, 93 tweets, 15 min read Read on Twitter
El general Santander expresa su preocupación en carta suscrita 22 de febrero de 1822, cuando le dice a Bolívar:
«Nos queda otra vez el Juanambú y Pasto, el terror del ejército y es preciso creerlo el sepulcro de los bravos, porque 36 oficiales perdió Nariño y Valdés ha perdido 23 que no repondremos fácilmente. Resulta que Ud.
debe tomar en consideración las ideas de Sucre y de abandonar el propósito de llevar ejército alguno por Pasto, porque siempre será destruido por los pueblos empecinados, un poco aguerridos y siempre, siempre victoriosos».
Derrotado en Cariaco o Bomboná, Bolívar se retira, retrocede hasta ubicarse en El Trapiche, hoy ciudad Bolívar en el Departamento del Cauca.
Con el triunfo de Sucre en Pichincha el 24 de mayo de 1822, la dirigencia de Pasto capitula en Berruecos el 6 de junio de 1822
por cuanto conoce que Bolívar ha recibido refuerzos de Bogotá, lo hacen sin poner en conocimiento de su decisión al pueblo raso, a las milicias pastusas que siempre estuvieron prestas a dar el combate en defensa de sus vidas y la vida de su gente.
Hijos de puta vendieron a los ejércitos de pasto los mismo criollos traidores.

Los ofrecieron al matadero y los utilizaron para envenenar a los generales para luego traicionarlo.

De paso mataron miles de pastusos.
Santander es una rata engaño a Bolívar.

Le dijo que pasto está ciudad guerrera.

Engaño Sucre y Bolívar para que cometieran masacres y destierros.

Con ello conspirar.
Por eso el general pastuso esconde su biografía pérdida.

Relata con pelos y señales las conspiraciones.
Si este general pastuso fue utilizado por Santander para hacerle guerra a Bolívar y Sucre.

Con ello explica la traición.
Días después vuelve Bolívar con sus amenazas a Pasto y su gente, cuando anuncia que: ”
“Tenemos derecho para tratar a todo el pueblo de Pasto como prisionero de guerra, porque todo él, sin excepción de una persona nos hace la guerra, y para confiscarles todos los bienes como pertenecientes a enemigos.
Tenemos en fin, derecho a tratar a esa guarnición con el último rigor de la guerra, y al pueblo para confinarlo en prisiones estrechas, como prisionero de guerra, en las plazas fuertes marítimas, y todo ese territorio secuestrado por cuenta del fisco…
Al suscribirse el 6 de junio de 1822 la capitulación de Berruecos, Bolívar exclamó: “Esto vale para mí, y es más glorioso que una batalla ganada…”
Después de los macabros acontecimientos del 24 de diciembre de 1822, donde por órdenes de Bolívar, el general Sucre prácticamente acabó con la ciudad sacrificando algo más de 800 personas, Bolívar llegó el 2 de enero de 1823 permaneciendo hasta el día 14.
dejando al mando al general venezolano Bartolomé Salóm con estrictas medidas para acabar con los pastusos
entre ellas aquella de asesinar a sus mejores hombres arrojándolos amarrados en pareja sobre los abismos del río Guitara, testimonio que reconoce el propio Salóm cuando en carta que suscribe a Bolívar le dice:
sorprendieron (los pastusos) una contestación del Sr. Comandante Aguirre sobre la remisión de esposas que yo le pedía para mandar asegurar a los que se me presentaran según
instrucciones de su Excelencia, y sacaron del Guáitara los cadáveres de dos pastusos, que con ocho más entregué al comandante Cruz Paredes con la orden verbal de que los matara secretamente…”
Cruz Paredes
Este acto criminal lo corrobora Daniel O’Leary, secretario de Bolívar en sus célebres “Memorias” cuando dice:
“Prisioneros degollados a sangre fría, niños recién nacidos arrancados del pecho materno, la castidad virginal violada, los campos talados y las habitaciones incendiadas, son los horrores que han manchado las páginas de la historia militar de las armas colombianas…
Los prisioneros fueron a veces atados de dos en dos, espalda con espalda y arrojados desde las altas cimas que domina el Guitara,
sobre las escarpadas rocas que impiden el libre curso de su torrente, perdiéndose sin eco entre los terribles vivas de los inhumanos sacrificadores y el ronco estrepito de las aguas, los gritos desesperados de las victimas
Del general Tomás Cipriano de Mosquera: «El encono del batallón Rifles por el rechazo que sufrió en Taindala en el mes anterior,
le hizo ser cruel y no dio cuartel, de lo que provino que murieran más de cuatrocientos hombres, mientras que los cuerpos del gobierno nacional solamente tuvieron seis muertos y cuarenta heridos.
El general Sucre tuvo que restablecer la disciplina y sujetar al Rifles, poniéndose a la cabeza del batallón Bogotá. Este castigo cruel que sufrieron los pastusos produjo que la guerra durara dos años más».
Relata Cipriano Mosquera.
Del general José María Obando: «No se sabe cómo pudo caber en un hombre tan moral, humano e ilustrado como el general Sucre la medida, altamente impolítica y sobremanera cruel de entregar aquella ciudad a muchos días de saqueo,
las puertas de los domicilios se abrían con la explosión de los fusiles para matar al propietario, al padre, a la esposa, al hermano y hacerse dueño el brutal soldado de las propiedades, de las hijas, de las hermanas, de las esposas;
hubo madre que en su despecho, salióse a la calle llevando a su hija de la mano para entregarla a un soldado blanco antes de que otro negro dispusiese de su inocencia
; los templos llenos de depósitos y de refugiados fueron también asaltados y saqueados; la decencia se resiste a referir por menor tantos actos de inmoralidad.. .».
José Manuel Restrepo, historiador coetáneo de los acontecimientos y profundo admirador de Bolívar y su ejército dice al respecto:
“Después de hora y media de combate los facciosos –léase los pastusos- fueron derrotados completamente en todos los puntos
. Los dispersos huyeron, unos con Boves hacia las montañas de Sibundoy, camino del Amazonas, y otros al Juanambú, a fin de ampararse en el desierto de El Castigo.
En el acto fue ocupada la ciudad, en la que solo hallaron las monjas y unas pocas mujeres acogidas al convento – se refiere al de Las Conceptas-.
Los hombres habían huido todos llevándose las armas. Desgraciadamente la ciudad fue saqueada por las tropas vencedoras, irritadas sobremanera por la obstinada resistencia que habían hecho sus habitantes.
Los pastusos tuvieron cerca de ochocientos muertos en los diferentes combates, y se les tomaron muy pocos prisioneros a causa de la vigorosa terquedad con que se defendían. .Por una rara fortuna, el General Sucre perdió solo ocho muertos y treinta y dos heridos.
El historiador ecuatoriano refiere así el macabro acontecimiento: “Después de hora y media de combate, fue derrotado del todo el enemigo, y Sucre ocupó la ciudad desierta.
Más de ochocientos de los rebeldes quedaron tendidos en el campo, fuera de los heridos, no habiendo costado al vencedor sino ocho muertos y treinta y dos heridos. Los vencedores llevados de la venganza contra un pueblo tenazmente enemigo suyo saquearon la ciudad.”
Recordemos que aquel Eusebio Borrero fue el incendiario del Patía, personaje siniestro que cuando vino con Joaquín de Caicedo y Cuero dio orden de prenderle fuego al pueblo del Patía, sacrificando a mujeres, niños y toda clase de persona que estaba refugiada en su hogar.
Siendo informado de los acontecimientos de Pasto, donde el pueblo se levanta en rebeldía al mando de Agualongo, luego de emitir su orden de destrucción total, Bolívar emite una proclama a los quiteños el 28 de junio de 1823 que dice:
“La infame Pasto ha vuelto a levantar su odioso cabeza de sedición, pero esta cabeza quedará cortada para siempre…
Esta vez será la última de la vida de Pasto: Desaparecerá del catálogo de los pueblos si sus viles moradores no rinden sus armas a Colombia antes de disparar un tiro…”
Es un similar lenguaje, guerrerista, belicista y camorrista, muy parecido al del norteamericano aventurero Alejandro Macaulay
quien vino con pretensiones de destruir a Pasto, pretextando rescatar al monarquista Joaquín de Caicedo y Cuero en 1812 que había venido a Pasto las 1200 libras de oro de Tacón
Preocupado, Bolívar, escribe nuevamente a Santander diciéndole el 3 de julio de 1823:“Imagínese Usted, el conflicto en que yo estaré, habiéndose levantado los pastusos el 12 de junio, y habiendo entrado Cantarac en Lima el 19 del mismo mes.
Estos determinados malvados –los pastusos- pueden invadir la provincia de Quito y tomarla si yo mismo no me les opongo con dos pequeños escuadrones y los pocos veteranos que nos quedan de Yaguachi y Vargas…Estos malditos pastusos nos quieren quemar la casa…”
Cuatro días después expresa a Santander el temor que le causan los pastusos por su valor y bizarría cuando le dice en carta suscrita el 5 de Julio de 1823. “Mañana me voy a encontrar con los pastusos, que tienen tanto orgullo tanto como la guardia Imperial…”.
Al derrotar en Tahuando, cerca de Ibarra a los pastusos, dice Bolívar a Santander el 21 de Julio de 1823 en carta que suscribe desde Quito:
“Logramos, en fin, destruir a los pastusos. No se si me equivoco como me he equivocado otras veces con esos malditos hombres, pero me parece que por ahora no levantaran más su cabeza los muertos.
Yo he dictado medidas terribles contra ese infame pueblo y Usted tendrá una copia para el ministerio, de las instrucciones dadas al general Salom.
Pasto es la puerta del sur y si no la tenemos expedita, estamos siempre cortados; por consiguiente, es de necesidad que no haya un solo enemigo nuestro en esa garganta
Lo peor de todo, es que cinco pueblos de los Pastos son igualmente enemigos, y algunos de Patía también lo son. Quiere decir esto que tenemos un cuerpo de más de 3.000 almas contra nosotros, pero un alma de acero que no plega por nada.
Acuérdese usted de lo que dije sobre la capitulación de Pasto, porque desde entonces conocí la importancia de ganar esos malvados. Ya está visto que no se pueden ganar, y por lo mismo es preciso destruirlos hasta en sus elementos»
Lo ha escrito Bolívar: «Quiere decir esto que tenemos un cuerpo de más de 3.000 almas contra nosotros»…, .
en otras palabras es todo lo que quedaba de la población de Pasto en 1823, cuando de acuerdo a Sañudo en 1809, al darse inicio las guerras de independencia habían algo más de 8.000 habitantes
Una población que como es normal debía crecer, estaba supremamente reducida a su más mínima expresión por el asesinato, el destierro y en general la violencia sistemática que se había empleado en contra de un conglomerado que defendía,
no tanto al monarca como se nos ha hecho creer, sino su propia existencia y la de sus familias. Más adelante transcribiremos textos de cartas de Bolívar que confirma esta aseveración.
Hemos visto como el lenguaje de Simón Bolívar contra Pasto y su gente no es nada conciliador, todo lo contrario: amenazante. Pasto “Desaparecerá del catálogo de los pueblos…Es preciso destruirlos hasta en sus elementos”, lo ha escrito el propio Bolívar.
Sigamos, entonces, conociendo más documentos que acreditan el odio de Bolívar contra Pasto y su gente.
Finalmente, así sea muy tangencialmente, conozcamos cómo fue el proceso que se dio en Pasto para que se erigiera en 1957 una estatua al caraqueño.
El General José María Obando ratifica el odio de Bolívar para con la gente de Pasto cuando en sus “Memorias” dice:
“Hecha la pacificación del país, me consagré exclusivamente a meditar su convalecencia y mejora.
El Libertador, arrebatado de aquella cólera que engendra un suceso inesperado que viene a perturbar algún plan político, había fulminado aquel famoso decreto reforzado con su proclama de 1822 en la cual sentencia a Pasto a SER BORRADO DEL CATALOGO DE LOS PUEBLOS;
sentencia bárbara que hasta entonces había sido fielmente ejecutada, pero era ya tiempo de que no lo fuese, y en pocos meses tuve el placer puro de ver establecidas escuelas en la capital y en varias parroquias…”
Encontrándose Bolívar en Pativilca, en carta suscrita el 10 de Febrero de 1824, le dice a Bartolomé Salom: “Se debe destruir a los pastusos. Ud. sabe muy bien que mientras exista un solo rebelde en Los Pastos, están a punto de encallar las más fuertes divisiones nuestras…”
Nos falta espacio para traer a referencia un gran número de documentos que reflejan el martirio, el sacrificio,
el dolor de la gente de Pasto frente a los crímenes de los denominados próceres de la independencia, concluyamos por ahora con la lapidaria frase de Simón Bolívar cuando desde Potosí en Bolivia escribió el 21 de octubre de 1825:”
«Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar.
De otro modo Colombia se acordará de los pastusos cuando haya el menor alboroto o embarazo, aun cuando sea de aquí a cien años, porque jamás se olvidarán de nuestros estragos».
Al surgir las discrepancias políticas con José María Obando por estar éste último en contra de la declarada dictadura del General Simón Bolívar, en proclama que dirige a los caucanos el 26 de enero de 1829, al referirse a la gente de Pasto, dice Bolívar:
“¡Pastusos! La fama de vuestro antiguo valor ha llevado a Obando a vuestro país para extraviaros; no le sigáis más; abandonadlo a la maldición que el persigue, arrojadlo a los torrentes del Guáitara o del Juanambú.
No excitéis más la venganza de Colombia. Mirad que la Providencia castiga a los perjuros, y nos ha concedido la destrucción de nuestros enemigos”.
Cuando Bolívar estando en Cartagena tiene conocimiento del asesinato de Sucre en el sector de Los Robles, al pie de La Jacoba, muy cerca de la población de La Venta hoy ciudad de La Unión al norte del Departamento de Nariño, desgraciado mató Sucre
de acuerdo con Tomas Cipriano de Mosquera se dice que exclamó: “¡Se ha derramado Dios Excelso, la sangre del inocente Abel! ¡Si tenéis justicia haced caer todo el rayo de vuestras manos sobre aquel monstruo!
¡Desgraciado de mí, que he dejado a ese malvado en el poder de hacer mal!”. Obviamente que se refiere a Obando, a quien culpa del asesinato de Sucre
y en tal razón también involucra a la gente de Pasto y por eso, treinta y ocho días antes de su muerte, Bolívar, desde Barranquilla, escribe la última de sus cartas que tiene que ver con el Sur de Colombia
y de manera particular con Pasto y su gente, dirigiéndose a Juan José Flores, el 9 de noviembre de 1830, le dice:“El nuevo General Jiménez ha marchado ya para el Sur con 1500 hombres a proteger el Cauca contra los asesinos de la más ilustre victima (Sucre).
Añadiré- dice Bolívar- como Catón El Anciano: “este es mi parecer y que se destruya a Cartago.
Entienda Usted por Cartago la guarida de los monstruos del Cauca. Venguemos a Sucre…Vénguese a Colombia que poseía Sucre, al mundo que lo admiraba, a la gloria del ejército y a la santa humanidad impíamente ultrajada en el más inocente de los hombres…”
¿La lapidaria expresión no tiene confusión alguna hacia quien está dirigida, cuál es la CARTAGO a que hace referencia? ¿Cuál es la “guarida de los monstruos del Cauca? ¡Es Pasto!, sin lugar a duda.
Implica categóricamente del asesinato de Sucre a José María Obando, y Pasto y su gente es el lugar donde el General Obando ha encontrado su refugio político para combatir la dictadura de Bolívar.
¡Malditos! ¡Demonios! ¡Infames! ¡Malvados! ¡Infelices! ¡Desgraciados! ¡Monstruos de ex creación!, fueron entre otros los epítetos insultantes con que calificara a la gente de Pasto Simón Bolívar.
Que cómo en Pasto después de saberse la actitud hostil de Bolívar contra su gente, se erigió una estatua en sectores de El Ejido.
La historia es simple: El General Gustavo Rojas Pinilla cuando ejerció la presidencia de Colombia, tuvo como sus más cercanos guardaespaldas a un grupo de gente de Pasto
, razón por la cual tomó mucho cariño y estimación a Pasto, correspondiendo con la ejecución de importantes obras para la ciudad tal es el caso del Estadio 13 de junio que hoy se conoce como Libertad;
el teatro al aire libre “Agustín Agualongo”; el Coliseo Cubierto “Sergio Antonio Ruano”; la Avenida “Gustavo Rojas Pinilla”, hoy “Los Estudiantes”; el aeropuerto de Cano, hoy “Antonio Nariño”, y otras.
Se ha dicho que cuando concluía su mandato, respetuosamente solicitó a la dirigencia de aquel entonces, le permitiesen ubicar una estatua de Bolívar,
situación altamente comprometedora sabiendo el comportamiento criminal que había tenido el caraqueño para con las gentes de Pasto; sin embargo,
Pasto nunca había tenido tantas obras ejecutadas por un gobierno nacional y en tal razón se acordó complacer al General Rojas Pinilla
permitiendo que la estatua de Bolívar sea ubicada en el sector de El Ejido, distante, muy distante para aquel entonces del sector urbano de la ciudad.
Fin.

Conclusión Bolívar se dejó manipular de Francisco Santander.

Hizo una guerra civil contra los pastusos y su líder para no llevar una concertación de la reforma agraria.

Por eso mató a Sucre con ayuda de Cipriano.

Obando hizo otra guerra civil con Melo
Missing some Tweet in this thread?
You can try to force a refresh.

Like this thread? Get email updates or save it to PDF!

Subscribe to Aemon Targaryan
Profile picture

Get real-time email alerts when new unrolls are available from this author!

This content may be removed anytime!

Twitter may remove this content at anytime, convert it as a PDF, save and print for later use!

Try unrolling a thread yourself!

how to unroll video

1) Follow Thread Reader App on Twitter so you can easily mention us!

2) Go to a Twitter thread (series of Tweets by the same owner) and mention us with a keyword "unroll" @threadreaderapp unroll

You can practice here first or read more on our help page!

Follow Us on Twitter!

Did Thread Reader help you today?

Support us! We are indie developers!


This site is made by just three indie developers on a laptop doing marketing, support and development! Read more about the story.

Become a Premium Member ($3.00/month or $30.00/year) and get exclusive features!

Become Premium

Too expensive? Make a small donation by buying us coffee ($5) or help with server cost ($10)

Donate via Paypal Become our Patreon

Thank you for your support!