Profile picture
Carlos Thompson @chlewey
, 46 tweets, 6 min read Read on Twitter
La compañía en la que trabajé hasta 2002, tuvo ese año una reducción grande de personal. Parte por unos negocios que no salieron como se esperaba, parte por reorientación del papel y misión de su operación en Colombia.
Es una compañía multinacional, en algún momento casi monopólica en algunas ciudades de Colombia. Como tal creció a tener planta de manufactura, fuerza de instalación, y una planta grande entre técnicos, ingenieros y ventas.
Tras la reorientación, se dio más peso a su labor de ventas de productos y servicios. La ingeniería pasó a ser servicio pre y postventa y la fuerza de instalación y manufactura se fue como outsourcing.
La empresa ha tenido una cooperativa de trabajadores que ha sido bastante exitosa. Muchos de los que trabajamos ahí hemos salido convencidos de la necesidad y los beneficios de la economía solidaria.
Como tal parecía perfectamente natural que algunos de los extrabajadores formásemos alguna Cooperativa de Tabajo Asociado. Íbamos a ser nuestros propios jefes.
Para los ingenieros, este esquema no fue particularmente útil para seguir subcontratando. Los costos de segudiad social y parafiscales más costos administrativos, no daban un buen margen frente a ser empleados de una compañía subcontratante.
Pero el esquema era muy bueno para los técnicos experimentados. Además porque había trabajo. Para ellos este esquema de ser sus propios jefes dentro de una cooperativa y vender su experiencia resultaba provechoso.
Podemos pensar que para eso se hicieron este tipo de formas de negocio.
Pero los técnicos con experiencia no eran tantos. Y, particularmente su experiencia los colocaba como supervisores y jefes de cuadrilla. El grueso de los técnicos que trabajaban en instalaciones eran jóvenes sin experiencia.
Técnicos y tecnólogos recién egresados, bachilleres técnicos, en búsqueda de su primera experiencia laboral. O de su primer empleo. Pero no. Resulta que no eran empleados: eran socios.
Todo ese cuento de la economía solidaria y de ser sus propios jefes, eso no tenía mayor sentido. Eso era simplemente el empleo que podían conseguir, y lo que recibían era un sueldo, aunque el nombre que se le dara fuera compensación o dividendo.
No creo que haya sido mal negocio para esos jóvenes. Pero no nos digamos mentiras: ellos no eran sus propios jefes. Más allá de tener voz y voto en una asamblea no eran ellos los que controlaban el negocio. Su voto era ratificar lo que igual se tenía que hacer.
Para empezar, porque recién egresados con su grado de técnico o tecnólogo no tenían ni la visión de negocio, ni la experiencia en el trabajo, ni las conexiones que tenían los asociados senior.
Repito. Ne era malo. O al menos mientras yo estuve siempre se pensó en que nuestros socios junior tuvieran los mejores beneficios posibles. Pero el título de "asociado" era solo una ilusión. Ellos eran para casi todo efecto práctico "empleados".
Veo ahora que salen personas a defender que Rappi no es explotación, porque, finalmente, los Rappitenderos no son empleados de la compañía Rappi. Son agentes libres, "colaboradores" los llaman.
La plataforma Rappi es sólo una plataforma tecnológica que une a una persona que necesita un producto o un bien en su domicilio y otra persona que está dispuesto a llevarlo por una comisión.
Hasta lo comparan con Tinder, una plataforma que permite que dos agentes libres se encuentren y decidan, si quieren, tener una cita o tirar o lo que quiera que sus mutuas necesidades los lleve a querer.
Una pregunta que viene al caso, es qué tan libre es realmente un Rappitendero. Primero. ¿Qué tan libre fue para insertarse dentro del mundo laboral por medio de este esquema de negocio?
¿Qué tan libres son para gestionar la forma en la que interactúan dentro de su negocio escogido?
¿Se sienten ellos realmente empoderados? ¿Se sienten ellos realmente sus propios jefes?
Ahora. Esto no es nuevo. Desde los que venden Bon-Ice en los semáforos, hasta los que venden Amway y Herbalife, muchas empresas han decidido que su fuerza de ventas no sean sus empleados sino colaboradores libres.
Ahora, muchos de los que venden Amway y Herbalife lo hacen en sus ratos libres. Estudiantes que tienen sus necesidades más o menos resueltas pero quieren unos pesos extra más. Empleados en otras empresas que buscan complementar sus ingresos.
Unos cuantos se atreven a la aventura máxima de que estas ventas multinivel sean su sustento principal. Pero este paso es claramente una decisión consciente de quienes se lanzan a ello.
Es menos aventura y más necesidad el caso del vendedor de semáforo.
Era menos aventura y más necesidad el caso de nuestros socios junior en la Cooperativa.
Y, a todas luces, parece menos aventura y más necesidad el caso de los Rappitenderos.
Nuestros socios junior en la cooperativa gozaban de todas las prestaciones sociales de ley: la ley así lo exigía y así lo exigía nuestra empresa contratante (porque la ley se lo exigía a ellos).
A veces (y eso nos afectaba a los ingenieros, sobre todo) el pleno cumplimiento de todos esos requisitos legales era una carga aparentemente innecesaria que encarecía nuestro trabajo.
Un costo administrativo importante era estar pendiente de estar vinculando y desvinculando a protección social a cada uno de los colaboradores de acuerdo a si tenían contrato o no.
[Pero al menos alguien se encargaba de ello. Siendo independiente me he dado cuenta de la carga que eso representa.]
Las multinacionales que nos contrataban tenían que verificar que todo estuviera en regla. Si no, podían ser demandadas por tercerización con fines de evadir cargas parafiscales. En la cooperativa teníamos que cuidarnos de ello y por razones similares.
La ley (si es que no fuera nuestra propia iniciativa) se encargaba de cuidar a los trabajadores. Bien sea que los trabajadores quisieran o no. Tenían EPS, y Pensión, y caja de compensación, y ARP. Muy importante lo de la ARP.
Cuando uno es joven, la pensión parece más un impuesto. Sin duda estaríamos dispuestos a no aportar a nuestra propia pensión a cambio de ser más atractivos a nuestros empleadores o contratantes y nos quedara más en nuestros bolsillos.
Y también renunciaríamos a nuestra EPS (¿Para qué, si hay Sisben?), a la caja de compensación (un lujo), a la ARP... ni que conducir una bicicleta con la mano en el celular fuera una actividad riesgosa.
Nuestros socios junior tal vez lo fueran más por necesidad que por decisión propia. Pero dentro de la necesidad su seguridad social estaba garantizada.
Y es eso lo que no veo en Rappi, en Uber, o en otros esquemas similares. A falta de buenos empleos, o de buenas iniciativas de trabajo autogestionado, y ante una necesidad económica apremiante, Rappi, Uber y otros sistemas similares surgen como alternativas.
No hablamos de estudiantes que hacen mandados en sus ratos libres a cambio de unos pesos.
No hablamos de amas de casa que aprovechan para explotar el carro familiar mientras los chicos están en la escuela.
Son el tipo de alternativas de ocupación laboral que el país ofrece, aprovechando una oferta de trabajadores que necesita esos ingresos. Y son una ocupación laboral que no ofrece seguridad social.
¿Como usuario de Rappi estarías dispuesto a pagar más por asegurarte que la persona que trae tu domicilio cuando más lo necesitas tenga un seguro médico adecuado para el riesgo que corre en su labor?
¿Permitirías que el gobierno revise tus finanzas para asegurarse que no fomentes la informalidad y precariedad laboral por medio de tercerización indebida?
No está mal que como individuos busquemos nuestro mayor beneficio. Si alguien nos trae un producto a nuestra casa u oficina al menor precio posible de intermediación, con gusto lo aceptamos.
Si un megaalmacén nos vende productos muy baratos, no nos ponemos en la labor de ver si pagan bien a sus proveedores. Ya nos cobra el gobierno demasiado en impuestos para que, además, seamos nosotros los responsables de revisar todo eso.
No digo que nos pongamos a boicotear a Rappi. O a Uber. O a Quala (Bonice). O a Amway. O al Exito. O a D1. Cada quien velará por sus propios intereseses. Pero no nos busquemos excusas a nosotros mismos para decir que todo está bien, que es un simple Tinder y lavarnos las manos.
Eso sí, siendo conscientes asumámonos como cómplices. El verdadero cambio es estructural y si bien los pañitos de agua tibia de nuestra parte ayudan (sobre todo si más de nosotros somos conscientes), también ayuda pensar en soluciones grandes.
Que nuestros salarios sean dignos y con ello nos permitamos pagar mejores propinas y cubrirle la seguridad social a nuestros colaboradores, para que sus ingresos sean menos precarios y su actividad menos informal.
Missing some Tweet in this thread?
You can try to force a refresh.

Like this thread? Get email updates or save it to PDF!

Subscribe to Carlos Thompson
Profile picture

Get real-time email alerts when new unrolls are available from this author!

This content may be removed anytime!

Twitter may remove this content at anytime, convert it as a PDF, save and print for later use!

Try unrolling a thread yourself!

how to unroll video

1) Follow Thread Reader App on Twitter so you can easily mention us!

2) Go to a Twitter thread (series of Tweets by the same owner) and mention us with a keyword "unroll" @threadreaderapp unroll

You can practice here first or read more on our help page!

Did Thread Reader help you today?

Support us! We are indie developers!


This site is made by just three indie developers on a laptop doing marketing, support and development! Read more about the story.

Become a Premium Member and get exclusive features!

Premium member ($30.00/year)

Too expensive? Make a small donation by buying us coffee ($5) or help with server cost ($10)

Donate via Paypal Become our Patreon

Thank you for your support!