Y lo peor es que el primer amor te marca, y moldea tus próximas relaciones. Algunos se vuelven cínicos, desconfiados y dicen que “todos los hombres son iguales”. Ellos mismos mienten y traicionan, lo que les impide aún más confiar en otros.
Algunos homosexuales salen de esta fase negando aún más su sexualidad. Se casan con una mujer, y a los treinta o cuarenta años entran en depresión. Y no saben ni por qué, porque somos muy listillos contándonos mentiras que queremos creernos.
Otros pasan a la segunda fase: compensar la Vergüenza™. Uh, qué diver. Aquí es cuando somos bebés desesperadamente hambrientos por Validación™. Nos apuntamos al gimnasio, mostramos nuestros músculos en Instagram.
O tenemos la casa más bonita y montamos las cenas más copiosas y originales. O somos los mejores en nuestro gremio. (Yo soy demasiado perezoso para ser el mejor en algo, así que intento ser el más gracioso. Sale mal.)
Aquí empezamos a ser conscientes de que tenemos una vocecilla dentro que nos dice: “no puedes ser amado”. Pero la acallamos demostrando que somos los más guays, los más guapos, los más sexys, los más exitosos, los más ricos...
Nos volvemos yonquis de la Validación™. Pero la que recibimos por estos medios no es validación auténtica. Es efímera, y solo nos produce más hambre, porque nunca estamos satisfechos.
Ah bueno. Y los Maricones™ en este estado somos los bullys más crueles que puede haber. Porque it takes one to know one, y sabemos cómo hacer daño. Y como esperamos que nos lo hagan, pues estamos de uñas.
En estas dos primeras fases, hacemos las cosas que más se atribuyen al cliché del Maricón™. Salimos de fiesta compulsivamente, nos ponemos cuadrados, guapísimos, somos promiscuos.
En ese ciclo, con frecuencia nos vemos sobrepasados por los sentimientos, y las personas tenemos muchos de esos cabroncetes a lo largo del día.
Tenemos muchas relaciones infructuosas, de las que salimos corriendo en cuanto tenemos que enfrentarnos a nuestra Vergüenza™, porque una relación sana y real lo que hace es ponerte frente a ti mismo.
¿La solución? Aprender a tolerar y reducir la Vergüenza™ en vez de evitarla. Pero claro, duele. Y te hace aprender cosas feas de ti. Y tienes que mirar al pasado y darte cuenta de los numerosos errores que has cometido.
Y así es como acaba la segunda fase y empieza la tercera. Que es básicamente salir de la adolescencia (aunque sea a los 60 años) y enfrentarte a la crisis definitiva.
Después de mucho tiempo dejando que dos sentimientos tóxicos reprimidos guíen tus acciones, te toca preguntarte: ¿pero quién coño soy? Jajajajaja las risas.
En la tercera fase, que empieza con esta crisis, lo que Downs dice que tenemos que hacer es “cultivar la Autenticidad”™. Aquí entramos en las arenas movedizas de la autoayuda, pero ya que hemos llegado, hijas, pues termino.
Aquí deja de interesarnos lo que nos ha guiado durante años: el Sexo™ anónimo, el éxito, los elogios de los desconocidos. Esa Validación™ falsa ya no nos llena y lo sabemos. Pero nos ahogamos en la ambigüedad y lo incierto.
Al principio de esta fase, hay Maricones™ que reniegan de su pasado. Lo he visto: se echan un novio y un perro, se olvidan de las fiestas y de sus amigos, no vuelven a Chueca, se van a andar por la montaña. Somos exageradas para todo.
Esa relación es a menudo una forma de alargar la segunda fase. No hay que renegar. Hay que preguntarse las cosas, perdonarse y replantearse lo que queremos en esta vida.
La tercera fase consiste en buscar la Autenticidad™ y en curar el Trauma de las Relaciones™. El daño que nos hemos hecho, a otros y a nosotros mismos, en relaciones durante las dos primeras fases.
Hay cuatro pecados que los Maricones™ cometemos en las relaciones, que nos dañan a nosotros y a nuestras parejas: la Traición™, el Maltrato™, el Abandono™ y la Relación Ambivalente™.
La traición más común es la infidelidad. Y el Maricón™ no solo tiene miedo a que le sean infieles: tiene miedo a serlo, porque saber que puede.
El Maltrato™ puede ser físico, emocional o aparecer en forma de agresión sexual. También existe en las relaciones entre hombres, claro, porque los hombres somos lo puto peor también entre nosotros.
El Abandono™ no tiene por qué ser repentino: también puede ser gradual. Puedes dormir al lado de alguien y sentir que te ha abandonado desde hace meses. ¿No os ha pasado? Qué suerte.
La Relación Ambivalente™ es esa en la que tu pareja te ofrece validación e invalidación de forma casi arbitraria, al azar, y te acaba jodiendo la cabeza porque no sabes qué haces bien y qué haces mal.
En la tercera fase, además de curar el Trauma de las Relaciones™, tienes que buscar tres sentimientos. La Pasión™, el Amor™ y la Integridad™.
Por Pasión™ entendemos lo que te da constantemente alegría, ya sea pintar paisajes o hacer hamburguesas mientras escuchas la KissFM.
Para encontrar tu Pasión™, tienes que encontrar el comportamiento que te da alegría, y repetirlo. Encontrar la alegría y ser consciente de ella, que eso nos cuesta también.
Para ello:
- Hazte vulnerable a la alegría.
- Nota cuando sientes la alegría.
- Y repite los comportamientos que crean la alegría.
Qué fácil suena.
Por otra parte, el Amor™ es aceptar y querer a tu pareja como es, y la Integridad™ es aceptarte y quererte a ti mismo como eres, cuando lo sepas, y actuar en consecuencia. Suerte.
Para buscar la Autenticidad™, Downs da algunas Herramientas™. Son simples y obvias, pero claro, lo que cuesta es aplicarlas. Sobre todo en el día a día.
Algunas: Busca tu paz interior cuando tomas decisiones, nunca reacciones cuando estás sintiendo una emoción intensa, busca tu satisfacción y no la aprobación de los demás, acepta la realidad tal y como es ahora mismo, no juzgues fácilmente a los demás, perdona a los demás.
Una que me ha afectado en el pasado: no dejes que tus gustos sexuales sean el filtro por el que decides tus relaciones. No te fijes solo en los chicos que te gustan físicamente para entablar conversaciones en una fiesta, por ejemplo.
Otra que me parece muy madura y le falta a muchos Maricones™ que he conocido: abraza la ambivalencia de tus sentimientos. No idealices. Puedes querer y odiar a la vez, sentir deseo y aburrimiento a la vez. Acostúmbrate.
Son muchas cosas, y no todas se aplicarán a ti, como no todas se han aplicado a mí, pero a mí me ha abierto los ojos. La teoría de las tres Fases es eso, una teoría, y puede estar errada, pero creo que he reconocido las tres.
El mensaje de Alan Downs es: conócete a ti mismo. Acéptate a ti mismo. Reconoce tu Vergüenza™, tu Rabia™ y haz algo con ellas antes de que ellas hagan algo contigo. Nunca es tarde.
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